Volvimos al Forum a eso de las 19:30, justo para ver el primer concierto que nos apetecía del dia: Mary Onettes (aunque Russian Red o Holly Golighty también me hubiesen apetecido, pero era demasiado pronto para mi cabeza...) Los suecos presentaban su primer Lp, The Mary Onettes en el escenario Vice, junto a una competición de veleros que no dejaban de pasar por allí. El concierto, homogeneo, potente y tan intenso como en disco, dejando bastante claro lo mucho que beben de bandas como Interpol, Editors, y principalmente Joy Division, pero a la vez lo suficientemente autónomos como para ser disfrutables. Presentaron algun tema nuevo en la misma senda épica con guitarras y teclados, y sobresalieron especialmente con Lost y Slow.
¿Y fue para tanto? Yo creo que sí, y mucho más. Con la misma formación, el mismo orden en el escenario y mismo repertorio (como única crítica posible decir que ya les vale no hacer ni una sola modificación respecto al show del día anterior) se presentaron ante nosotros sin decir la mínima palabra. Así, comenzaron de nuevo con Silence, continuando con Hunter, después Misterons, etc. Pero al margen de su mimetismo, valoraré otros aspectos. Para empezar, el sonido del Auditori, envolviendote completamente y remarcando cada textura, cada acorde y la voz de Beth de manera sobrenatural. Para continuar, unos visuales que no pudieron apreciarse el día anterior y que dejan en evidencia al supuesto videoartista Charles Atlas en su performance junto a Antony. Grabados a tiempo real, simétricamente y potenciando en cada momento lo más sobresaliente, ya fuese Beth o la percusión de Machine gun, y mezclados con imágnes varias, como el videoclip de The rip, hacían de cada canción una experiencia intensa y asombrosa. También las luces, especialmente al final de Misterons, tuvieron un papel fundamental en la magia del concierto. Más breve que el dia anterior, se fueron para hacer un bis con los temas que sabíamos que faltaban por tocar: Threads, Roads y We carry on, sobrecogedoras y apabullantes. Ya con esta última, el delirio: Beth bajandose hacia el público y animándoles a subir al escenario, terminando su actuación como una improvisada rave en la que nos sentimos especiales. Absolutamente perfecto. Sublime.
Salimos a tiempo de ver un poco a Devo en el escenario Estrella Damm (en el que el día anterior no había habido ninguna actuación), pero ante lo vivido anteriormente ver una panda de abuelos con gorros rojos en forma de pirámide maya, desgañitándose com locos no era lo más apetecible en ese momento. Así que nos fuimos hacia el escenario ATP a ver a Polvo, grupo en la senda del ruidismo y distorsión de Sonic Youth, pero tras unos quince minutos decidimos que su propuesta sonaba en realidad bastante anticuada y superada en la actualidad y nos fuimos a otro lado.
Nos acercamos al escenario Rockdelux para ver a Cat Power, que empezaba sobre a 1:15 de la noche. Tengo que decir que no soy especialmente fan de Chan Marsall y su grupo, pero tampoco entiendo lo mal que ha tratado la crítica su show. Con mucha energía y buena voluntad (cosa que por lo que cuentan no era habitual ya que lo normal es que acabase sus conciertos borracha a la mitad tipo Amy Winehouse) hizo un repaso a la historia del rock, el soul y el blues con su voz ronca y ese disco de homenaje a sus artistas preferidos que es Juke-box. No me entusiasmó ni me he vuelto fan suyo tras su show, pero me divertí un rato con ella.
Ya a las 2:15, con el escenario Estrella Damm a reventar, esperando a que comenzase The go! team, una de las grandes decepciones del festival. Vale que no es que sea precisamente una groupie suya, pero sus discos son bastante divertidos y estimulantes, con esa forma en la que mezclan el pop, el hip hop, el soul y el punk de manera tan desvergonzada, y esperaba lo mismo de su directo, pero no fue así en absoluto. Tópicos, lineales y aburridos, así es como los definiría, Mucho esfuerzo por parte de todos, pero no invitaron a bailar ni a divertirse en ningún momento. Debimos aguantar media hora como máximo.
Y después, intención de ver un rato a El Guincho pero llegamos cuando éste habia acabado su show y empezaban Holy Fuck, ese grupo canadiense del que ya hemos hablado en Gesloten anteriormente. Su propuesta sí que es innovadora: hacernos bailar con cualquier cosa que caiga entre sus manos haciendo kraut-rock. Desde luego divirtieron y nos hicieron bailar todo su concierto, que casi a las seis de la mañana ya era bastante.
En resumen, la jornada del viernes fue la peor en cuanto a conciertos (aunque con el mejor concierto posible: Portishead) pero igual o más divertida que el jueves y el sábado.
7 comentarios:
Sin duda el concierto de Portishead fue realmente especial incluso para aquellso que no somos tan fans como tú querida Lady, en cualquier caso creo que lo del auditori lo deben mejorar, si la entrada estuviera numerada me hubiera dado tiempo a ver a The Sonics (por lo que me han dicho parecía que estaba a cámara lenta). No veo que sentido tiene obligarnos a hacer cola una y otra vez
¿Quieres decir que no ibas un poco borracha?
Einh que insinuas? Borracha yo?
Espero poder ver algún día a Portishead en directo. Y de lo que no tengo duda es que la combinación Monsieur-Lady es garantía de pasarlo bien (sublimes momentos si el resto de la crew está presente también)
Gosh!! 10 dias borraxa?! Con colofón final de Portishead! Es la despedida perfecta de Barna. Besicos guapa y te sigo leyendo desde aquí!
he visto el vídeo del guisante mágico. Odio el nombre del grupo pero el vídeoclip me encantaaaaa
tranquila lady creo que lo de borracha iba por mi (a pesar de confundir el género), me suena ese tal monsier trece-catorce...
y ti carol más te vale hacerte incondicional
Publicar un comentario