Wong Kar Wai ha afirmado en varias ocasiones que deseaba desmarcarse del estilo que le ha dado el reconocimiento y la fama internacionales y pretendía hacerlo con My Blueberry Nights. Al ver el filme esa declaración de intenciones parece una broma. El último trabajo del cineasta asiático es un continuo auto homenaje y una sucesión de guiños evidentes a su obra. Estéticamente esta película es prácticamente idéntica a sus trabajos anteriores. La misma colorimetría, los mismos recursos estéticos, la misma edición, los mismos efectos de montaje (uso indiscriminado pero delicioso del strobe). Los neones de Nueva York recuerdan a los de Happy Together, el tren elevado neoyorkino que remite al de 2046 sin pudor, y el moviendo del vestido de Natalie Portman no es más que una revisión renovada de aquellos maravillosos trajes de la Señora So Lai-zhen de Deseando amar, las fichas de mahjong son sustituidas por cartas de pócker e incluso los personajes son versiones descafeinadas de todos los que ha ido retratando a lo largo de su filmografía. Por si su universo no estuviese suficientemente presente con todo lo anterior Wong Kar Wai nos deleita con una versión de Yumeji’s theme omnipresente en In the mood for love transportándonos inmediatamente a las calles de Hong Kong.
Es cierto que la brutal belleza a la que nos tiene acostumbrados está presente en la hora cincuenta minutos de metraje pero esos sentimientos contenidos y la falta de sincronización amorosa tan bien diseñados y verosímiles en In the mood for love aquí resultan aburridos y superficiales. El metafórico viaje iniciático por Estados Unidos de la protagonista no pasa de ser un desafortunado short cuts carente de interés pese a las bellas Natalie Portman y Rachel Weisz. En cuanto al debut de Norah Jones como actriz poco se puede decir pero las comparaciones con sus actores habituales: Maggie Cheung y el siempre impecable Tony Leung, son tan inevitables como odiosas. Jude Law, sin embargo, defiende sin problemas, un personaje inverosímil y que, de no ser por él, rozaría la caricatura. A pesar de todo My blueberry nights es una película que supera con mucho al cine medio pero como existe la filmografía asiática del director, aún siendo una película correcta, resulta una obra innecesaria.
Es cierto que la brutal belleza a la que nos tiene acostumbrados está presente en la hora cincuenta minutos de metraje pero esos sentimientos contenidos y la falta de sincronización amorosa tan bien diseñados y verosímiles en In the mood for love aquí resultan aburridos y superficiales. El metafórico viaje iniciático por Estados Unidos de la protagonista no pasa de ser un desafortunado short cuts carente de interés pese a las bellas Natalie Portman y Rachel Weisz. En cuanto al debut de Norah Jones como actriz poco se puede decir pero las comparaciones con sus actores habituales: Maggie Cheung y el siempre impecable Tony Leung, son tan inevitables como odiosas. Jude Law, sin embargo, defiende sin problemas, un personaje inverosímil y que, de no ser por él, rozaría la caricatura. A pesar de todo My blueberry nights es una película que supera con mucho al cine medio pero como existe la filmografía asiática del director, aún siendo una película correcta, resulta una obra innecesaria.
4 comentarios:
Gracias por tu didáctico y maravilloso artículo, no tenía ni idea de quién es este director.
Querida Gaspasha. Mucho me desconcierta que nuestro bienamado y a veces irritante JC no haya deleitado alguna de sus veladas en comun con una pelicula de este director. Cuando venga a visitar mi iceberg pondre a su disposicion mi DVD de "In the mood for love". Abrazos.
Estupenda crítica. A mí el señor Won Kar Wai me aburre bastante incluso en la alabada "In the mood for love", aunque su cine tiene un esteticismo y una busqueda de la belleza en cada plano digna de admiración.
Muy buena crítica. A mí la verdad es que me ha encantado, y la banda sonora me parece una maravilla, y que decir de Jude Law...q hombre mas tierno..
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