viernes, 28 de noviembre de 2008

SUZANNE VEGA, RETROSPECTIVA (y II)


99.9 F° (1992)

El cuarto disco de Vega se publica en 1992 de una forma bastante discreta. “Days of open hand” no había repetido el éxito multitudinario de “Solitude standing” y Vega comenzaba a ser vista como una rara avis en la escena del pop internacional: una artista que no estaba dispuesta a pasar por el aro de una comercialidad vacua, y que para bien o para mal no permite ingerencias de su discográfica en cuanto a su música, no accediendo a dar un giro a su carrera hacia terrenos de mayor accesibilidad. Aún así recuerdo haber visto el clip de “When heroes go down” en el programa de los 40 Principales que se emitía en aquella época en Canal +. Probablemente se trató del último single promocionado a un nivel mainstream de la neoyorquina.

En efecto Vega va por libre y "99.9 F°" es una buena prueba de ello. Es un disco muy personal una vez más y sorprendentemente exuberante en diversos pasajes del mismo. El ambiente de este cuarto trabajo es claramente diferente al intimismo de “Suzanne Vega” o “Solitude Standing” y a la accesibilidad y ensoñación un tanto de manual de “Days of open hand”. "99.9 F°" es un disco con raíces mas rockeras, posee una instrumentación mas rica y variada que cualquier disco de la artista y un aire de experimentación recorre el conjunto formado por estas trece canciones; Vega parece ser consciente de que será difícil para el oyente mantener la atención y comienza el disco con un revelador “Excuse me / If I may /Turn your attention/ My way /One moment/ I won't plead/ It isn't much/ It's what I need”

Con todo ello no es este, ni mucho menos, mi disco favorito de Vega. No es un trabajo homogéneo como su debut, ni poseedor de la gracia, la inspiración y la emoción de “Solitude standing”. La dispersión y variedad de ideas del disco hace que se desordene mentalmente en mi cabeza. Tiene demasiadas canciones, demasiado cortas algunas de ellas, con duración de dos minutos en muchos casos, y se renuncia a un intimismo lleno de hallazgos estilísticos en beneficio de cierto aire entre mecánico o industrial y circense en los arreglos (“As a child”, “Fat man & dancing girl”, “Blood makes noise”). Pero el problema básico para estar ante un disco insatisfactorio bajo mi punto es esa variedad de ideas, que se apilan en montones sin ser desarrolladas ni ordenadas de una forma coherente. A ese aire exuberante se le une el pop comercial muy brillante (“In Liverpool”, “As girls go”), que a su vez convive con baladas con tendencia a un irrefrenable sopor en su desnudez (“Song of sand”, “Private goes public”, “Blood sings”) perdiendo ese extraño equilibrio intangible que hace que en algunos discos esa combinación de elementos diversos encajen en perfecta simetría y en cambio en otros casos te parezca que se pierde cierto orden y el conjunto se asemeje a una suma de piezas oscilantes entre lo brillante y lo mediocre.

En cualquier caso "99.9 F°" es un disco recomendable a pesar de cierta sensación cercana a lo frustrante o lo decepcionante, pero solo bajo el prisma o la consideración de que su autora nos ha entregado varios discos memorables a lo largo de los años. Este disco por desgracia y a pesar de apuntes sobresalientes no podemos catalogarlo como tal.

CALIFICACIÓN; 6,5/10
IMPRESCINDIBLES; “As girls go”, “In Liverpool”, “When heroes go down
LO MEJOR; La amplitud de miras de Vega que abre nuevos caminos estilísticos en muchos temas
LO PEOR; Para este disco son definitivamente un lastre algunas canciones que no dan la talla melódicamente (“Blood makes noise” o “Song of sand” son dos ejemplos)
Por Truman

Nine objects of desire (1996)

