domingo, 27 de abril de 2008

“LOS SAVAGES”, SUPERFICIALES DISFUNCIONES FAMILIARES

Los Savages (o La familia Savages aquí) es una de las últimas muestras de cine independiente americano que ha llegado a nuestras pantallas. Dirigida y escrita por Tamara Jenkins, la película está protagonizada por Laura Linney (nominada a los pasados Oscar por este papel) y Philip Seymour-Hoffman.

Los Savages nos cuentan la historia de dos hermanos escritores, él de éxito, ella fracasada, interpretados por los antes mencionados que deben hacerse cargo de un padre (Philip Bosco) que nunca se hizo cargo de ellos, y se mostró como una figura paternal distante, o directamente ausente, durante los últimos días de su vida. El tono del film evita la sensiblería y la moralina, para centrarse en las relaciones entre los hermanos, aunque por desgracia nunca se profundiza lo suficiente.

Por encima de reflejar o describir esas relaciones familiares, Jenkins parece más cómoda en su crítica a la sociedad norteamericana, más concretamente a las clases medias que viven en los suburbios de casas bajas perfectamente alineadas, idénticas unas de las otras, con vallas blancas, y con un jardín perfectamente recortado frente a ellas. Jenkins evita el tono realista, y prefiere dotar al film de un tono de irrealidad especialmente en la primera mitad del film, que transcurre en Arizona, en una de esas ciudades creadas en mitad del desierto y en la que viven exclusivamente jubilados. En la segunda mitad, por desgracia, la directora y guionista pierde el pulso de la película, como si no supiera que quiere contar, quedándose en una anécdota detrás de otra, haciendo que el film se vuelva lento y largo.

Hoffman y Linney están fantásticos en sus difíciles personajes marcados por el aislamiento y las inseguridades proporcionadas por una infancia traumática. No obstante, esta película no existiría sin Laura Linney, autentica protagonista, o como mínimo, sería bastante inferior. Ella es el motor de toda la película, y su interpretación está llena de recovecos y matices, pasando de la ternura al patetismo, de la más profunda tristeza en el asiento trasero de un taxi, a la fortaleza para tomar las riendas de su vida al final de todo, en una secuencia inolvidable, uno de los desenlaces más hermosos y clarificadores acerca de un personaje que he visto en los últimos años en el cine.

CALIFICACIÓN; 6/10
LO MEJOR; Linney y la secuencia final.
LO PEOR; Un guión que no profundiza, y tiende a quedarse en una sucesión de anécdotas.

2 comentarios:

monsieur august dijo...

qué pena, porque realmente prometía mucho. En cualquier caso, por lo que cuentas,a pesar de todo merece la mena verla ¿no?

Anónimo dijo...

Merece la pena, pero tal vez yo esperaba demasiado. Pero tiene grandes momentos, cosa que de no muchos films en cartelera se puede decir.