lunes, 28 de diciembre de 2009

SKUNK ANANSIE: SMASHES AND TRASHES

Como todos sabemos, en los comienzos del otoño hasta que empieza el invierno, los discos recopilatorios proliferan como setas. Son buena o mala hierba, según se mire. La industria discográfica ya no sabe como hacer caja ante su imparable desmantelamiento y derrumbe económico. Aprovechando que están siendo unos tiempos en los que bandas que se separaron en su momento vuelven a reunirse, este tipo de retrospectivas buscan desesperadamente una razón de ser. Éste es el caso de Skunk Anansie, un cuarteto británico multirracial que tuvo cierto renombre en la segunda mitad de los años 90. Recientemente, han publicado “Smashes and trashes”, un grandes éxitos que hace balance de sus tres únicos discos de estudio. No deja de resultarme un poco patético el hecho de realizar una colección de este tipo con esa cantidad de álbumes. La líder del grupo, Skin (Deborah Dyer) –que en sus proyectos en solitario no ha tenido demasiada repercusión ni ha despertado en mí ningún interés a priori-, ha comentado que llevaban tiempo pensando en hacerlo y que han vuelto por los fans (¿nos lo creemos?). Creo que las grandes discográficas, a punto de fallecer envueltas en un egoísmo infinito, piensan que somos imbéciles. Pero también nos ven así algunos artistas, a los que ahora no les queda más remedio que trabajar a destajo haciendo conciertos para pagarse el tren de vida al que estaban acostumbrados con las ventas de discos. Todavía recuerdo la cara de aburrimiento de Sting con sus “queridos” compañeros de Police en el BBK de 2008, un gesto con el que parecía haberse puesto el piloto automático mientras tocaba y cantaba deseando que terminase todo cuanto antes para irse a su casa y mirar como aumentaba su cuenta corriente.

Dejando aparte estas (soporíferas) consideraciones, la separación de Skunk Anansie les convirtió en la vigésima o trigésima banda de culto del Reino Unido, donde consiguieron buena parte de sus éxitos. Fueron cinco años intensos en los que dejaron tres buenos discos de estudio, “Paranoid and sunburnt” (1994), “Stoosh” (1996) y “Post orgasmic chill” (1999). Conocí al grupo con este último trabajo, que para mí sigue siendo uno de los mejores, si no de la década de los 90, al menos del año en el que salió a la venta. La primera canción que escuché fue “Secretly”, una soberbia balada en la que lo primero que sorprende es la capacidad de Skin para modular una voz portentosa e indomable. La música de Skunk Anansie pasa de rozar el heavy metal hasta mezclarse sin vergüenza y con perfecta armonía con la electrónica y el pop-rock más accesible. Las letras son inteligentes, directas y, en los casos de las relaciones de pareja, poseedoras de puntos de vista muy diferentes. Por supuesto, uno de sus indicativos es la reivindicación política pura y dura en unos años en los que yo terminaba la carrera de la profesión anteriormente conocida como periodismo. La imagen de Skin es muy agresiva, aunque no más que la que ya nos había ofrecido décadas atrás una desafiante Grace Jones.

La retrospectiva es una sucesión de canciones de gran calado, como “Charlie big potato”, “Weak”, “Hedonism (just because you feel good)”, “You follow me down”, “All I want” o las tres inéditas, la estupenda “Because of you”, “Squander” y “Tear de place up” (por lo menos se han molestado en ofrecer algo nuevo, y además de buena calidad). Me quedo tanto con las más violentas como con las suaves. Quiero incidir en que hubiese preferido que publicasen un cuarto disco de estudio. Está por ver si esto es un lujoso aperitivo, o lo más habitual, la excusa que les ha llevado a reunirse para hacer una gira. Skunk Anansie fueron una de mis bandas sonoras de finales de los 90 –años de inconsciencia total- y ya solo por eso merecen todo mi respeto y admiración. No pude verlos en el concierto que ofrecieron en Madrid el pasado mes de noviembre pero, por lo que cuentan, Skin no parecía estar tan aburrida como Sting.

PUNTUACIÓN: 8,75/10
LO MEJOR
: con las tres canciones inéditas demuestran seguir aceptablemente en forma.
LO PEOR: hacer un recopilatorio con tres discos de estudio en el mercado.
DESTACABLES: casi todas (ver las nombradas en el texto)

sábado, 19 de diciembre de 2009

MARAVILLOSOS MASSIVE ATTACK

La verdad es que tras el flojo "100th window" y los cinco largos años que han pasado hasta que se han decidido a publicar nuevo trabajo, mis esperanzas puestas en Massive attack iban disminuyendo. Pero ahora, tras la publicación del interesante ep "Splitting the atom" nos presentan "Paradise circus", una espectacular canción con la voz de Hope Sandoval de Mazzy Star como invitada, como adelando de su inminente nuevo disco "Heligoland", que se publicará el 8 de febrero de 2010. Para este nuevo disco han contado con las voces de Damon Albarn, Martina Topley-Bird, Horace Andy como siempre y Tumbe Adebimpe, vocalista de Tv on the radio, en la ya publicada "Pray for rain".
Aqui os dejo el tema completo, en mi opinión una de las mejores canciones de este año y del propio grupo, de una belleza y delicadeza a la altura de "Teardrop" o "Protection".



Y a continuación el video que han realizado para presentarla. Dirigido por Toby Dye, una anciana Georgina Spelvin, estrella porno de los años 70, nos relata, con la música de fondo, como disfrutaba del sexo en la pantalla, mientras se emiten imágenes explícitas de películas en las que trabajó, como "The devil in Miss Jones". Un video sugerente e interesante que nos deja un buen sabor de boca ante la publicación de este esperado "Heligoland".


domingo, 13 de diciembre de 2009

CANCIONES DEL AÑO POR LADY FOSTER

2009 ha sido un año prolífico musicalmente hablando, y ya todo el mundo está haciendo sus esperadas (o no) listas de lo mejor del año. Yo no voy a entrar en análisis, pero si os voy a dejar un enlace a Spotify con muchas de las canciones que más me han acompañado, emocionado, divertido o fascinado durante este año que se acaba.

Mis canciones del año.


Y de regalo, el video de algunas que no he podido encontrar allí. Espero que os gusten.













sábado, 14 de noviembre de 2009

JULIAN CASABLANCAS: PHRAZES FOR THE YOUNG

En 2001, The Strokes irrumpen en la escena musical de principio de siglo con su fantástico “Is this it”, disco que reinventó (sin inventar nada nuevo naturalmente, pero mostrando una aptitud e inteligencia musical poco comunes), la música alternativa norteamericana, alcanzando el éxito global. Le siguieron dos discos con fogonazos de genio cada vez más infrecuentes, y con cierta tendencia a la repetición. Aún con eso, “Room on fire” (2003) y “First impressions of Earth” (2006) son dos buenos discos, bienvenidos por los fans. Mientras el éxito popular del grupo decaía, cada uno de sus miembros tomaban oxigeno, e iniciaban carreras en solitario.