Si tuviese que definir en pocas palabras el quinto disco de estudio de Suzanne Vega, “Nine objects of desire”, diría que es el trabajo más lujoso y sofisticado –en el buen sentido de los calificativos- de la cantautora. Continuando en gran medida con el sonido más electrónico e industrial de “99.9 F°”, pero con una producción más limpia –también por parte de su ex marido, Mitchell Froom-, la artista saca su lado más sensual y carismático. El primer corte del disco, “Birthday (Love made real)”, que habla del nacimiento de Ruby, la única hija de la norteamericana, es un puente de ritmo progresivo que engancha desde los acordes iniciales (también aborda el tema en la fantástica “World before Columbus”). Con el gran bajo de “Headshots”, y la hipnotizante “Caramel”, Vega nos apunta que a moderna no le gana nadie (lo anuncia en la portada). Incluso puede hacernos bailar con “Casual match”, una pieza amena de reminiscencias poperas que bien podría servir para cualquier momento de pasarela o retratos setenteros.

Con toques de jazz y una letra profundamente poética y fantasmal, “Thin man” es otro de los temas a destacar (tarea algo difícil porque la calidad y el trabajo bien hecho se siembran a lo largo de todo el disco). Con “Honeymoon suite” y otro sencillo eficaz, “No cheap thrill”, Vega nos introduce a través de sus inteligentes líricas en el buen momento personal que estaba pasando en aquellos momentos a nivel familiar. Como anécdota, la banda estadounidense Plump (con “p” al final), se puso el nombre tras escuchar el último corte de “Nine objects of desire”, la bonita y metafórica “My favourite plum”.

Se trata de un álbum compacto, homogéneo y de una ejecución tan cuidada, que hay momentos en los que da la sensación de que Suzanne te está cantando al oído mientras el acompañamiento instrumental se acomoda tras ella. Sorprendente.

PUNTUACIÓN: 9,5/10
LO MEJOR: Suzanne consigue moverse por terrenos que otras cantautoras no han seguido jamás.
LO PEOR:
lo difícil que es para algunos encontrar la parte divertida e irónica de la cantante, así como su gran calidad como observadora. Y luego ponen en el currículum que saben inglés…
DESTACABLES:No cheap thrill”, “Caramel”, “World before Columbus”, “Headshots”, “Birthday (Love made real)”, “Casual match”, “Thin man”…
Por Gaspashá

Songs in red and gray (2001)

Cinco años después de “Nine objects of desire” Suzanne Vega publica su sexto álbum de estudio. En el espacio entre ambos Vega vive el infierno de una traumática separación. Es imposible entender este “Songs in red and gray” sin esta información previa ya que líricamente estamos ante un trabajo que da vértigo ante la desolación, la rabia y la tristeza que supura cada frase pronunciada por Vega, comenzando por la arrolladora y descorazonadora “Penitent” (“I look for you in heathered moor/the desert, and the ocean floor/how low does one heart go”) tema que la primera vez que escuché puse en Repeat durante cerca de media hora y que se revela como el mejor tema del álbum y una de las cimas en la carrera de la artista.

Si en “Penitent” Vega pone las cartas sobre la mesa acerca de la sima emocional en la cual se encuentra, el resto del disco navega por similares aguas aunque bajo un tamiz de esperanza. En “Widow’s walk” no duda en considerarse una viuda que ha fracasado en su matrimonio, pero el estribillo resulta deslumbrante y aparece el futuro en forma de un horizonte quién sabe si repleto de promesas, en “Soap and water” vuelve al drama, esta vez desde el punto de vista de su hija (“Daddy’s a dark riddle/Mamma’s a handful of torrns/you are my little kite/caught up again in the/household storms”) con una melodía de una delicadeza que asombra y en “Song in red and gray” nos encontramos de nuevo los reproches, la vergüenza y las dudas (“Did I break the thread, or did you break the thread”) y el tono festivo de “Last year’s troubles o “If I were a weapon” sirven de perfecto contrapunto para oxigenar y aligerar el conjunto a pesar de que sus letras siguen siendo reveladoras.

