miércoles, 2 de abril de 2008

BETTE DAVIS Y SU “AMARGA VICTORIA”

El 5 de abril de 1908 vino al mundo en Lowel, Massachussets (Estados Unidos), una fuerza de la naturaleza: la descomunal actriz Bette Davis. De cara al centenario de su nacimiento, se ha publicado la biografía “Amarga victoria”, escrita por el historiador de cine Ed Sikod. El título del libro procede de una de sus películas de mayor éxito, en la que la artista compartió cartel con un Humphrey Bogart que reconoció sentirse “noqueado” (traducción al lenguaje coloquial: “me los puso de corbata”) ante una mujer controvertida, original y de marcado carácter.
Pese al espíritu incombustible y despótico que daba a los personajes de sus filmes, la verdadera Bette Davis (pseudónimo de Ruth Elizabeth Davis) tuvo una vida real de lo más apaleada y, muy a menudo, fue presa de seres bastante desaprensivos. Aunque ella tampoco era la Madre Teresa, la actriz tuvo que soportar durante mucho tiempo las zancadillas de unos estudios cinematográficos explotadores, la presión constante de una madre bastante caradura y las vejaciones de algunos maridos violentos y eclipsados por la fama de la malvada más famosa de la historia del cine. Lo cierto es que tres de sus cuatro esposos llegaron a maltratarla físicamente y la progenitora de Davis siempre derrochó el dinero de la actriz para llevar un lujoso tren de vida. Entretanto, Bette mantenía al inútil de turno y curraba a destajo para la Warner para pagar los caprichos de todos los demás y mantener los gastos psiquiátricos de una hermana desequilibrada.

Cuando en 1935 recogió su primer Oscar por la película “Peligrosa”, iba vestida con un traje de corte sencillo y subsistía acosada por las deudas mientras su madre se lo pasaba bomba. Sin la ambición y perseverancia de Bette Davis, el mundo se habría perdido su magistral interpretación en “Eva al desnudo”, metida en la piel de Margo Channing, una diva de la escena venida a menos que descubre como la trepa Eva Harrington planea ser su sustituta. “He llegado a la cumbre a fuerza de mucho arañar, e incluso habría recurrido al asesinato para conseguirlo”, declaró Davis en cierta ocasión, poniéndose esta vez en el lugar de su antagonista en “Eva al desnudo”.

La familia de Davis era de clase media, y tenía tendencia a la histeria absoluta. Bajo la sombra del divorcio de sus padres, la futura estrella quiso ser actriz después de ver a Peg Enwistle en “El pato salvaje”. Con la plasta de su madre en los talones, no paró en abrirse camino en los teatros de Nueva York antes de aterrizar en Hollywood. En 1930, el cazatalentos Samuel Goldming la sometió a una prueba de cámara que resulto ser un fiasco. Meses más tarde, llegaría a las manos de Bette un contrato con Universal. Con estos estudios realizó su primer filme: “La hermana mala” (1931). Ese mismo año, la Warner Brothers le ofreció trabajo durante las dos décadas siguientes. Durante ese tiempo, Davis anduvo luchando por guiones a la altura de su talento y por un salario justo (perdió un juicio por este tema). A pesar de las dos estatuillas de la Academia (la segunda la consiguió con “Jezabel” en 1939), era la actriz de su categoría peor pagada de los estudios. A consecuencia de sus constantes protestas, Bette alimentó su mala reputación. “Yo soy como los gatos, aunque me vapuleen y luego me tiren, siempre caigo de pie”, comentó una vez.

No era la más guapa, ni se ajustaba al prototipo de mujer que marcaban las siempre ridículas tendencias. Pero tenía una fotogenia bastante especial por su piel fina y translúcida, consecuencia de unas quemaduras que sufrió de pequeña. Sus desorbitados y penetrantes ojos, que inspiraron décadas más tarde la exitosa canción de Kim Carnes, hicieron de ella la perfecta protagonista de los melodramas de existencias depresivas que tanto gustaban a la Warner. Según parece, fue Bette Davis quien puso el nombre al popular galardón de la Academia de Ciencias Cinematográficas de Hollywood, ya que la actriz encontraba los rasgos de la estatuilla bastante parecidos a los de su segundo esposo, cuyo segundo nombre era Oscar.