En el caso del lider del grupo, Julian Casablancas, su disco en solitario viene precedido por una lógica expectación y un single rompepistas, “11th dimension”. Es lógico el interés ya que Casablancas es el autor (letras y música) de la mayoría de temas de The Strokes. Julian es aquí como en Strokes un músico carismático y adorable, y esa forma de cantar suya tan displicente que tiene, como si le importara un pimiento la canción que tiene entre manos me resulta fascinante a ratos y pesada en otras ocasiones. "Phrazes for the young” con sus escasos ocho cortes, tiene de todo. Grandes temas electro-pop que apuntan influencias de New Order y O.M.D, como “11th dimension”, “Out of the blue” o la maravillosa “Left & right in the dark”. Sin embargo tiene también demasiadas baladas interminables que hunden el disco en el sopor a ratos: ni “4 chords of the apocalypse”, ni “Tourist”, ni “Ludlow St.” resultan convincentes, mucho menos en un álbum que su autor ha definido como un trabajo lleno de potenciales hits. A pesar de esos bajonazos, dos temas terminan por inclinar la balanza hacia el notable. La apasionante, tensa y melodramática “River of breaklights”, puro suspense cinematográfico hecho canción. Y “Glass”, enorme medio tiempo que posiblemente necesitemos escuchar cada día durante los próximos meses, y convierte a Casablancas en el rey del medio tiempo emotivo y con trastienda.

No tan diferente como a primera vista pudiera parecer de los discos de The strokes, a pesar de bajar el volumen de las guitarras y dar mayor protagonismo a las bases electrónicas -la entonación y la forma de cantar de Julian, la estructura de los temas es similar a su trabajo en la banda-estamos ante un trabajo irregular pero absolutamente insuperable en los momentos de mayor inspiración.

CALIFICACIÓN; 7/10
IMPRESCINDIBLES; “River of breaklights”, “Glass” y “Left & right in the dark
LO MEJOR; Consigue ser un brillante sustitutivo de los Strokes, hasta el punto de que ya no les echamos de menos.
LO PEOR; Al final de todo, se trata únicamente de cinco grandes canciones. Puede saber a poco.

domingo, 25 de octubre de 2009

martes, 20 de octubre de 2009

"RAIN": MIKA BUSCA DESESPERADAMENTE EL ÉXITO PERDIDO


Mika se hartó a vender discos de su debút “Life in cartoon motion”. En cambio ahora se encuentra enfangado hasta la cintura en el síndrome del segundo difícil disco: “The boy who knew too much” parece no haber gustado demasiado, y apenas un mes después de su lanzamiento ha desaparecido de los charts. Una vez escuchado, sorprende, ya que los ingredientes de uno y otro disco son similares: mucho falsete poniendo a prueba la paciencia del oyente, melodías pegajosas como un chicle usado que se te pega a la suela del zapato y unas letras reincidentes en la temática eterno Peter Pan con problemas de inadaptación. Hasta sus portadas son intercambiables. Intentando reflotar las ventas del disco, lanza ya su tercer single tras el decepcionante “We are golden” y el correcto “Blame it on the girls”. Se trata de “Rain”, el mejor tema de su corta carrera, y un oasis dentro de un disco olvidable.



lunes, 19 de octubre de 2009

JULIAN PLENTI IS… SKYSCRAPER

Creo que el motivo de que Paul Banks, líder de Interpol, se haya embarcado en un primer proyecto en solitario bajo el pseudónimo de Julian Plenti no responde a ningún “alter ego”, como he leído en buena parte de las críticas a este álbum. Más bien, todo se decanta por una estrategia comercial o en el hecho de que se le identifique lo menos posible con la banda que le ha lanzado a la fama. Además, en “Julian Plenti… is skyscraper”, a pesar de tener temas que bien podrían estar incluidos en cualquiera de los tres geniales discos de estudio que ha publicado Interpol, Banks efectúa un himno de independencia en toda regla. Y ello se ve en su manera de cantar, mucho más suave y en claro abandono de los graves a los que nos suele tener acostumbrados. Lo cierto es que el objetivo que tanto cuesta por parte de los líderes de grupos a la hora de decidir afrontar planes en solitario, en este caso, se soluciona con nota. Y eso si es que Paul tiene alguna meta o cualquiera de los puntos que he comentado. Lo ignoro porque todavía no me lo han presentado para preguntarle por eso y también por qué suele tener un ojo más cerrado que otro. Publicado recientemente –he tardado en escribir esto porque a partir de ahora voy a escuchar las novedades con más detenimiento-, “Julian Plenti… is skyscraper” podría definirse, por tanto, como la lucha a brazo partido de Paul Banks por construirse un personaje que no tenga nada que ver con su labor con Interpol. Para ello, se ha puesto gafas de pasta y hasta parece más pálido de lo habitual. Se confirma el talento compositivo que tiene el artista, que no puede evitar firmar canciones que le sitúan en el grupo donde todos le conocemos, como es el caso del primer single, “Games for days”, y en definitiva, toda la primera parte del disco.

Destaca también “Skyscraper”, un tema en el que Banks reincide en melodías repetitivas. En este caso, le sale bien (al igual que en “Untitled”, de su disco debut con Interpol, “Turn on the bright lights”, de 2002), pero no es así en “Madrid song”, un corte acompañado por un monótono piano que es soportable, pero poco destacado. Esta canción, que bien podría servir de banda sonora para el reciente fracaso de la capital como candidata a la estupidez supina de los JJOO, inaugura un trayecto experimental en el álbum que va llevando hacia una de sus cumbres, “On the esplanade”, todo un alegato folk que bien podría haber sido autoría de Suzanne Vega y con un fondo instrumental con reminiscencias de los portugueses Madredeus en su disco “Movimento” (2001). Solamente por canciones así, ya merece la pena prestar atención a una de las aventuras musicales más interesantes del año. No es que haya nada que apunte hacia Paul Banks como gran timonel del rock de esta década que finaliza, -sobre todo por truñetes líricos como “Girl on the sporting news” y lo mal que cierra el álbum en un intento de trascender en su propia experimentación con “H”, rizando el rizo de pésima manera- pero lo que es cierto, es que el líder de Interpol es uno de los mejores músicos de comienzos del siglo XXI. Al menos uno de los más meticulosos.

PUNTUACIÓN: 7,5/10
LO MEJOR: Paul Banks ha conseguido, en buena parte, algo distinto a lo que hace con Interpol.
LO PEOR: la letra de “Girl on the sporting news” revela que el síndrome de Peter Pan no es sólo patrimonio de Michael Jackson.
DESTACABLES: “On the esplanade”, “Skyscraper”, “Games for days”, “Unwind”, “No chance survival”, “Only if you run

viernes, 16 de octubre de 2009

"FOOT OF THE MOUNTAIN", EL CANTO DEL CISNE PARA A-HA


Hace unas horas conocimos la noticia de la disolución de a-ha. El grupo noruego ha anunciado mediante un comunicado su intención de despedirse de su público mediante una gira mundial que culminará en Oslo el 04 de diciembre de 2010. Su separación responde al interés en centrarse en actividades ajenas al mundo de la música, de carácter político y humanitario. Lo cierto es que las relaciones internas de la banda eran tensas hace tiempo, siendo benevolentes, e imaginamos que han decidido que ya no hay necesidad de continuar soportándose.