Son solo algunos ejemplos de la angustia que emana del disco y de los contrastes que Suzanne Vega trata de introducir a lo largo del mismo. Es este un trabajo bellísimo en lo lírico, aunque difícil de disfrutar en ocasiones por la dureza e intensidad de los sentimientos que hay en juego, y en lo estilístico abandona la ciudad y los cafés y el tono general se acerca a un pop con cierto aire rustico, de paisajes color sepia en el otoño del noreste de los EE.UU., en esos pueblos de casas con vallas blancas junto a desfiladeros bañados por el océano. Allí se encuentra el refugio de Suzanne Vega, y allí nos transportan estas trece canciones. Si no es un álbum a la altura de sus clásicos es por el bajón que pega en su parte final, con algunos cortes un tanto tediosos como la monótona “Harbor song”, o esa “Machine ballerina” que incide en los defectos de "99.9 F°". Por lo demás estamos frente a frente con una obra de una sinceridad abrumadora, de una lucidez que pone de manifiesto la inteligencia de su autora, impregnando a estas trece piezas de un buen gusto, una sensibilidad y un pudor a la hora de desnudar sus sentimientos digno de admiración.

CALIFICACIÓN; 7,75 / 10
LO MEJOR; La profundidad emocional que atesora el disco.
LO PEOR; La banalidad de algún tema frente a la seriedad del resto.
IMPRESCINDIBLES; “Penitent”, “Soap and water”, “Widow’s walk”, “St. Claire”, “Song in red and gray”, y “(I’ll never be) Your Maggie May
Por Truman

Beauty & Crime (2007)

Durante un paréntesis de seis años, Suzanne Vega se encontró sin marido, sin discográfica y llevando a su hija al colegio mientras escuchaba a su alrededor “mira, mira, es la cantante de Luka”, lo que le hacía preguntarse qué narices pintaba en este mundo. Finalmente, la compañía Blue Notes le permitió grabar “Beauty & Crime” –y además encontró el amor de nuevo y volvió a casarse-. La espera ha merecido la pena y confirma que más vale estar un tiempo sin sacar nada antes que publicar trabajos que entierren una carrera. La cantautora es poco prolífica, pero cada disco que saca es producto de la cocina a fuego lento. En este caso, en Gesloten remarcamos este álbum como uno de los mejores del año pasado –y de lo que llevamos de década-. Con esta tanda de nuevas canciones, Vega realiza su particular homenaje a Nueva York, su ciudad adoptiva (en realidad nació en Santa Mónica, California). Y para ello, nos retrotrae a esos momentos otoño-invernales que tan bien sientan a las grandes urbes (y a los que no soportamos el calor del verano). Porque “Beauty & Crime” es un regreso a los cafés literarios y de música en directo en los que se puede fumar y tomar un buen vaso de Johnny Walker mientras se escucha música en directo. Suzanne Vega imprime jazz y sentimientos de metrópoli como solamente ella sabe hacerlo. Dedica el disco en general a su hermano fallecido, y en especial en la preciosa “Ludlow Street”, calle donde él vivió.

Con la acústica, sencilla y apasionante “New York is a woman desnuda la ciudad de los rascacielos realizando una radiografía en la que combina sus encantos, sus peligros y en definitiva, el gran mito reflejado en las películas estadounidenses. Aparte de realizar guiños a su nuevo marido en “Bound” o a su hija en “As you are now”, también regresa un poco a la electrónica de sus dos trabajos anteriores en la rítmica “Unbound”. Vega, como contadora de historias ajenas sigue siendo exquisita, y buena prueba de ello son las canciones “Frank & Ava”, “Pornographer’s dream” o “Edith Wharton’s figurines”. Incluso se inspira en un amigo de su hermano, un pintor de graffities en “Zephyr and I”.

Frío de noviembre o diciembre, cafés a media luz, cigarrillos que se consumen solos y un libro dispuesto a ser devorado. Eso es “Beauty & Crime”, rematado muy bien con “Angel’s doorway” y “Anniversary”. Absolutamente imprescindible y apto para degustadores de soledad.

PUNTUACIÓN: 9,5/10
LO MEJOR: lo bien que describe Nueva York y el contexto que imprime en todo el disco.
LO PEOR: ha vuelto a quedarse sin discográfica y no lo entiendo.
DESTACABLES:New York is a woman”, “Frank & Ava”, “Ludlow Street”, “Pornographer’s dream”, “Edith Warton’s figurines”, “Angel’s doorway”…
Por Gaspashá

Para consultar la 1ª Parte de la Retrospectiva, aquí.

