No se puede negar que The Kills dominan eso que los británicos llaman Atittude, que no es poco. El dúo se enfrentó el pasado jueves a la audiencia de la sala Apolo de Barcelona con dos armas; su impecable vestuario y un par de guitarras, guitarras que, en realidad, eran más un complemento del mencionado vestuario que instrumentos en sí. Sin efectos visuales, sin músicos y con las bases grabadas (a expcepción de las guitarras todo salía de la mesa de sonido) la apabullante Alison Mosshart y el exquisito Jaime Hince conquistaron a la sala (casi llena) arrancando con la brutal U.R.A. fever. EL público, entregado de antemano y con las feromonas por las nubes gracias al estudiado numerito de seducción de la banda, no pareció percatarse (o no pareció importarle) del pésimo sonido del que hicieron gala. La música pregrabada sonaba completamente empastada y la voz sobresalía absurdamente como en un karaoke, aún así el espectáculo merecía la pena, si no has pagado entrada, claro. La selección de temas de digestión fácil y el incuestionable atractivo de The Kills dejaron satisfechos a sus fans, entre los que destacaban un buen número de adolescentes, otro buen número de gays y algún que otro moderno.
Parece que la Low cost class ha llegado a los escenarios de la mano de The Kills.
Es la primera vez que veo como un escenario se queda más vacío con el grupo principal que con los teloneros.
Los encargados de calentar el ambiente fueron Junior Mackenzie.
El grupo afincado en Barcelona hizo gala de un sonido imponente e impecable y llenaron el escenario. La presencia del espectacular y rubísimo batería noruego Stian Olsen y su particular manera de tocar muy subido al instrumento, junto a la maestría del atractivo bajista brasileño Edu Filomeno y la fuerza interpretativa del cantante Juan Fortea dejaron el listón musical demasiado alto para el escueto espectáculo de The Kills.
El grupo afincado en Barcelona hizo gala de un sonido imponente e impecable y llenaron el escenario. La presencia del espectacular y rubísimo batería noruego Stian Olsen y su particular manera de tocar muy subido al instrumento, junto a la maestría del atractivo bajista brasileño Edu Filomeno y la fuerza interpretativa del cantante Juan Fortea dejaron el listón musical demasiado alto para el escueto espectáculo de The Kills.
2 comentarios:
Anda que no se os ve el plumero con los teloneros... The kills (al menos en Madrid) geniales.
no tienes ni puta idea, retírate!!!!
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