Es bonito que a-ha abandonen la escena musical con tan buena salud artística y comercial. Este año han publicado su testamento musical “Foot of the mountain”, que les ha devuelto a las primeras posiciones de las listas de ventas en países como UK, Noruega o Alemania. Es además uno de sus buenos discos, como explicaré un poco más adelante. Atrás dejan un éxito monumental, “Take on me”, y bastantes temas que cosecharon un éxito considerable (“The living daylights”, “Stay on these roads”, “The sun always shines on TV”, “Summer moved on”, “Lifelines” o “Hunting high and low”) Mientras se desvela sí esa gira de despedida nos dará la oportunidad de verles en directo (no nos hagamos ilusiones), por aquí nos conformaríamos con qué Universal se dignase a publicar “Foot of the mountain” en España aunque sea meses después de la publicación oficial en buena parte de Europa. Artistas como Coldplay, Kanye West, Keane, Robbie Williams o The Strokes han citado la música de a-ha como fuente de inspiración.

Hace no mucho tiempo publicamos en Gesloten la retrospectiva de su carrera. La podéis consultar aquí (1ª parte) y aquí (2ª parte).


Como apuntaba antes, "Foot of the mountain", su álbum de despedida, es uno de los grandes discos de a-ha. Uno de sus cuatro mejores discos en realidad, un conjunto de temas que puede mirar de frente a “Hunting high and low”, a “Minor Earth major sky” y a “Lifelines”. Sin rellenos, exceptuando su flojo cierre, una lánguida y tosca y en cierto modo novedosa estilísticamente “Start the simulator”, todo es digno de admiración en “Foot of the mountain”

El buen gusto y saber hacer de los noruegos domina el disco de arriba a abajo. Aunque es muy cierto que la voz de Harket no es la que fue, estamos ante un disco conducido con pulso firme por la electrónica y unos bonitos teclados. Tras un maravilloso comienzo electropop (mediante las espectaculares “The bandstand” y “Riding the crest”), a-ha se van adentrando en terrenos más familiares y juegan sus cartas con indudable acierto: la serenidad ensoñadora de “What there is” y “Real meaning”, la emoción sustentada en el clasicismo de “Foot of the mountain”, las fantásticas lecciones de perfeccionamiento de un estilo que son “Nothing is keeping you here” y “Sunny mistery”, la densidad áspera, casi abrupta de “Mother nature goes to heaven”, y la épica un tanto pudorosa, a ratos contenida, de “Shadowside”, el “Time & again” de este álbum, conforman un envidiable y magnético trabajo que trascurre ante nuestros ojos en apenas un suspiro. Les echaremos de menos.

CALIFICACIÓN; 7,6/10
IMPRESCINDIBLES: “The bandstand”, “What there is”, “ Riding the crest”, “Sunny mistery”, “Shadowside”,” y “Nothing is keeping you here”,
LO MEJOR; Un legado de canciones que no está al alcance de muchos grupos.
LO PEOR; Universal, que parece dispuesta a no publicar el disco en España, ni siquiera de forma digital.

miércoles, 14 de octubre de 2009

“DECLARATION OF DEPENDENCE”: COLGADOS DE KINGS OF CONVENIENCE

El dúo noruego formado por Erlend Øye y Eirik Glambek Bøe se ha tomado con calma la publicación de su tercer álbum. Quisieron llamarlo “Quiet IS the new loud” que es el mismo nombre de su debut, pero con el "IS" en mayúsculas. La discográfica se negó. Y en este disco hay un tema que se llama como su segundo trabajo, “Riot on an empty street”. Humor nórdico. En definitiva, nada menos que cinco años ha trascurrido entre “Riot on an empty street” y este “Declaration of dependence”. Sin embargo desde los primeros acordes de “24-25” queda claro que nada ha cambiado. La delicadeza, las sutilezas, la melancolía y el buen gusto siguen campando a sus anchas a lo largo de todo el disco. En Noruega no entienden de vulgaridades. Si tienes que mirarte en un espejo, hazlo en el de los grandes, como Simon and Garfunkel, o la calidez de la bossa nova.

A Kings of convenience se les escucha entre la gratitud, la admiración y la alegría de vivir que trasmiten sus canciones. Las que componen este disco son perlas, oro puro, como el que ellos encuentran entre las cenizas de los sueños que ardieron. Los temas de “Declaration of dependence” permanecerán como una de las cimas de la música popular de esta década, y con sus tres discos que se complementan entre sí en un puzzle perfecto, Kings of convenience son hoy en día, sin temor a equivocarnos, uno de los grupos más estimulantes del panorama musical del planeta Tierra.

Kings of convenience estarán tocando a comienzos del próximo mes por España. Cita imprescindible para los que puedan asistir. Las fechas aquí.

CALIFICACIÓN; 8/10
LO MEJOR
; El intimismo que desprende todo el disco.
LO PEOR; Su música peca de ser algo lineal, pero en realidad no se me ocurre nada importante que argumentar en su contra, ya que esa linealidad no deja de ser parte de su estilo.
IMPRESCINDIBLES; “24-25”, “Freedom and it’s owner”, “Mrs. Cold”, “Me in you”, “Renegade”, “Boat behind” y “Riot on an empty street”.

Os dejamos su video para el single “Boat behind”.


martes, 13 de octubre de 2009

A PROPÓSITO DE SITGES

Que soy una fanática del cine fantástico y especialmente de terror es sabido por todos, por eso era un poco raro que nunca hubiese estado en el festival de cine de Sitges, supuestamente el primero internacionalmente en cuanto a cine de género se refiere.
Aprovechando el puente allí que nos fuimos Truman y yo, y he de decir que la experiencia ha sido tremendamente satisfactoria. Y no precisamente por las películas que pudimos ver, bastante malas en general, sino por el conjunto de cosas que hacen de este festival un acontecimiento especial.
En primer lugar, el pueblo en sí. Un largo paseo en el que pequeñas playas se van sucediendo, sin tener la sensación de agobio que los típicos pueblos de costa suelen dar. Un casco con encanto con calles peatonales muy cuidadas (a pesar de algunas obras bastante inoportunas) y rincones muy bonitos. Restaurantes y terrazas decorados con gusto... En fin, un pueblo con el suficiente encanto para que te apetezca ir sin tener ninguna otra excusa.

Por otro lado, por supuesto, el festival. Un festival lo suficientemente profesional como para figurar entre los mejores eventos españoles (42 años les avalan), pero con un ambiente lo suficientemente amateur como para que sea el público, y no los críticos, ni los famosos, ni los directores, actores y demás, los que mas lo disfrutamos, ya que es un festival hecho por y para amantes del buen cine, principalmente de género, aunque no exclusivamente. Eso se nota en cada proyección, en las que un público totalmente entregado de antemano, es capaz de ovacionar una y otra vez el mismo anuncio que ponen delante de cada película, así como aplaudir en las mejores escenas. Y los cines, tanto el gran Auditori del Meliá, con su inmensa pantalla, el Retiro con su encanto sesentero y el Prado, con sus frescos y su estructura de madera con sabor añejo, son lugares muy especiales que contribuyen al disfrute de cada pase. Aunque no todo es maravilloso, claro. El quedarte sin entradas para las películas más interesantes, pocas proyecciones de cada una, las largas colas para coger sitio con lo fácil que sería hacer sesiones numeradas, o la impuntualidad en los cines pequeños, especialmente en las maratones nocturnas, ponen de manifiesto que hay aún muchas cosa por mejorar.


