jueves, 27 de noviembre de 2008

“808’s & HEARTBREAK”: KANYE WEST NO SALE DE CASA SIN EL VOCODER

Hace un par de décadas un músico como Kanye West, superestrella en su país donde despacha millones y millones de cada uno de sus discos, tendría que haber sido un ídolo planetario, como lo fueron Madonna, Michael Jackson, Prince y Bruce Springsteen, el poker de ases que en los ochenta redefinieron el concepto de estrella musical y elevaron el mainstream a los altares del arte popular con álbumes como “Purple rain”, “Thriller”, “Like a virgin”, “True blue”, “Bad”, “Born in the U.S.A”...

En cambio el artista más relevante de esta década en U.S.A no se come un colín en Europa. Sus discos pasan sin pena ni gloria por los charts de Italia, Francia, Alemania, por no hablar de España, donde es una figura prácticamente desconocida a nivel popular. Solamente en Reino Unido ha alcanzado cierta relevancia, aunque también allí abundan los artistas con ventas superiores a las de “Graduation”. Sus giras lejos de ser multitudinarias tienen lugar en recintos de pequeño aforo, y el público en los mismos está predominantemente formado por yankees de paso, ya sea de vacaciones o como estudiantes, y el público local se reduce a algún curioso o despistado, casi siempre invitado...

West es plenamente consciente de esto. Le bastará con echar un ojo al informe de ventas que le envia su discográfica: mientras sus discos venden sobre 4 millones en USA, en el resto del planeta apenas suman unos pocos cientos de miles, si llegan. Como hiphopero West resulta atípico: es educado, le gusta vestir bien, condena la homofobia y la mosoginia y huye de cualquier forma de violencia. A pesar de ello sus discos siguen siendo de hip hop. Y la sensibilidad musical europea se encuentra a años luz de este estilo lo que explica en buena parte el por qué a Kanye le va mal por aquí y nos daría pie de paso para reflexionar sobre como se ha abierto una enorme brecha de incompatibilidades entre los gustos del público americano y europeo que daría para un análisis demasiado extenso como para tratar aquí.

Con “808’s and heartbreak”, West se lanza a la conquista del mundo y para ello se acerca al pop, al lado melódico de la música en un álbum reposado y muy bello e inspirado en algunos pasajes. Como seguidor confeso de grupos como Coldplay o Keane, podríamos esperar un disco de pop cristalino. Sin embargo West opta por crear melodías más recargadas, atmosféricas en muchos momentos. Pero lo que más llama la atención es el uso y abuso que realiza del vocoder o sintetizador de voz, de forma que es prácticamente imposible escuchar limpia su voz a lo largo del disco interpretando sus letras acerca de abandonos, fracasos amorosos y soledad en la cumbre del éxito...

West pretende entonces conquistar el mundo a golpe de vocoder. Le deseamos suerte. Porque canciones interesantes no le faltan. Sin embargo el disco según avanza se hace algo cansado de escuchar por culpa de una producción que abusa de los gadgets electrónicos, con el ánimo de recrear un futurismo abiertamente demodé, un retro futurismo encantadoramente kitsch a ratos, pero aburrido en otros instantes. Aún así temas como “Love lockdown”, “Paranoid”, la exageradísima “RoboCop” o las sensuales “Bad news” o “Say you will” bien merecen varias escuchas: crecen y crecen, y hasta es posible que se queden mucho tiempo en nuestro reproductor de MP3 si olvidas tús prejuicios, y ponen de manifiesto el talento melódico de su autor, al que encantados damos la bienvenida al pop.

CALIFICACIÓN; 6,5/10
LO MEJOR; El talento para la melodía del cual hace gala West.
LO PEOR; Esa querencia por el lado kitsch de la vida, en forma de omnipresente vocoder.
IMPRESCINDIBLES; “Say you will”, “Robocop”, “Bad news” y “Heartless”.

2 comentarios:

gaspashá gorkovskaya dijo...

Fantástica review, la próxima vez que nos encontremos en Nueva York espero me enseñes tus técnicas para escribir tan increiblemente bien. Abrazos gélidos desde San Petersburgo

Anónimo dijo...

Vaya!! Yo no opino lo mismo...

Like a virgin!! UUHH! Touched for the very first time!