GIRA DE TINDERSTICKS POR ESPAÑA


El grupo británico Tindersticks estará de gira por España el próximo mes de febrero. Las fechas anunciadas son las siguientes:

08 de Febrero en Barcelona - Auditori
09 de Febrero en Madrid - TBC
10 de Febrero en San Sebastián - Teatro Victoria Eugenia

El grupo estará presentando los temas de su último álbum, The Hungry Saw del cual os hablamos hace algún tiempo aquí.

Vía Muzikalia.

jueves, 27 de noviembre de 2008

ALDESVAN - NUEVAS CAMISETAS

alDesvan.es - Tu tienda de camisetas

Como os anunciábamos hace unos días, esta semana hemos lanzado la nueva colección de camisetas alDesván, con 4 nuevos modelos: Sound, Mariposa, Diente de León y HeartCode.

Cuatro nuevos diseños que harán que tu vestuario sea más original, ya que se trata de ediciones limitadas y exclusivas.

En esta nueva temporada hemos bajado los precios. Cada camiseta cuesta tan sólo 15 euros (gastos de envío no incluidos) y además, con cada compra te llevarás un pequeño regalo de aldesvan.es

“808’s & HEARTBREAK”: KANYE WEST NO SALE DE CASA SIN EL VOCODER

Hace un par de décadas un músico como Kanye West, superestrella en su país donde despacha millones y millones de cada uno de sus discos, tendría que haber sido un ídolo planetario, como lo fueron Madonna, Michael Jackson, Prince y Bruce Springsteen, el poker de ases que en los ochenta redefinieron el concepto de estrella musical y elevaron el mainstream a los altares del arte popular con álbumes como “Purple rain”, “Thriller”, “Like a virgin”, “True blue”, “Bad”, “Born in the U.S.A”...

En cambio el artista más relevante de esta década en U.S.A no se come un colín en Europa. Sus discos pasan sin pena ni gloria por los charts de Italia, Francia, Alemania, por no hablar de España, donde es una figura prácticamente desconocida a nivel popular. Solamente en Reino Unido ha alcanzado cierta relevancia, aunque también allí abundan los artistas con ventas superiores a las de “Graduation”. Sus giras lejos de ser multitudinarias tienen lugar en recintos de pequeño aforo, y el público en los mismos está predominantemente formado por yankees de paso, ya sea de vacaciones o como estudiantes, y el público local se reduce a algún curioso o despistado, casi siempre invitado...

West es plenamente consciente de esto. Le bastará con echar un ojo al informe de ventas que le envia su discográfica: mientras sus discos venden sobre 4 millones en USA, en el resto del planeta apenas suman unos pocos cientos de miles, si llegan. Como hiphopero West resulta atípico: es educado, le gusta vestir bien, condena la homofobia y la mosoginia y huye de cualquier forma de violencia. A pesar de ello sus discos siguen siendo de hip hop. Y la sensibilidad musical europea se encuentra a años luz de este estilo lo que explica en buena parte el por qué a Kanye le va mal por aquí y nos daría pie de paso para reflexionar sobre como se ha abierto una enorme brecha de incompatibilidades entre los gustos del público americano y europeo que daría para un análisis demasiado extenso como para tratar aquí.

Con “808’s and heartbreak”, West se lanza a la conquista del mundo y para ello se acerca al pop, al lado melódico de la música en un álbum reposado y muy bello e inspirado en algunos pasajes. Como seguidor confeso de grupos como Coldplay o Keane, podríamos esperar un disco de pop cristalino. Sin embargo West opta por crear melodías más recargadas, atmosféricas en muchos momentos. Pero lo que más llama la atención es el uso y abuso que realiza del vocoder o sintetizador de voz, de forma que es prácticamente imposible escuchar limpia su voz a lo largo del disco interpretando sus letras acerca de abandonos, fracasos amorosos y soledad en la cumbre del éxito...