¿Y las películas? No pudimos ver Moon, ni Thirst, ni Mr Nobody, ni Carriers, ni Zombieland, ni The road, ni muchas otras que eran los platos fuertes del festival, ya que o bien se habían presentado a lo largo de la semana, o bien estaban agotadas. Así que vimos alguna buena, alguna interesante, y algunas mediocres u olvidables. Entre las buenas, "Accident", un thriller honkones en la que un grupo de asesinos a sueldo se dedican a cometer crímenes que parecen accidentes, con el sello de Johnnie To como productor, y "Book of blood", una estimable adaptación de dos relatos cortos de Clive Barker, creador de Hellraiser. Entre las segundas, "Paranormal activity", que sin ser ninguna maravilla, con muy poco presupuesto y con una gran campaña de marketing, consigue crear una tensión in crescendo que se estropea al final, o "Doghouse", parodia inglesa de las películas de zombies, con un comienzo muy prometedor pero que enseguida se desinfla y da paso al tedio. Y entre las muy malas, pese a la respuesta del público, "Colin", con el dudoso honor de haber costado 60 euros, es la historia (fallida) de un zombie contada desde la perspectiva del propio muerto viviente, con un sonido horroroso, una imagen deplorable y unas actuaciones para la posteridad que hacen pensar si en este tipo de eventos no debería haber un mínimo de calidad o todo vale si es original; o "The loft", que con un presupuesto mucho mayor no deja de ser una tomadura de pelo sobre cinco amigos y supuestos donjuanes que comparten un loft de diseño para llevar a sus conquistas hasta que algo sucede...

Y es que en realidad, las películas que ves no tiene tanta importancia como el hecho de estar allí, y eso es por lo que espero que a partir de ahora, cada primero de octubre, tenga una cita ineludible con este festival.

NO SÉ SI HA QUEDADO CLARO QUE SOY FRANCÉS


Ya nos advertía nuestro siempre lúcido Truman del peligro de la tendencia a tomarse demasiado en serio a sí mismo de Benjamin Biolay. Nadie podía esperar tras el magnífico Trash Ye-ye que el compositor francés publicara un disco aún más sobresaliente y mucho menos que cambiara de registro tras encontrar su sello definitivo en su anterior álbum. La superbe, que así se llama este quinto disco y primer single, amenaza con ser uno de esos trabajos hiperpersonales para libererar fantasmas, no en vano es un disco doble y pocas veces en la historia un disco merece tantos minutos de escucha más bien suele reflejar la incapacidad del artista para discernir lo que el público merece escuchar de lo que él necesita contar. Dice Biolay que este álbum es "Un estado mental". Desde el respeto y la admiración miedo me da aunque confiamos en el brutal talento de este artista. Tendremos que esperar al 19 de octubre para ver publicado este nuevo trabajo. De momento aquí tenemos el clip del primer single, realizado de nuevo por Clarise Canteloube, mucho menos inspirada que en ocasiones anteriores y llevando al límite esa actitud tan atormentada y tan francesa de uno de los mayores talentos musicales actuales.

lunes, 12 de octubre de 2009

EL SOPLÓN: UN GUIÓN MUY ACTUAL

El último filme del director Steven Soderbergh, “El soplón (The informant!)”, basado en hechos reales (aunque esto es un poco repetitivo decirlo porque lo que aborda es lo que ocurre continuamente en este gran mátrix en el que vivimos), nos acerca a los comienzos de la década de los 90. En una capital pequeña del interior de Estados Unidos, Mark Whitacre (Matt Damon), es un ejecutivo de una importante empresa ubicada en el sector agrícola. De carácter bastante friki, incluso rozando el retroamongolamiento propio del que se introduce demasiado en la cultura de ese país, comienza a colaborar con el FBI para denunciar a su propia compañía por supuestas prácticas ilegales de fijación de precios. A medida que va avanzando la trama, se descubre que es cierto, pero lo que también es verdad, es que el protagonista es parte de ese buen puñado de personas, se cuentan por millones en el planeta, que se creen sus propias mentiras. Su ego en apariencia altruista, sumido en ese ridículo concepto de pretender ser “un buen ciudadano”, va dando paso al patético objetivo de ser una especie de héroe para la opinión pública.
Da la sensación, y de manera muy acertada, que el director ha colocado el argumento en varios niveles distintos, pero ligados entre sí. Por un lado, se denuncian los intereses de las multinacionales en detrimento de la salud de la gente y todos esos tejemanejes que desconocemos y con los que la mafia que nos gobierna en la sombra juega constantemente. Por otra parte, pone sobre el tapete la subnormalidad profunda de los directores, jefes y jefecillos en todas las áreas laborales. Es algo con lo que hay que bregar a diario: el más inútil, el más corrupto… en definitiva, el más jilipollas puede llegar a ser el que maneje el cotarro en tu trabajo. El guión de “El soplón” está muy bien elaborado, siempre acompañado por los constantes pensamientos internos, inconexos y a veces demenciales, como los de cualquier ser humano, del personaje principal. Matt Damon, siguiendo la tradición yanqui de que para interpretar bien hay que engordar varios kilos, no deja de realizar una actuación estimable. He leído por ahí críticas bastante en contra de esta película, pero quizá provengan de ese tipo de directores, jefes y jefecillos (o aspirantes a serlo) a los que me he referido; y también de los que mienten sin parar y además ocultan y disfrazan todo lo que rodea su vida. Es duro toparse con la verdad, aunque sea a través de un filme, pero tarde o temprano es lo que toca.

PUNTUACIÓN: 7,5/10

sábado, 26 de septiembre de 2009

sábado, 19 de septiembre de 2009

PRIMER SINGLE EN SOLITARIO DE JULIAN CASABLANCAS


A través de su MySpace hemos podido escuchar el primer single del disco debút en solitario de Julian Casablancas. El tema, "11th Dimension" sorprende estilísticamente: se trata de un tema bastante electropop, adictivo, brillante y con unos teclados y con un sonido bastante ochentero, pero en el buen sentido. El lider de The Strokes publica su esperado LP "Phrazes For the Young" el próximo 19 de Octubre. Expectantes estamos todos.

"THE RESISTANCE", EL MÁS GRANDE TODAVÍA DE MUSE

Con el paso de los discos, Muse se han convertido en estrellas incuestionables. Un grupo capaz de llenar hasta la bandera estadios prácticamente en cualquier lugar del mundo, y que acumula varios hits indiscutibles a lo largo de su carrera. Tres años después de la publicación del disco más alabado y en mi opinión más pesado de su carrera, “Black holes and revelations”, publican esta semana “The resistance”.

Sí algo caracteriza, para bien y para mal, a Muse es su ambición desmedida. Esa ambición lleva aparejada una pretenciosidad, una aparatosidad musical, una falta de temor al ridículo, una querencia por el exceso en todas sus acepciones que los han convertido en uno de esos grupos que surgen de tanto en tanto, y que aglutinan a su alrededor legiones de rendidos fans junto a detractores implacables que no dudarían en amenazarles prácticamente de muerte si tuviesen la ocasión. Por ello cuando el propio grupo presentó “The resistence” como su disco más ambicioso, incluso los que disfrutamos con el desenfreno y la falta de contención de “Plug in baby”, “Stockholm syndrome” o “Hysteria”, sentimos un escalofrió recorriendo nuestra espina dorsal ante lo que se nos venía encima. ¿Existen motivos para detestar “The resistence”? ¿Ha cruzado Matt Bellamy la delgada línea que separa la genialidad –bueno, la brillantez sería más acertado en su caso- del ridículo?

