miércoles, 9 de julio de 2008

“THE OFFICE”, TALENTO EN LA OFICINA

Remake de la serie británica del mismo nombre, La Sexta lleva una semana emitiendo por las tardes, sobre las cinco aproximadamente, “The Office”, en su versión U.S.A.. Para empezar, me llama la atención que cuando se está promocionando sin cesar productos de dudosa calidad, por no llamarlos basura directamente, en cambio esta joya haya llegado a la programación a horas improbables, minoritarias y de puntillas, sin ningún tipo de promoción. Cuando la retiren dirán, “es que nadie la veía…”. Pero bueno, eso es otra historia, y que cometamos el error de ponerla frente al espejo de la ficción española, de Camera Café en este caso, es otra, que además solo nos llevaría al asesinato de los responsables de Magnolia TV...

Gracias a un absurdo sentido del humor, infantil a veces, siempre divertido, esta sátira despiadada del (infra) mundo laboral que -casi- todos, alguna vez, hemos tenido y/o tendremos que padecer es brillante casi siempre y sublime de vez en cuando. La serie disecciona con precisión de cirujano a buena parte de los estereotipos que pululan en esos submundos. A la cabeza de todos el jefe paternalista, mezquino y definitivamente incompetente, al que da vida un inmenso Steve Carell, que lo interpreta con las dosis precisas de patetismo y por qué no decirlo, de ternura. Alrededor de él báscula toda la serie, y buena parte de su éxito estriba en su esplendida composición. Los roles secundarios tampoco tienen desperdicio. La recepcionista ingenua y soñadora, a la que se le escapan sus sueños entre los dedos de la mano (Jenna Fischer), el vendedor y compañero leal y cuya principal aspiración es escapar cuanto antes de allí (sabemos que nunca lo conseguirá, no?), interpretado por John Krasinski y sobre todo el descacharrante trepa, ambicioso, traidor sin un ápice de escrúpulos, pero sin talento alguno para serlo para su desgracia, interpretado por un genio de la comedia que responde al nombre de Rainn Wilson.

Filmada en un tono realista, casi documental (¿alguien ha dicho Dogma?), con una fotografía gris, plúmbea, los personajes no dudan en interactuar directamente con la cámara, en respuesta a una ficticia entrevista dotando a cada capitulo de un ritmo esplendido y trepidante, incluso cuando es una serie donde a lo largo de cada uno de sus breves capítulos (25 minutos, no hora y media como las teleseries de aquí) no ocurre realmente nada, prueba fehaciente y definitiva esta que pone de manifiesto su precisión y verosimilitud en la descripción de lo que es el microcosmos de una oficina cualquiera. El lugar donde los relojes se detienen y nunca ocurre nada.

3 comentarios:

lady foster dijo...

Ya empieza, ya empieza!!!
Yo no me la pierdo...

gaspashá gorkovskaya dijo...

Claro, extranjera tenía que ser... en España seguiremos con los bodrios habituales. Muy buen análisis.

Sakena dijo...

¿La echan en castellano?

La veo en Vo (perdona por ser tan esnob). Un puntazo de serie.

¿has visto el capítulo en el que hacen una integración de las personas de diferentes culturas?