West pretende entonces conquistar el mundo a golpe de vocoder. Le deseamos suerte. Porque canciones interesantes no le faltan. Sin embargo el disco según avanza se hace algo cansado de escuchar por culpa de una producción que abusa de los gadgets electrónicos, con el ánimo de recrear un futurismo abiertamente demodé, un retro futurismo encantadoramente kitsch a ratos, pero aburrido en otros instantes. Aún así temas como “Love lockdown”, “Paranoid”, la exageradísima “RoboCop” o las sensuales “Bad news” o “Say you will” bien merecen varias escuchas: crecen y crecen, y hasta es posible que se queden mucho tiempo en nuestro reproductor de MP3 si olvidas tús prejuicios, y ponen de manifiesto el talento melódico de su autor, al que encantados damos la bienvenida al pop.

CALIFICACIÓN; 6,5/10
LO MEJOR; El talento para la melodía del cual hace gala West.
LO PEOR; Esa querencia por el lado kitsch de la vida, en forma de omnipresente vocoder.
IMPRESCINDIBLES; “Say you will”, “Robocop”, “Bad news” y “Heartless”.

ADIOS A "SUSIE POP"

“La Susi” hoy conocida como "Susie Pop" o “la verdadera Nancy rubia” era ya una diva de la desaparecida sala Revolver allá por 1993 cuando me afinqué en la capital. Ella y “Luisito” conocido como "Luisito Pop" o "Putirecords" eran auténticos personajes por aquel entonces y hacían que ese Madrid recordarse en algo a lo que suponemos que puedo ser el de “la movida” que no vivimos por ser demasiado jóvenes. Tras una etapa formando parte del grupo de bailarinas que acompañaba a Alaska fundó en 2004 junto a Mario Vaquerizo Las nancys rubias, “ese grupete que”, según los de Muchachada Nui, “os lo hacen todo y aún así es ridículo” pero que tanto nos divierte. No dejaba de sorprender que Susie compaginase los rodajes de glamorosos videoclips en Las Vegas con su trabajo en el guardarropa del Berlín Cabaret, una de las salas más pintorescas de la ciudad. Se deduce que no era amiga de pedir favores.
Aún no nos podemos creer que en la madrugada del pasado domingo decidiese quitarse la vida lanzándose desde el Viaducto y no deja de resultar macabro e irónico que en el tema In & out las Nancys declarasen que estaba “out: tirarse por el viaducto”
La echaremos de menos.
Jesús Galindo “La verdadera Nancy Rubia” nació en Sevilla en 1974 y falleció el domingo 23 de noviembre de 2008 en Madrid.
Aquí os dejamos Di que sí, el primer single del próximo álbum de las Nancys Rubias.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

MI VIDEO DE LA SEMANA: "MAGIC DOORS" DE PORTISHEAD

Nuevo single extraido del gran comeback del año, el maravilloso "Third" de Portishead. Se trata de "Magic doors", una de las más bellas y cautivadoras canciones de este disco.


martes, 25 de noviembre de 2008

“PROSPEKT’S MARCH”, LOS RESTOS DE “VIVA LA VIDA”

Coldplay son uno de los triunfadores indiscutibles de este año. Aunar éxito crítico y de público es una labor prácticamente imposible y “Viva la vida” lo ha logrado: éxito comercial abrumador, es ya uno de los más vendidos de 2008 y en el plano creativo ha sido un disco alabado casi unánimemente: es un hito incontestable. Ahora con la publicación del EP “Prospekt’s march” Coldplay parecen dispuestos a completar su gran año.

“Prospekt’s march” (parece ser que Michael Stipe de REM decidió el título del disco, descartando “Prospekt’s songs”) no es otra cosa que un conjunto de canciones que por diversos motivos no pudieron ser incluidas en “Viva la vida”. Por tanto estos ocho temas (bueno, siete, ya que uno de ellos es un instrumental de cuarenta segundos) rememoran a aquel, con mayor o menor fortuna, y nos llevan por los mismos parajes por los que transita el LP: desde esa apertura idéntica mediante la hermosa “Life in Technicolor” (con un “2” aquí), pero con sorpresa cuando a mitad de tema la voz de Martin aparece, en lo que era un tema instrumental en el original, dotándolo aquí de una épica más pronunciada, siguiendo con el mejor corte del mini-disco una “Glass of water” magnífica y vibrante que no solo no hubiera desentonado en el LP si no que lo hubiera hecho crecer notablemente.