A pesar de los temores ante el disco, “The resistance” se revela como un trabajo coherente con la carrera y las inquietudes estilísticas y formales del grupo, mejorando los resultados de su anterior trabajo. Estamos ante una obra grande, absolutamente desmedida en sus aspiraciones, pero que hace gala de una contundencia musical que termina por desarbolar, puntualmente, las reservas del oyente. Desde su apertura, con la fascinante “Uprising” Muse tratan de seducirnos a golpe de perfeccionamiento de estilo en una espiral de desmesura: guitarrazos destemplados, un Bellamy más barítono que nunca, unas composiciones que aúnan estribillos arrolladores con estructuras complejas, alejadas del pop convencional, rebosantes de intensidad y que ponen de manifiesto la tenacidad de un grupo que lejos de amedrentarse ante las críticas, alza la cabeza con un orgullo desafiante, y una provocadora pose llena de arrogancia dirigida como un misil hacia sus detractores.

De todas formas los aciertos suceden a los errores demasiado a menudo como para considerar a “The resistance” como un gran disco, ni siquiera como el mejor disco de Muse. Sí “Uprising” fija la temática (de corte político-revolucionario, un poco de todo a un euro, eso sí) y el estilo del disco, “Resistance” resulta manida, intrascendente y mil veces escuchada antes al propio grupo. “Undisclosed desires” es muy bonita en su sencillez (relativa, estamos hablando de Muse) y “Guiding light” recurre al romanticismo inspirado sin complejo alguno en “Can't help falling in love”. Mientras, “I belong to you” convence definitivamente con una atmósfera bohemia y circense. Sin embargo el grupo bordea el naufragio en “Exogenesis” la auto paródica pieza en tres actos que cierra el LP, y en “United States of Eurasia”, su innecesario homenaje a Queen.

CALIFICACIÓN; 6,5/10
RECOMENDABLES
: “I belong to you”, “Uprising”, “Undisclosed desires” y “Guiding light”
LO MEJOR: Los estribillos de la mayoría de los temas. Otro cantar es la producción que los acompañan.
LO PEOR: Aquellos momentos en los cuales Muse sobreactúan y sobreactúan hasta ser difícilmente soportables.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

SEGUNDO DISCO DE VAMPIRE WEEKEND


El estupendo grupo neoyorquino Vampire weekend ha anunciado el lanzamiento de su segundo disco de estudio para el mes de Enero de 2010. Se llamará “Contra”, constará de 10 canciones, según la banda ideales para conducir por la costa del Pacífico y que llevan el sonido de su primer trabajo a un nuevo nivel, y lo publicará XL. El tracklist del disco y su portada son las siguientes:

01 Horchata
02 White Sky
03 Holiday
04 California English
05 Taxi Cab
06 Run
07 Cousins
08 Giving Up the Gun
09 Diplomat’s Son
10 I Think Ur a Contra




[DVD] LA EXTRAÑA QUE HAY EN TI: JODIE FOSTER TRAS LOS PASOS DE CHARLES BRONSON

Madrid hace más de una semana. Distrito de Latina. Doce de la noche. Un cinebank utilizado tan sólo por una persona en diez mil kilómetros a la redonda es el único testigo, inmerso en calles vacías, de que se acerca su único cliente… yo. Meto la tarjeta y comienzo a echar un vistazo al listado de películas. Me equivoco de botón, le doy a "confirmar" sin querer, y el cajero escupe “La extraña que hay en ti (The brave one)”, un filme rodado hace un par de años por Neil Jordan y protagonizado por Jodie Foster. Con el alma en los pies, tengo unos 500 metros hasta casa para asumir que no queda más remedio que verla. Leyendo la sinopsis de la historia, queda bastante claro que se trata de una especie de remake encubierto de todas esas películas de los años 70 y 80 -encabezadas por el personaje de justiciero de Charles Bronson- donde las víctimas iniciales deciden tomarse la justicia por su mano y saciar su sed de venganza. En “La extraña que hay en ti” nos topamos con el peligro de la típica lección de moral estadounidense y todo lo que eso conlleva, que no es ni más ni menos que el tremendo daño que hacen buena parte de los guiones procedentes del, por ahora pero no para siempre, país-imperio. Lo único que conozco del director Neil Jordan es su título más comercial y taquillero, “Entrevista con el vampiro”. Y tampoco fue para tanto. En cuanto a Jodie Foster –que cada día se parece más a Sigourney Weaver pero con 30 centímetros de altura menos- está claro que trata de dignificar el género de acción en algunas de las películas que ha venido protagonizando a lo largo de los últimos años (“La habitación del pánico”, “Plan de vuelo: desaparecida”). Es evidente que no se ha acercado, ni de lejos, a “El silencio de los corderos”, probablemente su largometraje más conocido junto a “Taxi driver”.

En “La extraña que hay en ti”, Foster interpreta a Erica Bain, una locutora de radio neoyorquina para la que todo es perfecto. Tiene un trabajo que le gusta, un novio estupendo y un perro genial. Todo va como la seda cuando de repente ella y su chico sufren un ataque brutal por parte de los típicos matones chuletas que salen en todas las películas estadounidenses. Erica queda malherida, pero su pareja muere. El guión, que ya viene flojeando un poco, pasa a ser durante unos minutos el típico pastel de telefilme en el que vemos como la protagonista lo pasa mal, recuerda momentos con su novio, etc. Al no superar la tragedia, la locutora comienza a tomarse la justicia por su mano. Ni corta ni perezosa, compra una pistola en el mercado negro. Y si antes no le pasaba nada y todo era de color rosa, ahora y por pura coincidencia, se convierte en una especie de Jessica Fletcher porque siempre aparece en lugares donde se perpetran crímenes o aparecen matones. Mientras va buscando a los que asesinaron a su novio, Erica no duda en convertirse en una justiciera que, tras matar a un par de personas que tienen la mala suerte de cruzarse con ella, sabe utilizar su arma como el que lleva toda la vida practicando tiro al blanco. En definitiva, se pasa la ley por el arco del triunfo, cosa que a mí es lo que más me gusta de todo.

La locutora contra más se toma la justicia por su mano más se viene arriba, sobre todo en su programa de radio. La policía de Nueva York comienza a buscar al misterioso héroe, sobre todo el patético detective interpretado por Terrence Howard. Se trata del típico pesado que cree ciegamente en “lo que está bien” y como su divorcio le ha dejado hecho polvo, se refugia en su trabajo. Conoce a Erica, la cual le hace una entrevista y entre ellos surge una amistad. El caso es que hay momentos de la película en los que se puede pensar en la posibilidad de haber realizado una buena historia. Jodie Foster es muy buena actriz, y además se nota que domina el género de acción y el drama. Sus momentos de mayor angustia en ese debate constante entre su conciencia y su ansia de venganza son impagables. Incluso cuando su personaje afirma que “Nueva York es la ciudad más segura del mundo”, parece que la ironía hace acto de presencia y se agradece. Pero “La extraña que hay en ti”, aún siendo más o menos entretenida y soportable, tiene fallos tan evidentes que desde los primeros minutos ya sabemos que solamente le dedicaremos un primer y único visionado. Se podría haber sacado mucho más partido al personaje de Foster y los autores tienen la culpa, la actriz no tiene ninguna. 5/10

