viernes, 9 de enero de 2009

MÁS APUNTES MUSICALES DE 2008

Tras una larga gripe-vía crucis que me ha tenido encerrada a cal y canto en mi frío apartamento de San Petersburgo, a temperaturas bajo cero, y que me ha impedido dedicar tiempo a nuestro Gesloten -así como reunirme con algunos de mis compañeros de redacción en Madrid- quiero realizar unos últimos apuntes musicales al año que nos acaba de abandonar (por supuesto, de la manera más humilde porque la lista más acertada y mejor elaborada, ya la realizó nuestro querido Truman). Las listas y resúmenes, de los que ya estamos hartos como bien dice Charmeur Kiwi, sirven para hacerse una idea general de todo lo que ha salido al mercado. Eso sí, las preferencias por los discos, al menos bajo mi punto de vista, varían muchísimo con el paso del tiempo y ese álbum que machacas durante semanas puede caer en el olvido con el paso de los meses; por el contrario, hay trabajos que ganan con las escuchas y otros que previamente son ignorados y al cabo de un tiempo llegan a tus manos para ser redescubiertos. Todo es muy susceptible de cambiar. Para mí, 2008 no ha sido la bomba a nivel musical (en realidad, pocos discos han conseguido sacudir mis emociones en lo que llevamos de siglo y sigo echando de menos la espontaneidad de los 80 y la tremenda intensidad de los 90): no veo más que plagios de otras épocas y artistas de toda la vida lejos de la creatividad que demostraban en sus comienzos. Por eso no dejo de regresar a décadas pasadas: por ejemplo, en mis tiempos de facultad, comenzaron a gustarme Janis Joplin o The Doors, no me enganchó la música de The Cranberries hasta finales de los 90 y desde hace poco, estoy embelesado con la música de Siouxsie and the Banshees (si escucháis su primer disco, “The Scream”, de 1978, no dejaréis de daros cuenta de las fotocopias que vinieron después, por poneros solamente un mínimo ejemplo). A la cantante británica tuvimos oportunidad de verla presentando su primer disco en solitario, “Mantaray”, en esa olla caliente que fue el Saturday Night Fiber.

Voy a comentar los cinco discos que más he escuchado en tres apartados, porque quiero matizar algunas cosas. Se trata de artistas más que conocidos por todos.

Pretenders, Alanis Morissette y The Charlatans

Pretenders: “Break up the concrete”

Todavía no he visto a fecha de hoy el último disco de Pretenders por las tiendas habituales, algo que a estas alturas me parece vergonzoso y cada vez ocurre más con muchos artistas, sean de la categoría que sean. Pude escuchar “Break up the concrete” porque Chrissie Hynde, en el mismo acto de generosidad que bandas como Radiohead, ofreció la posibilidad de escuchar el álbum gratis a través de determinadas webs. Incluso se podían descargar todos los temas sin pagar un euro. Ya sé que me gusta mucho la música que hacen y la objetividad puede brillar por su ausencia, pero para mí ha sido uno de los trabajos más frescos y potentes de 2008. Y también lo ha afirmado el escritor Stephen King. Pensaba que era la única persona que así lo creía. Contando con el apoyo del autor de “El resplandor”, no os aconsejo que me llevéis la contraria. 8,5/10
Pincha aquí para leer la crítica de “Break up the concrete”
Pincha aquí para leer la retrospectiva de la discografía de Pretenders

Alanis Morissette: “Flavors of entanglement”

Este ha sido el año de mi reconciliación con Alanis Morissette, como ya comenté. Hablo a nivel musical, porque a esta chica es mejor escucharla y punto, aunque también es verdad que sus espasmos epilépticos han disminuido con el tiempo. Su álbum anterior, “So-called chaos”, me pareció tan malo que llevaba casi cuatro años sin escuchar ninguno de sus discos (seguro que su relación con el actor Ryan Reynolds le perjudicó bastante a nivel creativo). En el caso de algunos artistas, nada como afrontar el infierno de una separación para dar a luz un trabajo, como mínimo, aceptable. Además, la cantante es una gran letrista. Quizá el error de Alanis haya sido privilegiar las canciones menos influidas por el productor que ha trabajado con ella, Guy Sigsworth. Los singles que ha sacado hasta ahora (sobre todo “Not as we” e “In praise of the vulnerable man”), no representan del todo el devaneo electrónico y algo industrial por el que se ha inclinado la canadiense, algo que ya comenzó a hacer con su disco “Supposed former infatuation junkie” y en su cover del “Crazy” de Seal, incluida en el recopilatorio que sacó al mercado en 2005. 7,7/10
Pincha aquí para leer la crítica de “Flavors of entanglement”

