Y la historia dentro de la historia: Owen Brick, mago neoyorquino de poca monta, que un día cualquiera, sin saber el cómo ni el por qué, se encuentra inmerso en la vorágine y el horror de una guerra, responsable de una misión decisiva y desconcertante: asesinar al escritor que está creando dicha guerra, que esta imaginándola, haciéndola real. Es el elegido para acabar con la contienda que enfrenta a americanos contra americanos. Una guerra civil consecuencia de los resultados de las elecciones del 2000, que provocan la independencia de buena parte de los estados de la nación. Una guerra en un país que no vivirá el 11 de septiembre, ni la guerra de Irak, solo su propia guerra interior.
Estos son los dos relatos principales que vertebran “Un hombre en la oscuridad”. Pero por supuesto hay mucho más: es una obra acerca del placer de contar historias, de escucharlas, de leerlas deslumbrados. Cuentos dentro del cuento, fabulas y ensoñaciones. Una vez más historias entrelazadas, la ficción dentro de la ficción, el juego entre la realidad y la fantasía- ¿pero es que existe diferencia alguna entre ambas?-. “Un hombre en la oscuridad” es Auster en estado puro. Su autor pone al servicio del lector su conocimiento sobre el cine-fantástica su teoría acerca de los objetos inanimados como medio trasmisor de la emoción humana en filmes de Renoir, De Sica y Ray-, y reflexiona con desesperanza, sobre amores perdidos, sueños truncados y el enorme peso de las “ausencias omnipresentes” en nuestras vidas. Auster vuelve a hechizarnos, nos agita y nos lleva lejos, mediante la fabulación, con su prosa concisa y elegante que con precisión implacable disecciona ese mundo decepcionante, pero que sigue girando. Un mundo retratado por su autor con pesimismo galopante, con horror descarnado mediante un desenlace lleno de una violencia atroz y real, de una de locura fanática estremecedora en las páginas finales de la obra.
Auster, instalado en las sombras.
No todo es positivo, por desgracia. Cómo “pero” podríamos señalar la duración de la novela. A Auster se le lee casi siempre en un suspiro y doscientas páginas se antojan del todo insuficientes, especialmente cuando una de las historias finaliza de forma abrupta, inesperada y anticlimática, dejando al espectador una extraña sensación de insatisfacción, de promesas incumplidas ante lo que se nos venía encima, necesitando más cantidad de todo. “Un hombre en la oscuridad” provoca por tanto un sabor agridulce en el lector ligado a obra no rematada, inconclusa en cierto modo, y a pesar de no dejar cabos sueltos en su acción, parece no finalizada satisfactoriamente, lo que la deja unos peldaños por debajo de obras insuperables como “La música del azar”. En cualquier caso estamos ante una lectura fascinante, imprescindible para la legión de seguidores de su autor.
2 comentarios:
Como las novelas de Auster tus post también se leen en milésimas de suspiro y todos queremos más y más. Gracias por la recomendación.
Totalmente de acuerdo contigo Truman, estoy deseando leer ya el siguiente, me encanta.
Me daba tanta pena terminarlo, que intentaba alargarlo todo lo posible. Besos
Publicar un comentario