Son aquellos los mejores momentos del EP. “Rainy day” y su sección de cuerdas recuerda vagamente a la canción “Viva la vida” aunque sin su indudable pegada. Le sucede “Prospekt’s march/Poppyfields” clásica balada de Coldplay, con mucho falsete y la melancolía habitual que encaja mejor en el debut del grupo que en su propuesta actual. Lo mismo ocurre con la lánguida y acústica “Now my feet won’t touch the ground”.

Si alguien piensa que un tema como “Lost” es imposible destrozar, entonces que escuche el séptimo corte, el remix a cargo de Jay-Z, muestra inapelable de que Chris Martin debería tener cuidado con sus amistades. Jay-Z coge la mejor canción de Coldplay y la hace añicos, banalizándola y llevándola absurda e innecesariamente al terreno del hiphopero insertando su voz en un barato corta y pega por encima de la maravillosa melodía original. El remix del segundo mejor tema de “Viva la vida”, es decir “Lovers in Japan” no aporta nada, pero al menos no da apuro escucharlo, más bien resulta difícil encontrar las diferencia entre original y el remix o al menos un mínimo matiz...

El EP de Coldplay se muestra finalmente como una golosina para fans de la banda, pero dentro de su corrección no deja de poner de manifiesto, al menos en la mayoría de los casos, por qué el grupo escogió aquellas diez canciones para su disco, y por qué estas quedaron fuera.

CALIFICACIÓN; 6/10
IMPRESCINDIBLES; “Glass of water” y “Life in Technicolor 2
LO MEJOR; los dos primeros temas, a la altura de los mejores del álbum.
LO PEOR; estos pseudo raperos que deberían quedarse en su guetto y no destrozar la obra de los demás.

PAUSA PUBLICITARIA: SUN RYPE


Una marca de zumos que se sale de los tópicos anuncios de primos, de comparativas sobre si mi zumo es más largo que el tuyo, de mi zumo lo encontrarás en refirgerados y apuesta por una campaña de animación realizada con las frutas de sus zumos. Puntillismo exquisito sobre naranjas, manzanas, limones y otras frutas, lastima la elección que han realizado con la música.


lunes, 24 de noviembre de 2008

EL MERCADO DE FUENCARRAL HA MUERTO. VIVA EL MERCADO DE FUENCARRAL


Desde hace ya un buen tiempo, corría por los mentideros de la capital el rumor de que ese monstruo inmobiliario llamado Inditex andaba detrás del edificio del Mercado de Fuencarral. Varias veces se aseguró que el Mercado cerraba pero, finalmente, la sangre nunca llegaba al río.

Mientras tanto, un buen día surgió la idea de abrir una sucursal del Mercado de Fuencarral en Valencia en el antiguo centro comercial Espai Campanar, pero lo cierto es que se trataba de un centro comercial sin vida que languidecía lentamente manteniendo únicamente cierta actividad por los cines y sumido en unas inacabables obras.

Sin embargo, nos ha pasado como a Pedro y el Lobo y, cuando nadie se lo creía, el Mercado de Fuencarral anunció que cerraba sus puertas en Madrid el próximo mes de enero para trasladarse a Valencia. Bueno, esta era la idea porque como os podéis imaginar la gran mayoría de los comerciantes no aceptaron la oferta del traslado por razones obvias: a nadie le apetecen los traslados forzosos.

El Mercado de Fuencarral nos lo vendieron como que iba a ser la repera de moderno y alternativo pero pronto se destapó como lo que era realmente: un centro comercial al fin y al cabo, pero que se fue volviendo caro de narices y más guay que alternativo. En definitiva, la respuesta capitalista a un público que teóricamente se escapaba del espectro de mercado habitual pero ansioso de dejarse los cuartos en trapos o piercings como cualquier hijo de vecino.

No obstante, también hay que reconocer que el mercado fue una apuesta innovadora al tener tiendas que no entraban en un centro comercial clásico y que fue la propia deriva de la calle Fuencarral, convertida en la Milla de Acero para las marcas, la que propició el cambio de precios y de clientela (aunque los inicios tampoco fueron muy prometedores en el aspecto económico salvo contadas excepciones). En cualquier caso, siempre es una mala noticia la pérdida de un espacio así teniendo en cuenta que probablemente lo sustituya un Zara más...