The Charlatans: “You cross my path”

Este grupo es otro ejemplo de lo que comentaba al principio. Comenzaron su carrera a principios de los 90 pero yo los descubrí en 2007. Los vimos en directo el año pasado en el BBK de Bilbao y, a pesar de que se notaba que buena parte del público no sabía bien quiénes eran The Charlatans, éstos supieron enganchar al personal con un fantástico set list. Genuino sonido Manchester o como lo quieran llamar (yo no he estado nunca en esa ciudad británica). Su último trabajo merecía estar en algún que otro resumen musical. Pero la modernidad que nos guía a través de la oscuridad, si ya ha enterrado a Interpol por un disco genial como “Our love to admire”, entre otras muestras, debemos suponer que ya ni se acordarán de la banda de Tim Burgess. Como ha pasado con Leonard Cohen, en cuanto el FIB lleve a Suzanne Vega a este festival, entonces la cantante norteamericana será lo más de lo más (por poner un ejemplo y para que de paso leáis –los que no lo hayáis hecho- la retrospectiva que hicimos Truman y yo sobre su discografía, con primera y segunda parte). En fin, creo que me estoy haciendo mayor. 7,5/10
Pincha aquí para leer la crítica de “You cross my path”

Portishead: nace el mito “Third”

A lo largo de la historia de la música han surgido varios mitos. Por ejemplo, dicen que cuando Madonna sacó su primer single todo el mundo pensaba que era negra (claro, es que tiene la misma voz que Odetta o Nina Simone) o que Marilyn Manson, que recientemente ha celebrado su 40 cumpleaños, era el actor que interpretaba al gafitas de “Aquellos maravillosos años” (serie estadounidense de la que se copia la terrible y repulsiva producción de Televisión Española “Cuéntame”). Todo son leyendas que conforman una mentira detrás de otra, a cada cual más absurda. Este 2008, nos ha traído otro mito alrededor del tercer y sobrevalorado trabajo de Portishead, “Third” (valga la redundancia).

Tengo los dos discos anteriores de la banda pirateados (¡socorro que viene la SGAE!) y me gustan moderadamente, aunque no son los que más escucho (sin el CD original me olvido fácilmente de las copias, salvo que les haya puesto alguna carátula). Pero ojo, no estoy diciendo que “Third” sea un mal álbum, ni mucho menos. Por un lado, creo que no ha sido para tanto, y por otra parte se han elaborado muchas definiciones que han ayudado a moldear una leyenda del tipo “Los Beatles son lo mejor” (menudo tostón de grupo). Se han esgrimido sentencias como “con este disco Portishead busca incomodar” (si quiero que broten de mí sentimientos desagradables me pongo un disco de Miguel Bosé, Alejandro Sanz, Shakira, Mariah Carey, Britney Spears o El Canto del Loco, tenemos miles de formas de tortura), “nadie hubiese podido cantar estas canciones salvo Beth Gibbons” (claro, es que las ha compuesto ella junto a sus compañeros, si las hubiese creado otra, las habría interpretado igualmente), y así hasta un sinfín de frases hechas que se han repetido hasta la saciedad. Me gusta mucho el primer single, “Machine gun” pero, ¿eso no lo había hecho ya Björk en su “Homogenic”? (sin duda, el mejor disco de la islandesa). También son bonitas otras canciones como “The rip” o “Hunter”, pero hay momentos en los que la forma de cantar de Gibbons en cortes como “Small”, dan ganas de zarandearle para que se dé cuenta de que ya no tiene veinte años. Digamos que estoy entre los análisis de Lady Foster y Truman Von Harket y, como mucho, al último disco de Portishead le doy un 7/10. Porque reitero, han grabado un trabajo aceptable para haber estado tantísimo tiempo sin publicar nada como banda, pero no es para lanzar tantos petardos ni es una obra de arte. Como alguien dijo con respecto al “Volta” de Björk (pincha aquí para leer la crítica en Gesloten), probablemente “Third” me hubiese impactado más de haber salido al mercado en los 90.

