viernes, 28 de noviembre de 2008

SUZANNE VEGA, RETROSPECTIVA (y II)


99.9 F° (1992)

El cuarto disco de Vega se publica en 1992 de una forma bastante discreta. “Days of open hand” no había repetido el éxito multitudinario de “Solitude standing” y Vega comenzaba a ser vista como una rara avis en la escena del pop internacional: una artista que no estaba dispuesta a pasar por el aro de una comercialidad vacua, y que para bien o para mal no permite ingerencias de su discográfica en cuanto a su música, no accediendo a dar un giro a su carrera hacia terrenos de mayor accesibilidad. Aún así recuerdo haber visto el clip de “When heroes go down” en el programa de los 40 Principales que se emitía en aquella época en Canal +. Probablemente se trató del último single promocionado a un nivel mainstream de la neoyorquina.

En efecto Vega va por libre y "99.9 F°" es una buena prueba de ello. Es un disco muy personal una vez más y sorprendentemente exuberante en diversos pasajes del mismo. El ambiente de este cuarto trabajo es claramente diferente al intimismo de “Suzanne Vega” o “Solitude Standing” y a la accesibilidad y ensoñación un tanto de manual de “Days of open hand”. "99.9 F°" es un disco con raíces mas rockeras, posee una instrumentación mas rica y variada que cualquier disco de la artista y un aire de experimentación recorre el conjunto formado por estas trece canciones; Vega parece ser consciente de que será difícil para el oyente mantener la atención y comienza el disco con un revelador “Excuse me / If I may /Turn your attention/ My way /One moment/ I won't plead/ It isn't much/ It's what I need”

Con todo ello no es este, ni mucho menos, mi disco favorito de Vega. No es un trabajo homogéneo como su debut, ni poseedor de la gracia, la inspiración y la emoción de “Solitude standing”. La dispersión y variedad de ideas del disco hace que se desordene mentalmente en mi cabeza. Tiene demasiadas canciones, demasiado cortas algunas de ellas, con duración de dos minutos en muchos casos, y se renuncia a un intimismo lleno de hallazgos estilísticos en beneficio de cierto aire entre mecánico o industrial y circense en los arreglos (“As a child”, “Fat man & dancing girl”, “Blood makes noise”). Pero el problema básico para estar ante un disco insatisfactorio bajo mi punto es esa variedad de ideas, que se apilan en montones sin ser desarrolladas ni ordenadas de una forma coherente. A ese aire exuberante se le une el pop comercial muy brillante (“In Liverpool”, “As girls go”), que a su vez convive con baladas con tendencia a un irrefrenable sopor en su desnudez (“Song of sand”, “Private goes public”, “Blood sings”) perdiendo ese extraño equilibrio intangible que hace que en algunos discos esa combinación de elementos diversos encajen en perfecta simetría y en cambio en otros casos te parezca que se pierde cierto orden y el conjunto se asemeje a una suma de piezas oscilantes entre lo brillante y lo mediocre.

En cualquier caso "99.9 F°" es un disco recomendable a pesar de cierta sensación cercana a lo frustrante o lo decepcionante, pero solo bajo el prisma o la consideración de que su autora nos ha entregado varios discos memorables a lo largo de los años. Este disco por desgracia y a pesar de apuntes sobresalientes no podemos catalogarlo como tal.

CALIFICACIÓN; 6,5/10
IMPRESCINDIBLES; “As girls go”, “In Liverpool”, “When heroes go down
LO MEJOR; La amplitud de miras de Vega que abre nuevos caminos estilísticos en muchos temas
LO PEOR; Para este disco son definitivamente un lastre algunas canciones que no dan la talla melódicamente (“Blood makes noise” o “Song of sand” son dos ejemplos)
Por Truman

Nine objects of desire (1996)

Si tuviese que definir en pocas palabras el quinto disco de estudio de Suzanne Vega, “Nine objects of desire”, diría que es el trabajo más lujoso y sofisticado –en el buen sentido de los calificativos- de la cantautora. Continuando en gran medida con el sonido más electrónico e industrial de “99.9 F°”, pero con una producción más limpia –también por parte de su ex marido, Mitchell Froom-, la artista saca su lado más sensual y carismático. El primer corte del disco, “Birthday (Love made real)”, que habla del nacimiento de Ruby, la única hija de la norteamericana, es un puente de ritmo progresivo que engancha desde los acordes iniciales (también aborda el tema en la fantástica “World before Columbus”). Con el gran bajo de “Headshots”, y la hipnotizante “Caramel”, Vega nos apunta que a moderna no le gana nadie (lo anuncia en la portada). Incluso puede hacernos bailar con “Casual match”, una pieza amena de reminiscencias poperas que bien podría servir para cualquier momento de pasarela o retratos setenteros.

