Los filmes “Happiness” y “American Beauty” se llevan solamente un año de diferencia. La primera se estrenó en 1998, y la segunda –que desde luego bebe directamente de su antecesora- en 1999. Ambas ejecutan puntillosos retratos de las miserias, hipocresías y patetismos varios de la sociedad norteamericana. Al mismo tiempo reflejan buena parte de la psicopatía mental en la que está inmersa la población estadounidense. En definitiva, éste es el resultado del “sueño americano”, plasmado en dos películas destacables.
Todd Solondz dirigió en 1998 “Happiness”, mezclando diversas historias que, si bien despiertan carcajadas por el patetismo en el que se hayan inmersos los personajes, no dejan de resultar inquietantes y brutalmente desoladoras. Para que os hagáis una idea, ¿qué os encontráis cuando limpiáis la cocina y decidís correr muebles y electrodomésticos? No nos andemos con rodeos: nos topamos con suciedad olvidada durante meses. Mierda y más mierda aparece ante nuestros ojos, a veces hasta con arañas, cucarachas y demás visitantes incómodos. Esta idea es la que se va desarrollando en “Happiness” desde la primera escena de la película. No existe ningún tipo de bondad hacia el espectador ni espacios políticamente correctos. No es una obra apta para los que quieran huir de una vida que solamente es terrible y asquerosa si tú quieres que sea así, dicho sea de paso, por más que no tengas trabajo o no te puedas comprar la ropa que quieras. Por un lado, nos encontramos con tres hermanas: las dos mayores, una casada y con hijos y la otra una pija repugnante que en realidad está más sola que la una (como todos los personajes, y este es un elemento muy importante), no paran de tratar a la pequeña, que se pasa todo el tiempo llorando y componiendo canciones tipo María Ostiz, como si fuese una retrasada mental –y lo es en cierta medida, pero por buena gente, no por patética-. Sus padres llevan años manteniendo un matrimonio sin amor, y se ven relegados a una vejez en la que hay de todo menos esperanza. Por su parte, el marido de la mayor da rienda suelta a sus impulsos pederastas mientras su hijo de 11 años va descubriendo y consultando a la vez con su progenitor los placeres de la masturbación. Un onanista obsesionado con el sexo que siente una atracción sin freno hacia la hermana mediana y una mujer con sobrepeso solitaria que bebe los vientos por él completan un cuadro de personas que caminan sin rumbo, sin orden ni concierto y sumidos en el aislamiento más aplastante. No voy a revelar más detalles porque “Happiness” es tan brutal y sobrecogedora como definitivamente fantástica. Toda una lección de lo que tiene que ser un buen guión y una sublime dirección de actores. 9/10
En 1999, Sam Mendes dirige “American Beauty”, llevándose el Oscar al Mejor Director –y Mejor Película- junto a Kevin Spacey, que ganó el de Mejor Actor. En esta ocasión, se centra en la rutinaria y fracasada vida de un padre de familia cuarentón que lleva a sus espaldas un matrimonio vacío de todo sentimiento, una hija adolescente con la que tiene de todo menos comunicación y una falta de libertad que nos hace plantearnos nuestra propia existencia en muchos aspectos. Al contrario que la independiente “Happiness”, contiene los siempre intencionados factores para que una producción tenga alguna que otra opción a ser candidata a los premios de la academia de cine estadounidense en cualquiera de sus disciplinas (por supuesto, las más codiciadas: director, película y actores). A medida que el personaje principal va tomando conciencia de lo bien que se siente uno cuando va perdiendo miedos y se tira a la piscina, el filme no deja de caer en americanadas que a mí más bien me ponen un poco de los nervios: por ejemplo, esa lentitud de planos y secuencias, en los que parece que un apuntador les está chivando a los actores todo el guión por falta de tiempo o presupuesto para rodar más escenas. Es un rasgo muy común en muchas películas estadounidenses, una “firma de autor” que se puede asemejar al artista de rap invitado en los temas de muchos cantantes y grupos de pop-rock. Tras ver la más desconocida película de Todd Solondz, no cabe duda de que “American Beauty” es una directa heredera de “Happiness”: critica y desnuda la suciedad y desaliento en el alma de muchas personas, pero no de una manera tan feroz. No obstante, siempre será otro gran filme a tener en cuenta, y el reparto de actores es, por lo menos, de notable alto (junto a Spacey, una estupenda Annette Benning que dio las bases del personaje de Bree Van De Kamp de “Mujeres Desesperadas”, Thora Birch, Wes Bentley, Mena Suvari, Chris Cooper y Allison Janney). 7,5/10
4 comentarios:
Muy buen análisis Gaspashá. A mi me parecen dos buenas películas pero no me entusiasman; "American beauty" me parece en exceso teledirigida a gustar y "Happiness" lo contrario, busca incomodar a toda costa y eso hace que me distancie de ellas. De todas formas son dos films imprescindibles para ver una vez en la vida.
Gran crítica, rusita mía.
JC
Muy buena crítica. A mi Happiness me gustó, pero la verdad es que la vi hace un millón de años en el cine... no estaría de más un repaso.
Gracias a todos, sin duda son dos filmes para ver alguna vez en la vida (creo que Happiness es mucho mejor que American Beauty).
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