viernes, 27 de febrero de 2009

GOLPE AL SUEÑO AMERICANO

Basada en la novela “Vía revolucionaria” escrita por Richard Yates, su adaptación cinematográfica, “Revolutionary road”, narra la vida en pareja de un matrimonio de clase media en la America idílica de casas blancas y con jardines perfectamente recortados de los años 50. Frank Wheeler (un Leonardo Di Caprio esforzadísimo en su intento de que olvidemos su apariencia infantil, poco adecuada para el papel) ha renunciado a sus ambiciones y le encontramos convertido en un gris y resignado oficinista. Mientras tanto su esposa April (Kate Winslet, brillante sin esfuerzo aparente), pésima actriz reconvertida en frustrada ama de casa, no se resigna a una vida insatisfactoria y dominada por la mediocridad. Una huida sin billete de vuelta a París representa para ellos (y para sus dos hijos casi invisibles) el fin de esa vida monótona y la materialización de todos sus sueños de juventud. Una última oportunidad que naturalmente dejarán escapar.

Como ya hiciera en su ópera prima “American beauty”, el director Sam Mendes lleva a cabo un implacable análisis del sueño americano representado en los barrios residenciales de clase media/alta de las afueras de Nueva York. Pero frente al tono supuestamente sarcástico de aquella, Mendes muestra una valentía encomiable fijando el tono descarnado y áspero de este film ya desde su mismo comienzo, mediante una secuencia que es un terremoto dramático antes siquiera de que aparezca en pantalla el título del film. Antes de que el espectador se haya acomodado en su butaca, los protagonistas ya se han lanzado a gritos y a la cara sus frustraciones y miserias. Esa audacia de Mendes también se manifiesta en el escaso afecto que muestra por sus personajes, mostrándose muy crítico y distante hacia ellos. Y esta puede ser una de las claves del fracaso de la película en taquilla y en las nominaciones a los Oscar: es una película dura, sin concesiones y difícil de disfrutar a pesar de la bella fotografía y de una factura técnica notable. Mendes además remata la película con una secuencia que deja al desnudo su mensaje pesimista y desalentador: una relación se sostiene solo si dejamos de escucharnos mutuamente y cada uno vive en un universo paralelo.

La película, y su incisivo análisis de las vidas de clase media en los años 50, permanece absolutamente vigente, puede ser aplicado a cualquier país occidental en la época actual y nos enfrenta a todas esas renuncias que debemos asumir para poder llevar una vida "normal". Film lúcido pero también demasiado autoconsciente, ya que todos sus responsables parecen ser conocedores de la gravedad e importancia de la película, que adolece además de una frialdad excesiva. Aún con estos defectos “Revolutionary road” es una obra notable, y un paso adelante en la carrera de su director.

1 comentario:

gaspashá gorkovskaya dijo...

Un post estupendo y brillante análisis de un filme que me apetece ver y más tras leer tu crítica. Creo que Kate Winslet por fin se va quitando de encima su papel en Titanic y la considero una muy buena actriz. Saludos