Con toques de jazz y una letra profundamente poética y fantasmal, “Thin man” es otro de los temas a destacar (tarea algo difícil porque la calidad y el trabajo bien hecho se siembran a lo largo de todo el disco). Con “Honeymoon suite” y otro sencillo eficaz, “No cheap thrill”, Vega nos introduce a través de sus inteligentes líricas en el buen momento personal que estaba pasando en aquellos momentos a nivel familiar. Como anécdota, la banda estadounidense Plump (con “p” al final), se puso el nombre tras escuchar el último corte de “Nine objects of desire”, la bonita y metafórica “My favourite plum”.

Se trata de un álbum compacto, homogéneo y de una ejecución tan cuidada, que hay momentos en los que da la sensación de que Suzanne te está cantando al oído mientras el acompañamiento instrumental se acomoda tras ella. Sorprendente.

PUNTUACIÓN: 9,5/10
LO MEJOR: Suzanne consigue moverse por terrenos que otras cantautoras no han seguido jamás.
LO PEOR:
lo difícil que es para algunos encontrar la parte divertida e irónica de la cantante, así como su gran calidad como observadora. Y luego ponen en el currículum que saben inglés…
DESTACABLES:No cheap thrill”, “Caramel”, “World before Columbus”, “Headshots”, “Birthday (Love made real)”, “Casual match”, “Thin man”…
Por Gaspashá

Songs in red and gray (2001)

Cinco años después de “Nine objects of desire” Suzanne Vega publica su sexto álbum de estudio. En el espacio entre ambos Vega vive el infierno de una traumática separación. Es imposible entender este “Songs in red and gray” sin esta información previa ya que líricamente estamos ante un trabajo que da vértigo ante la desolación, la rabia y la tristeza que supura cada frase pronunciada por Vega, comenzando por la arrolladora y descorazonadora “Penitent” (“I look for you in heathered moor/the desert, and the ocean floor/how low does one heart go”) tema que la primera vez que escuché puse en Repeat durante cerca de media hora y que se revela como el mejor tema del álbum y una de las cimas en la carrera de la artista.

Si en “Penitent” Vega pone las cartas sobre la mesa acerca de la sima emocional en la cual se encuentra, el resto del disco navega por similares aguas aunque bajo un tamiz de esperanza. En “Widow’s walk” no duda en considerarse una viuda que ha fracasado en su matrimonio, pero el estribillo resulta deslumbrante y aparece el futuro en forma de un horizonte quién sabe si repleto de promesas, en “Soap and water” vuelve al drama, esta vez desde el punto de vista de su hija (“Daddy’s a dark riddle/Mamma’s a handful of torrns/you are my little kite/caught up again in the/household storms”) con una melodía de una delicadeza que asombra y en “Song in red and gray” nos encontramos de nuevo los reproches, la vergüenza y las dudas (“Did I break the thread, or did you break the thread”) y el tono festivo de “Last year’s troubles o “If I were a weapon” sirven de perfecto contrapunto para oxigenar y aligerar el conjunto a pesar de que sus letras siguen siendo reveladoras.

Son solo algunos ejemplos de la angustia que emana del disco y de los contrastes que Suzanne Vega trata de introducir a lo largo del mismo. Es este un trabajo bellísimo en lo lírico, aunque difícil de disfrutar en ocasiones por la dureza e intensidad de los sentimientos que hay en juego, y en lo estilístico abandona la ciudad y los cafés y el tono general se acerca a un pop con cierto aire rustico, de paisajes color sepia en el otoño del noreste de los EE.UU., en esos pueblos de casas con vallas blancas junto a desfiladeros bañados por el océano. Allí se encuentra el refugio de Suzanne Vega, y allí nos transportan estas trece canciones. Si no es un álbum a la altura de sus clásicos es por el bajón que pega en su parte final, con algunos cortes un tanto tediosos como la monótona “Harbor song”, o esa “Machine ballerina” que incide en los defectos de "99.9 F°". Por lo demás estamos frente a frente con una obra de una sinceridad abrumadora, de una lucidez que pone de manifiesto la inteligencia de su autora, impregnando a estas trece piezas de un buen gusto, una sensibilidad y un pudor a la hora de desnudar sus sentimientos digno de admiración.