Sobre R.E.M. y The Cure


R.E.M. y The Cure, junto a Pretenders, son mis grupos favoritos por encima de todo lo habido y por haber. El último trabajo de la banda de Michael Stipe no ha estado en muchas listas con lo mejor del año, tal y como le ha pasado a Chrissie Hynde. Robert Smith no ha estado directamente en ninguna parte con su “4:13 Dream”. Que la mayor parte de los discos de estos grupos sean tan buenos no es algo que pase con todos los artistas. Si alguien pone un listón tan alto con un “Disintegration” o un “Automatic for the people”, ¿merece que sigamos exigiendo el mismo nivel? Y no digo que haya que conformarse con el primer truño que saquen pero si tu plato favorito es el jamón serrano, ¿lo vas a comer todos los días? ¿No nos alimentamos diariamente también de cosas que no nos gustan tantísimo? Debate para los preludios del final de esta década.

R.E.M.: “Accelerate”

Es muy curioso, aunque también puede que haya sido culpa del marketing o qué sé yo, pero casi todo el mundo sabe que el primer disco de R.E.M. es el fantástico “Murmur”. A partir de ahí, y hasta el quinto álbum, “Document” (el que puso más en el mapa a la banda hasta la explosión de “Out of time”), hay una especie de abismo en el que pocos conocen “Reckoning”, “Fables of the reconstruction” y “Lifes rich pageant” (en la versión española sobre el grupo en Wikipedia, a fecha de hoy, ni siquiera se ha redactado nada sobre ellos). Aunque bien es cierto que “Accelerate” regresa en buena parte al sonido de “Document”, también se alimenta bastante de esos tres desconocidos discos. Hay mucha espontaneidad, un sonido muy básico y desde luego, supera al primer bajón de R.E.M.: el irregular “Around the sun” (de todas formas, ojalá todos los malos trabajos fuesen así). Con buenos temas como “Supernatural superserious”, “Man-sized wreath”, “Until the day is done”, “Mr. Richards” o “Living well is the best revenge”, “Accelerate” es un trabajo muy correcto que gana en directo. ¿No os ha pasado nunca que tras escuchar canciones de vuestros grupos favoritos en sus conciertos os han gustado más en casa? Eso mismo nos ocurrió con Stipe, tanto en el BBK de Bilbao como en la Plaza de Toros de Madrid. Por cierto, ¿alguien sabe cómo le lió la cabeza el horrendo Miguel Bosé a Michael para que hiciese un dúo con él en el asqueroso, vomitivo y machacado “Papito”?
Mi puntuación para “Accelerate”: 7,5/10
Pincha aquí para leer la crítica de "Accelerate", por Truman Von Harket


The Cure: “4:13 Dream”

En realidad, llevo solamente un día escuchando el disco entero de The Cure (ya está por ahí a 9 o 10 euros, un precio razonable para comprarse un CD). Había escuchado temas sueltos, y aunque tampoco me habían enganchado del todo, creo que muchas veces hay canciones que se aprecian mejor si forman parte de un conjunto. Y además, soy más de álbumes que de singles o cortes sueltos. Coincido en lo que ya comentó en su día Lady Foster acerca de “4:13 Dream”. No estamos ante un “Disintegration”, un “Wish”, un “Pornography” o un “Seventeen seconds”. Pero es un buen disco, a pesar de que la mayoría no deje de exigir el mismo nivel que Robert tuvo en su día. Probablemente mi objetividad brille por su ausencia, pero también es posible que ese término no exista en ninguno de nosotros y no pasa nada (en la carrera de periodismo nos mintieron en muchísimas cosas, y una de ellas es esa). A mí todos los trabajos de The Cure tras “Wish”, en mayor o menor medida, me han gustado. ¿Deberían haberse tomado las cosas con calma y, entre lo mejor del anterior álbum y éste, realizar un disco mucho mejor? Probablemente. A colación de todo lo que he querido decir en estas líneas, prefiero a Robert Smith millones de veces antes que a cualquiera de los sobrevalorados clones que han ido surgiendo con el cambio de siglo. Esos a los que la secta moderna eleva a los altares y después tira a la basura cada dos por tres. Y es que de “4:13 Dream” me parece casi todo aceptable, desde “Underneath the stars” y “The only one”, pasando por “Freakshow” y “The hungry ghost” hasta “Sleep when I’m dead” e “It’s over”. Al igual que su disco "Bloodflowers" (2000), éste también crecerá con el paso de los años y contra más se deje reposar.
Mi puntuación para “4:13 Dream”: 7,5/10
Pincha aquí para leer la crónica del concierto de The Cure en Madrid, por Lady Foster
Pincha aquí para leer la primera parte de la retrospectiva de la discografía de The Cure
Pincha aquí para leer la segunda parte

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenísimo repaso. Te echabamos de menos.