La relación que mantuvo con William Wyler se materializó en una apasionada historia de amor y en tres de sus mejores películas: “Jezabel”, “La loba” y “La carta”. Cuando el director le escribió una carta proponiéndole matrimonio, Davis tardó una semana en abrirla, seguramente cabreada por alguna de sus disputas. Al leerla varios días más tarde, Wyler le decía que si no se casaba con él inmediatamente, lo haría en breve con otra mujer. Un poco más tarde, la radio anunció que William Wyler y Margaret Tallichet se habían casado esa misma mañana. Bette siempre pensó que ese fue el error de su vida. Y para colmo, la siguiente película que tenía pendiente hacer con el director se titulaba “La carta”.

En los años 50, la Davis dio vida a la inolvidable Margo Channing en “Eva al desnudo” y se casó por cuarta vez con el actor Gary Merrill, con el que adoptó dos niños (Bette ya tenía una hija de su 2º matrimonio). En los 60 rodó otras películas de éxito como “Un gangster para un milagro” y “¿Qué fue de Baby Jane?”, en la que compartió estrellato con su gran rival en la vida real, Joan Crawford. Todo el mundo conocía el alto grado de promiscuidad que tenía ésta, tanto con hombres como con mujeres, y Bette Davis llegó a decir que la Crawford se había tirado “a todas las estrellas de Hollywood menos a Lassie”.

El filme “¿Qué fue de Baby Jane?” contaba con el morbo añadido de la mala relación entre las dos actrices (lo que les valió sendas y grandiosas interpretaciones). Ambas trataron de mantenerse cordiales en todo momento hasta que Crawford empezó a tirarle los trastos a Davis, pero ésta la rechazó. Da la sensación de que Bette no tuvo ningún problema en liarse a patadas con Joan en la escena en la que su desequilibrado personaje descubre a su inválida hermana tratando de escapar. Davis consiguió una nueva nominación al Oscar, pero no puedo alzarse con el premio, tal y como esperaba.

Acostumbrada a éxitos y baches constantes, Bette Davis había puesto por aquella época un anuncio en el Variety que decía: “Actriz con 30 años de experiencia en el cine busca empleo. Madre de tres hijos. Divorciada. Americana. Capaz aún de moverse y más afable de lo que dicen los rumores. Deseo empleo estable en Hollywood (estuvo ya en Broadway). Bette Davis”. Siempre irónica y exasperante, la actriz aceptó su declive. El melodrama estaba bastante pasado de moda y los años y los problemas, encarados siempre con su eterno cigarrillo en la mano, habían hecho mella en su cuerpo. Pero la Davis nunca dejó de trabajar. Rodó en Italia “El dinero de la vieja señora”, hizo mucha televisión y hasta actuó con 67 años en una revista de Broadway. Ya anciana, protagonizó “Las ballenas de agosto” junto al mito del cine mudo, Lilian Gish.

Su última aparición pública tuvo lugar en España, en la primavera de 1989, cuando fue a recoger el Premio Donostia en la edición de ese año del Festival Internacional de Cine de San Sebastián. El 6 de octubre murió en París consumida por el cáncer, a los 81 años, sin haberse alejado nunca del celuloide, su única pasión firme y constante. “El cine me ha proporcionado muchas cosas, pero sobre todo amor”, dijo. En su tumba, situada en el cementerio de Los Ángeles, se puede leer este epitafio: “Lo hizo del modo difícil”. En una editorial del Times, publicada al día siguiente de su fallecimiento, se escribió una gran verdad: “Bette Davis dijo una vez que era ‘codiciosa’ respecto a los premios. Pero el hambre de esta gran actriz por los honores era superado por el hambre que tenía el público de ella”.

6 comentarios:

monsieur august dijo...

guau, Gaspashá veo que vienes con fuerza tras tu inspirador viaje

gracias por tu saber hacer

lady foster dijo...

Maravilloso post, querida Gaspashá, enhorabuena.
Bette Davis bien se merece ser reivindicada.

Blue Hawaii dijo...

Se te echaba de menos Gaspashá. Muy buen post!

Anónimo dijo...

Sublime Bette Davis y sublime post. Enhorabuena.

Anónimo dijo...

Mil gracias, yo tb os echaba de menos. "Gesloten always on my mind"

Mambotaxi dijo...

A mi es que el comentario sobre Lassie me parece una de las cosas más graciosas que he oído en mi vida. No he leído la biografía pero por lo que cuentas, vaya vida. Normal que siempre estuviera como gata panzarriba.
¡Gracias por contar todas estas cosas!