En fin, así que así las cosas el día 11 abre en Valencia el Mercado de Fuencarral, sí, así con el nombre tal cual, cosa un poco absurda, pues es como si en Madrid se abriera el mercado de Torrent por poner un ejemplo; y ¿dónde va a estar esto? os preguntaréis...

Bueno, pues para empezar no está en un sitio muy afortunado, pues no está en el Carmen, como sería lógico, sino en el mencionado Espai Campanar, al otro lado de los jardines del Turia, rodeado por una calle de tráfico insufrible y de peatones ausentes... y si en su día no funcionó como centro comercial habrá que ver si su nombre sirve como reclamo para otro público que el del propio barrio de Campanar. Por supuesto al principio la curiosidad manda, pero ¿y después?

Para empezar, esto no es el Mercado de Fuencarral tal cual, pues en este caso aparte de las tiendas más o menos anónimas parece que tiendas como Adidas y otras por el estilo van a elegir este centro como punto de desembarco en Valencia y además de mantener las salas de cine se pretende contar con locales de restauración de lo más variado (se habla de una cadena, holandesa creo, en la que cenas en un diván en plan chill out) y sorpresa, con el Low Club, trasplantado también por obra y gracia del MdF. Vamos que a este paso nos traemos la Cibeles...

¿Estamos ante el nacimiento de un franquicia? el tiempo lo dirá... el Mercado de Fuencarral ha muerto. Viva el Mercado de Fuencarral.
Más información aquí.

SUZANNE VEGA, RETROSPECTIVA (I)


A modo de introducción

Llegaron solos, cada uno por su lado, tras haberse citado un par de días antes en aquel hotel destartalado y que conoció épocas mejores, situado al sur de Manhattan entre las calles 44 y 45.

Truman llegó cargado de vinilos, que escondía bajo su abrigo con el fin de resguardarlos de las primeras lluvias del gélido otoño neoyorquino. Tras pedir la llave a un siniestro recepcionista que no pronunció palabra, subió en el viejo ascensor y cruzó el pasillo cubierto de un tapiz de terciopelo oscuro descascarillado de la octava planta en dirección a la habitación 813. Cuando estuvo frente a la puerta observó alarmado como la puerta estaba entreabierta. La empujó suavemente pero el chirrido que emitió provocó que los vinilos se deslizaran bajo su abrigo hasta caer al suelo esparciéndose aparatosamente.

Cuando se agachaba para recogerlos apareció por la puerta de la 813 Gaspashá, deslumbrante en un vestido ceñido de color negro, recién llegada de su San Petersburgo natal. Se saludaron tímidamente y una vez en la habitación a Truman le costo habituar la vista a la penumbra que bañaba la estancia. Por la pequeña ventana apenas entraba un poco de luz de aquel día oscuro, un día sin sol y con un cielo cubierto de negras nubes que anunciaban más tormentas. Cuando su vista se habituó finalmente a la penumbra se encontró a Gaspashá tendiéndole una copa de bourbon con hielos que tintinean contra el vidrio.

-¿Por dónde empezamos?- Preguntó ella, mientras ojeaba los vinilos desperdigados sobre la cama.

Suzanne Vega (1985)

Suzanne Vega irrumpió en el panorama musical a mediados de los ochenta con discreción y gran individualidad. A través de su primer trabajo, aunque no fue el que la puso en el mapa, se presentó como la gran pionera de una nueva generación de cantautoras que vivió su explosión a finales de aquella colorida década y principios de los 90 con artistas como Tracy Chapman, Tanita Tikaram, Ani DiFranco o Beth Orton, entre muchas otras. Con este debut, hay que reivindicarlo, Vega fue la primera en arrancar la espada de Excalibur en un determinado estilo y contarle al mundo un buen puñado de confidencias y reflexiones. Después, y como mínimo en esencia, bastantes la copiaron o se vieron muy influenciadas. Tardó un tiempo hasta que una compañía, A&M, confió en ella para abrirle sus estudios de grabación tras verla actuar por locales neoyorquinos.