miércoles, 9 de septiembre de 2009

MAPA DE LOS SONIDOS DE TOKIO O LA IMPOSIBLE TAREA DE SUPERAR LOST IN TRASLATION

Cuando me propusieron ir a ver el último filme de Isabel Coixet pasé más de 24 horas despojando mi mente de cualquier tipo de pensamiento negativo. Me olvidé de que no me gustan sus películas. Dejé de lado el más leve acercamiento a lo que puede ser su mundo tras esas gafas de pasta, ese ego morrocotudo y jilipollesco a través del cual trata de convencernos de que el mismísimo Woody Allen le da consejos (esta se cruza con alguien más famoso que ella en cualquier acto y ya lo considera íntimo amigo). Incluso desterré la idea de asistir al patético espectáculo de toparme con un pobre guión que tan sólo quiere volver a enseñarnos lo frikis que son los japoneses y los rincones más sorprendentes de la capital del país del sol naciente. Disculpa, Isabel Coixet. Eso ya lo hizo Sofia Coppola en su maravillosa “Lost in traslation” (no dudo que tenga como mejor maestro a su propio padre), donde el encuentro vital entre sus dos personajes hace que todo lo de alrededor sea puro atrezzo. Y el mal llamado actor Sergi López –ese osote que lleva años deleitándonos con la misma interpretación una y otra vez-, no es Bill Murray. Hacer cine no es tirar un poco de salsa de soja sobre un lirio blanco. Ni sacar imágenes “preciosistas” de un grupo de empresarios comiendo sushi sobre mujeres desnudas. Construir una buena historia no es ir de turismo para que nos riamos con hombres anuncio vestidos de planta en el caótico metro de la capital de Japón. Porque “Mapa de los sonidos de Tokio” ha conseguido que vuelvan a renacer todos los mal llamados prejuicios con los que me han llegado a acusar con respecto a Coixet. Y digo esto porque en realidad no hago más que hacer caso de mis percepciones, y cuando las ignoro, pasa lo que pasa: salí del cine con ganas de partir en dos los anteojos de esta aspirante a cuenta cuentos. Isabel –amiga de Antony Hegarty, hermana, casi amante y confidente- me ha tomado el pelo con la historia de una siesa deprimida que trabaja en un mercado de pescado, hace curros de freelance como asesina a sueldo y de repente, al tener el encargo de matar a David (Sergi López), se enamora de él y abandona la historia.Entretanto, el inexpresivo David no puede olvidar a una novia que se ha quitado la vida. Para sobrellevarlo le come el coño un par de veces a la protagonista y le mete uno, dos, tres, cuatro, cinco y seis dedos (esto es un spoiler, así tal cual). Ryu (Rinko Kikuchi), que así se llama la insólita pescadera y asesina a sueldo -igual que uno de los personajes del popular juego de lucha Street Fighter-, tiene como amigo a un señor maduro que no para de grabar los sonidos que hace ella sorbiendo la sopa. El abuelete, que en el fondo está enamorado y no tiene otra cosa mejor que hacer, nos va relatando un poco el bagaje de la aburrida “criminal” (el personaje del viejo es una especie de Pai Mai de Kill Bill en versión floja, anestesiada y pacífica).

Lo forzado y artificial hace acto de presencia en todos y cada uno de los planos del filme, probablemente muy en la línea del Almodóvar más pesado –otro que tal baila-. Los planos más fijos, se mezclan con repentinos movimientos cámara en mano que no vienen a cuento. Pero el punto álgido del largometraje –y el más impostado-, casi al final y cuando ya no sabía cómo ponerme en el cine para superar el límite del sopor mortal, tiene lugar cuando la Coixet mete con calzador una canción de su amigo Antony. Falta de espontaneidad elevada a la máxima potencia. El icono del moderneo se alza ante los ojos del espectador, y la firma de autor cutre de la directora hace que te sientas pequeño y te reduzcas a la nada. En mi caso esa sensación se materializó en unas ganas terribles de vomitar, que unidas al malestar que me provoca escuchar por una sola centésima de segundo la insufrible voz de Hegarty –de verdad, lo he intentado, pero mi sistema auditivo no está genéticamente preparado para ello-, elevaron una frase contundente a mi mente. Tuve que taparme la boca para no gritar con todas mis fuerzas: “¡Inmólate, Isabel Coixet!”. Lo peor de todo es el mensaje final del filme, según el cual, “la gente nunca cambia”. Con mentiras más atroces hemos topado, eso por un lado. Por otro, el que no evoluciona es porque tiene miedo y vuelve a repetir, una y otra vez, las mismas acciones de siempre. Hasta las que más duelen. Así que, en vista de que esta mujer incide en rodar los inmensos truños con los que ha coloreado su bagaje creativo, será que sigue envuelta en ese pánico absoluto e infantil de los que tienen el síndrome de Peter Pan. 2/10

sábado, 5 de septiembre de 2009

[DVD] WILBUR SE QUIERE SUICIDAR

Rodada en 2002 por el director danés Lone Scherfig –cuya nueva película “An education” todavía está pendiente de estrenar en España-, “Wilbur se quiere suicidar” está localizada en la industrial Glasgow. La trama se centra en el pesimismo innato de su protagonista, que a pesar de tener un magnetismo especial con todo el mundo, la vida ya no tiene ningún sentido para él y su principal objetivo es terminar con ella. Por el contrario, su hermano mayor Harbour (Adrian Rawlins) es un tío bastante vital y optimista. Como el padre de este par de frikis fallece, heredan una librería con material de segunda mano. Al dúo se suma la introvertida Alice (Shirley Henderson), que trabaja limpiando en un hospital y su hija Mary, un papel interpretado fantásticamente por la jovencita Lisa McKinlay. El filme avanza con los golpes de efecto que rodean los casi constantes intentos de suicidio de Wilbur (Jamie Sives). Los motivos para quitarse la vida no se explican en ningún momento, algo que puede ser criticado por todos aquellos que buscan respuestas a todo nada más sentarse a ver una película (bajo mi punto de vista, la falta de explicaciones son esenciales para que exista una interacción entre el espectador y el cineasta y no quede todo a mesa servida).

La melancolía aderezada por la climatología escocesa, cargada de lluvia, nubes y viento frío del norte, a la que se suma el secreto que comienza a esconder el siempre positivo Harbour -que encuentra el amor junto a Alice mientras se ocupa del pesado de su hermano pequeño- consigue crear un efecto más que digno en un filme que, para nuestro alivio, huye del drama fácil. No olvidemos que si este tipo de historias se fraguan en las cabezas de ciertos directores estadounidenses, la lágrima fácil hubiese sido la única meta. Pero en “Wilbur se quiere suicidar” nos encontramos con un grupo de supervivientes que, ante su soledad, forman su propia familia; y frente a las embestidas con las que tenemos que retarnos, cogen el toro por los cuernos. La pregunta es, por último y para no revelar datos sobre esta bonita historia, si el protagonista conseguirá quitarse la vida o si se dará cuenta de que lo mejor es esperar a que la muerte venga cuando le parezca. 8/10

viernes, 21 de agosto de 2009

MI VIDEO DEL... AÑO?: "INTO THE CLOUDS" DE THE SOUND OF ARROWS

Estoy enamorada de esta canción. Y de este video. Y de estos chicos. Y es que han publicado, después de dos temazos como fueron "Danger" y "M.A.G.I.C.", la canción más redonda y emocionante de lo que llevamos de año. Ya solo queda esperar a que se decidan de una vez a publicar su album de debút, que se está retrasando demasiado y promete ser un discazo. Seguro.


