Ante un grupo como Vampire Weekend tomo siempre, siempre, preacauciones. ¿El motivo? Qué los neoyorquinos son ahora mismo el último hype de una industria musical que adora devorar promesas, tras subirlas a los altares. Un grupo de referencia entre la crítica mas -supuestamente-selecta y entre los modernos mas rancios.
La banda se formó hacia 2006 en la Universidad de Columbia, y en este breve espacio de tiempo han pasado de tocar en los campus de la costa este de Estados Unidos ante un puñado de seguidores, a convertirse en la penúltima esperanza del moribundo y acomodado pop alternativo en todo el mundo.
Con una imagen estudiadamente nerd y uncool, y musicalmente una fusión entre el indie pop de melodías arrolladoras, y sonidos africanos, desde el Graceland de Simon a los Talking Heads inspirados, el debut de la banda, en cambio, cumple con creces las expectativas mas optimistas y vence a todos los temores. Su propuesta posee frescura, sus estribillos son encantadores, los arreglos estan llenos de sorpresas y a la segunda escucha ya estás escogiendo tus favoritas, que las habrás cambiado por otras a la siguiente ocasión.
Es imposible, en definitiva, que a álguien le caigan mal estos chicos, por mucho que los halagos que reciben sin cesar inviten a ello. Su disco nos reencuentra con la capacidad de sorpresa en una industria cada vez mas encorsetada y llena de etiquetas.
CALIFICACIÓN; 8,4/10
LO MEJOR; Su capacidad para huir de los tópicos y de los caminos trillados, sin ir de "genios incomprendidos".
LO PEOR; Su propuesta puede que se agote en un segundo disco, pero de momento disfrutemos de este.
1 comentario:
Crises.-Te echabamos de menos Truman
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