CALIFICACIÓN; 7,75 / 10
LO MEJOR; La profundidad emocional que atesora el disco.
LO PEOR; La banalidad de algún tema frente a la seriedad del resto.
IMPRESCINDIBLES; “Penitent”, “Soap and water”, “Widow’s walk”, “St. Claire”, “Song in red and gray”, y “(I’ll never be) Your Maggie May
Por Truman

Beauty & Crime (2007)

Durante un paréntesis de seis años, Suzanne Vega se encontró sin marido, sin discográfica y llevando a su hija al colegio mientras escuchaba a su alrededor “mira, mira, es la cantante de Luka”, lo que le hacía preguntarse qué narices pintaba en este mundo. Finalmente, la compañía Blue Notes le permitió grabar “Beauty & Crime” –y además encontró el amor de nuevo y volvió a casarse-. La espera ha merecido la pena y confirma que más vale estar un tiempo sin sacar nada antes que publicar trabajos que entierren una carrera. La cantautora es poco prolífica, pero cada disco que saca es producto de la cocina a fuego lento. En este caso, en Gesloten remarcamos este álbum como uno de los mejores del año pasado –y de lo que llevamos de década-. Con esta tanda de nuevas canciones, Vega realiza su particular homenaje a Nueva York, su ciudad adoptiva (en realidad nació en Santa Mónica, California). Y para ello, nos retrotrae a esos momentos otoño-invernales que tan bien sientan a las grandes urbes (y a los que no soportamos el calor del verano). Porque “Beauty & Crime” es un regreso a los cafés literarios y de música en directo en los que se puede fumar y tomar un buen vaso de Johnny Walker mientras se escucha música en directo. Suzanne Vega imprime jazz y sentimientos de metrópoli como solamente ella sabe hacerlo. Dedica el disco en general a su hermano fallecido, y en especial en la preciosa “Ludlow Street”, calle donde él vivió.

Con la acústica, sencilla y apasionante “New York is a woman desnuda la ciudad de los rascacielos realizando una radiografía en la que combina sus encantos, sus peligros y en definitiva, el gran mito reflejado en las películas estadounidenses. Aparte de realizar guiños a su nuevo marido en “Bound” o a su hija en “As you are now”, también regresa un poco a la electrónica de sus dos trabajos anteriores en la rítmica “Unbound”. Vega, como contadora de historias ajenas sigue siendo exquisita, y buena prueba de ello son las canciones “Frank & Ava”, “Pornographer’s dream” o “Edith Wharton’s figurines”. Incluso se inspira en un amigo de su hermano, un pintor de graffities en “Zephyr and I”.

Frío de noviembre o diciembre, cafés a media luz, cigarrillos que se consumen solos y un libro dispuesto a ser devorado. Eso es “Beauty & Crime”, rematado muy bien con “Angel’s doorway” y “Anniversary”. Absolutamente imprescindible y apto para degustadores de soledad.

PUNTUACIÓN: 9,5/10
LO MEJOR: lo bien que describe Nueva York y el contexto que imprime en todo el disco.
LO PEOR: ha vuelto a quedarse sin discográfica y no lo entiendo.
DESTACABLES:New York is a woman”, “Frank & Ava”, “Ludlow Street”, “Pornographer’s dream”, “Edith Warton’s figurines”, “Angel’s doorway”…
Por Gaspashá

Para consultar la 1ª Parte de la Retrospectiva, aquí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Fantastica retrospectiva y fantastica Suzanne Vega. A mi 99.9 F me gusta bastante. Saludos

Anónimo dijo...

Solo queria opinar sobre tu comentario de la cancion Blood makes noise, creo que es una burrada y si bien no te gusta el estilo de esa cancion (probablemente la mas radical que tiene) no deja de ser una obra de arte lirica (sobre todo si sabes de que trata la cancion) y musicalmente y negarlo es demostrar no tener ni puta idea de musica.