lunes, 3 de agosto de 2009

SINÉAD O’CONNOR: RETROSPECTIVA (3ª PARTE)

Con doce meses de retraso por causas que desconozco a la hora de concluir esta retrospectiva, pasamos a comentar los últimos años en la producción discográfica de Sinéad O’Connor. Pueden resumirse en su alejamiento de lo comercial y una especie de vía crucis personal plagado de tintes irónicos y marcados por lo religioso. Ha optado por dirigirse a terrenos menos transitados y más sinceros, a veces aderezados de esperanza, y otras sumidos en una penumbra crepuscular que roza un mundo gótico cargado de sombras y oscuridad. Música tradicional irlandesa, reggae (¡!) y espiritualidad desde la cripta de cualquier iglesia perdida. Incluso un directo desde Dublín, rarezas nunca antes escuchadas y continuas colaboraciones con los artistas más dispares. Por el momento, esta es la Sinéad del siglo XXI, es decir, la que no deja lugar a etiquetas y sí a una positiva dispersión creativa y sorpresas por sus radicales cambios de estilo. De manera irreversible, O’Connor ha alterado la imagen de las cantantes femeninas.

Sean-Nós Nua (2002)

El sexto disco de estudio de la cantante irlandesa supuso el inicio de su radical alejamiento de la industria discográfica y todo lo que eso conlleva. Se trata de una huida en línea recta y sin mirar atrás, después de toda la turbulencia vital de la que hemos hablado en las dos primeras partes de esta retrospectiva. Con “Sean-Nós Nua”, que en gaélico viene a significar “nuevo estilo viejo”, Sinéad O’Connor acomete 13 canciones tradicionales de música irlandesa. Hay que apuntar que estas melodías fueron las que inspiraron lo que todos conocemos por el country estadounidense. Pero en este caso, la artista introdujo arreglos distintos para crear un ambiente mucho más atmosférico, místico, e incluso, terapéutico. Lo que prima en este álbum son las historias que se cuentan, tan reales para mucha gente que ha nacido y crecido en este país como para los islandeses la existencia de duendecillos. Y por supuesto, es destacable la voz de una O’Connor más apasionada y dulce que nunca. De hecho, “Sean-Nós Nua” es uno de esos pocos discos capaces de conseguir que se te salten las lágrimas ante tanta belleza y sinceridad con la que se ha llevado a cabo. Según contaba la propia Sinéad, se trata del proyecto que siempre quiso realizar porque estas canciones forman parte de su propia biografía, algunas las aprendió en el colegio y otras en la calle o a través de su padre. La dulzura de este álbum es apasionante. Está repleto de ritmos y sonidos que parecen acompañar el latido de un corazón desde lo más profundo del alma o el susurro del aire meciendo las hojas de los árboles.

Sumergirse en “Sean-Nós Nua” es aparecer de repente en Irlanda y tener que cerrar los ojos ante el verde casi fluorescente de su vegetación. Allí nos espera la tradición de un país al que no le ha quedado más remedio que explotar espiritual y culturalmente ante las continuas embestidas de la vecina Inglaterra. O’Connor nos recibe desde alguna casa bañada por la niebla a las afueras de Dublín y nos hipnotiza como quien cuenta una leyenda apasionante a un grupo de niños. Intimo hasta su máximo límite, con un diálogo cantado junto al veterano Christy Moore que dura más de 11 minutos (“Lord Baker”), este álbum es un libro lleno de fantasías apasionantes, desde el comienzo con “Peggy Gordon”, pasando por las maravillosas “The singing bird”, “The Moorlough shore” o “Paddy’s lament” hasta joyas como “My lagan love”. También incluye un par de temas en el bonito idioma gaélico, a destacar “Óró sé do bheatha ‘Bhaile”.

PUNTUACIÓN: 8/10
LO MEJOR: viajar a Irlanda a través de las canciones de este disco.
LO PEOR: Sinéad debería haber adoptado otra pose en la portada…
DESTACABLES: “My lagan love”, “The singing bird”, “Paddy’s lament”, “Peggy Gordon”, “Óró sé do bheatha ‘Bhaile”, “The Moorlough shore”


Throw down your arms (2005)

Contaba Sinéad O’Connor que su séptimo disco, “Throw down your arms”, es el que le salvó definitivamente la vida. La cantante ya venía abrazándose a la cultura rastafari desde hacía varios años. Cuando ya todo el mundo pensaba que se había retirado definitivamente tras la publicación de un doble álbum con rarezas y un concierto en directo –tanto en versión CD como DVD- en 2003, la irlandesa editó esta colección de covers de música reggae. La grabación tuvo lugar en Jamaica, país base de este movimiento religioso y cultural, junto a reconocidos músicos de la isla como Sly Dunbar, Robbie Shakespeare o Dean Fraser. Más a gusto consigo misma, la artista, igual de apasionada que en “Sean Nós-Nua”, lleva a cabo las 12 versiones de manera muy fiel y teniendo en cuenta que son piezas hasta entonces cantadas única y exclusivamente por hombres. No deja de sorprender hasta donde es capaz de llegar O’Connor en cuanto a versatilidad se refiere, y “Throw down your arms” volvió a provocar que muchos pensaran otra vez que la cantante había vuelto a perder la cabeza.

No sólo ya no se arrepentía de su pasado, en donde sobresale el episodio de la foto del anterior papa, sino que Sinéad se sumerge totalmente en la cultura rasta por esa idea de mosca cojonera que tiene un movimiento que no es ni más ni menos machista que otras religiones. “Estoy interesada en eso, en lo que hace temblar el poder establecido. Ser ordenada monja fue una travesura. Hay un montón de canciones africanas en torno a la imagen de 10.000 etíopes que descienden sobre el Vaticano a caballo para rescatar a Dios. Me encanta esa idea. Miles de etíopes relajados y una jodida irlandesa calva y loca”, afirmó O’Connor (el año anterior había contratado una página entera de un diario irlandés para pedir que la palabra “loca” no se aplicara a su persona).

La portada del disco es otra divertida fechoría. La cantante aparece en una imagen tomada el día de su primera comunión, algo que consiguió enfurecer de nuevo al mismo grupo de católicos que en su momento trataron de hundirla por ser acusados de abuso físico y psíquico a menores. El tiempo le dio la razón a la artista, como se ha podido comprobar. A pesar de no gustarme en especial la música reggae, hay que reconocer la valentía de Sinéad con respecto a este proyecto en el que se recogen temas muy estimables y fantásticamente interpretados como “Marcus Garvey”, “Door peep”, “Downpressor man” o “Jah Nuh dead”. A muchos portadores de sotana se les tuvo que llenar la boca de espuma porque la canción que cierra el disco y que en su día hizo popular Bob Marley, “War”, es la misma que cantó a capella en el famoso episodio del Saturday Night Live. El álbum en general es muy de tiempo estival, pero el estilo que aborda no deja de aburrir a las tres o cuatro canciones (puede que alguna más, y se soporta porque las interpreta O’Connor con una mezcla de fuerza, pasión y sensibilidad que reside en pocos artistas).

PUNTUACIÓN: 6/10
LO MEJOR: la pasión que le pone Sinéad a todas las canciones.
LO PEOR: al ser música reggae puede surgir el cansancio en cualquier momento.
DESTACABLES: “Marcus Garvey”, “Door peep”, “War”, “Downpressor man


Theology (2007)

Si Dios viviese en la Tierra, la gente rompería sus ventanas”, escribe Sinéad O’Connor en el interior de “Theology”, su octavo disco de estudio. Se trata de un doble álbum en el que la cantante incluye los temas tanto en versión acústica –“Dublin sessions”- como acompañada de una banda completa y de forma totalmente distinta –“London sessions”- (para hacerse una idea, es lo que hizo Björk en “Telegram”, un trabajo en el que deformó todas las canciones de “Post”, sólo que la irlandesa lo ofrece todo a la vez). El único track que no se repite es “I don’t know how to love him”, incluido en las grabaciones en Londres. Aquí nos encontramos otra vez con un nuevo guiño irónico de O’Connor con respecto al hecho de haber sido toda una excluida durante la década de los 90, ya que esta canción es la que interpreta el personaje de María Magdalena en el tedioso musical Jesucristo Superstar. La artista pone un punto y seguido a su particular camino de espinas a la hora de buscar una paz personal que parece haber encontrado por fin. Según ella, con “Theology”, pretende ofrecer un reducto de tranquilidad ante todo el caos mundial en el que estamos sumidos. Por otro lado, se trata del primer disco en siete años en el que Sinéad vuelve a componer y escribir (o co-escribir) sus propias canciones (aunque introduce un par de covers más, “Rivers of Babylon”, popularizada por Boney M, y “We people who are darker than blue”, de Curtis Mayfield).

Nos topamos ante un trabajo, y puede que me repita con esto, eminentemente apasionado. El punto negativo lo podemos hallar en las constantes referencias a Jah y a todo ese misticismo al que se entrega la irlandesa y que resulta ya algo cansino a nivel poético. Más que nada por dar vueltas y más vueltas sobre lo mismo. No obstante, como todo artista, Sinéad O’Connor utiliza la música como vehículo para echar fuera fantasmas, traumas y obsesiones. Con una voz mucho más grave que en producciones anteriores –resultado al que estamos avocados todos los fumadores- la cantante pasea por pequeños caminos repletos de tranquilidad a través de cualquier bosque sumido en la oscuridad, sobre todo en “Dublin sessions”, de donde cabe destacar “Something beautiful”, “If you had a vineyard”, “33” y “Watcher of men” (esta canción rememora de lejos a Sinéad en sus inicios).

En “London sessions”, O’Connor reinventa los temas acústicos con unos arreglos y una producción humilde pero cuidada. Seguramente influida por su colaboración en el disco de Massive Attack “100TH window”, lava las caras de “Watcher of men” y “Whomsoever dwells” para orientar estas dos canciones hacia un estilo trip hop muy logrado. Entretanto, los otros cortes emergen con la fuerza de verse acompañados de más instrumentos y salen de las tinieblas azuladas por las que bucean en “Dublin sessions”. Pero es el tema “Something beautiful” el que domina el concepto y alma de “Theology”. Su título y letra así lo atestiguan. O’Connor ha cambiado los pensamientos negativos por los positivos -a pesar de cierta bruma que persiste-, se ha calmado aunque no deja de lanzar mensajes cuyos dobles raseros atesoran su carácter combativo.

PUNTUACIÓN: 7,5/10
LO MEJOR: presentar dos versiones distintas de cada canción y las evocaciones de música medieval de "Dublin sessions".
LO PEOR: la cover de “Rivers of Babylon”. Por suerte es el último tema y da tiempo de darle al stop.
DESTACABLES en el CD “Dublin sessions”: “Something beautiful”, “If you have a vineyard”, “Watcher of men”, “33”.
DESTACABLES en el CD “London sessions”: las anteriores, más “Whomsoever dwells” y “We people who are darker than blue”.


Recopilatorios

So far… The best of Sinéad O’Connor (1997)

Primer recopilatorio de grandes éxitos de Sinéad O’Connor. Incluye temas de sus cuatro discos de estudio iniciales y el EP “Gospel oak”. También contiene canciones que son resultado de sus colaboraciones con otros artistas o la popular y fantástica “You made me the thief of your heart”, que forma parte de la banda sonora de la película “En el nombre del padre”. El listado de material varía un poco de unos países a otros, pero tampoco demasiado. Es un buen álbum para todos aquellos que tengan ganas de iniciarse en la música de la cantante irlandesa. Si les gusta lo que hay en este “So far…”, será inevitable que sientan curiosidad por investigar sobre todo lo que ha hecho después. No obstante, sigue mereciendo la pena tener al completo “The lion and the cobra”, “I do not want what I haven’t got” y “Universal mother”, que para mí, son los tres mejores trabajos de O’Connor. En el fondo, un “grandes éxitos” no deja de ser un testimonio muy pequeño de la creatividad de un músico.


She who dwells in the secret place of the most high shall abide under the shadow of the almighty (2003)

Con este título interminable e inabarcable (ni nuestra querida Alanis Morissette ha sido capaz de superarlo), Sinéad O’Connor publicó un doble álbum: en el CD 1 se incluyen muchas rarezas, caras B y colaboraciones con otros artistas como Massive Attack, Asian Doub Foundation, Adrian Sherwood y Roger Eno, así como versiones de otras canciones de ABBA ó B-52’s; el CD 2 es un concierto grabado en el Vicar Street Theatre de Dublín en 2002, donde la cantante ofreció temas de su más reciente disco por aquel entonces, “Sean-Nós Nua”, y canciones de otros trabajos anteriores (además, este recital está disponible en DVD). Con este proyecto, Sinéad pretendió dar por zanjada su carrera musical por enésima vez. Esta vez incluso envió un comunicado pidiendo que le devolviesen su privacidad, que pensaba dedicarse a otra cosa. Para todos los seguidores de su música, “She who dwells…” es un álbum mucho más interesante que un simple grandes éxitos porque está repleto de material estupendo y difícil de encontrar. Muy recomendable.
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Collaborations (2005)

Si alguien conoce a algún artista que haya colaborado con más grupos y cantantes que Sinéad O’Connor, que venga y me lo diga. El mismo año que sacó al mercado “Throw down your arms”, incumpliendo así sus intenciones de retirarse, la irlandesa publicó “Collaborations”. Se trata de un álbum en el que se incluyen canciones grabadas a lo largo de su carrera en las que ha colaborado con una gran variedad de músicos. Pero además, la proeza radica no solamente en el tremendo respeto que se ha ganado O’Connor en este mundillo, sino en la riquísima variedad de géneros que ha abarcado. Entre la gente que ha querido trabajar con ella se encuentran Massive Attack, Bomb the Bass, Moby, Peter Gabriel, The Edge (U2), Damien Dempsey, etc… Y es una pequeña muestra reflejada en las 17 canciones de “Collaborations”, si tuviésemos que editar un disco con todos los artistas con los que ha grabado Sinéad en años anteriores a 2005 y posteriores hasta nuestros días –saltándonos incluso sus incursiones en distintas bandas sonoras de películas-, nos saldría una caja por lo menos con 4 ó 5 CD’s. O’Connor ha realizado recopilatorios con material nuevo, desde interesantes visiones como ésta. Por el momento no ha caído en eso de publicar retrospectivas poco diferenciables entre sí, lo cual se agradece mucho.
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