Con algún eco muy leve a lo Leonard Cohen, pero con su peculiar idiosincrasia, sostenida en esa voz templada que regala sensaciones de calor agradable cuando uno trata de huir de temperaturas gélidas, Suzanne abre esta joya de casi 35 minutos con “Cracking”, una canción semihablada. Su tono es tan claro y transparente a la hora de expresar un estado triste cuya mejor receta no deja de ser el buen humor, que nos hace presagiar que estamos ante un producto meritorio. Porque Vega huye del victimismo y de lo fácil a priori y analiza como nadie todo lo que le rodea. Lo muestra a la audiencia sin andarse con rodeos: el tema “Straight lines” relata el suicidio de una mujer, con versos como “she is streamlined, she is taking the shade down from the light, to see the straight lines”.

En su particular mundo filosófico, cargado de poesía y surrealismo urbano, la cantante pone voz hasta a objetos inanimados, componiendo uno de sus mejores temas, “Small blue thing”. Asimismo, a esos entes fabricados por el hombre les da vida y les obliga a observar desde otras perspectivas que a los humanos se nos pasan siempre por alto, como es el caso de la canción “Marlene on the wall”, estupendo single que da protagonismo a una Dietrich, mito alemán del cine, plasmada en papel y colgada en la pared.

Melancolía etérea, ensoñación, historias sobre los peligros del amor (“The queen and the soldier”), mezcladas con el vapor que producen las calefacciones en invierno en cualquier gran ciudad. El primer trabajo de Suzanne Vega ha envejecido como los buenos vinos. Es un pequeño tesoro del que no se ha prestado la suficiente atención, como esos valorados utensilios que solamente se dejan encontrar en las mudanzas.

PUNTUACIÓN: 9/10
LO MEJOR: es una obra de estilo y carácter tan particulares que nunca notará el paso del tiempo. Si a esto lo llaman “folk”, estoy totalmente a favor.
LO PEOR: el tremendo éxito del segundo disco de Suzanne Vega, “Solitude Standing”, hizo que este trabajo cayese en el olvido.
DESTACABLES: “Marlene on the wall”, “Small blue thing”, “Cracking”, “Straight lines”, “Freeze tag”, “The queen and the soldier”.
Por Gaspashá

Solitude standing (1987)

Solo en una década en la que las hombreras se convirtieron en sinónimo de buen gusto, de estilo refinado y buen vestir, podría una artista tan atípica como Suzanne Vega convertirse en una estrella planetaria. Es lo que ocurrió gracias a “Solitude standing” y a una de las canciones que lo conforman para ser más exactos, “Luka”. Hoy en día resulta una utopía que una artista cuyas señas de identidad son el intimismo, la delicadeza y en ocasiones el compromiso político y social (sin ser la clásica cantautora coñazo adiós gracias) se convierta de la noche a la mañana en una estrella súper vendedora y radiada en todas las emisoras del mundo. Y que además lo consiga con un tema que habla de abusos y maltratos a un menor es para frotarse los ojos. Pero seamos realistas, en los 80 se vendían millones y millones de discos y todo el mundo tenía derecho a tener su álbum superventas. Si a esto unimos una mayor amplitud de miras del público generalista o mainstream en la época tenemos parte de la respuesta al fenómeno Vega/Luka.

No obstante es imposible entender dicho éxito atronador sin tener en cuenta dos conceptos: primero, el tema es sublime, irresistible, insuperable; segundo, el tratamiento de tan espinosa temática, lleno de sensibilidad y lo que es más importante, Vega ofrece no su punto de vista de adulto, sino que narra la historia desde el prisma del propio chaval, llenando la letra de frases estremecedoras e infantiles que se topan con la empatía del publico de forma inevitable, llenándonos de comprensión ante la desolación resignada del protagonista resumido en las tremendas frases que culminan cada estribillo “Just don’t argue anymore”, “Just don’t ask me how I am” y “Just don’t ask me what it was”.

Pero mas allá de Luka, “Solitude standing” no habría tenido tamaño éxito sin contener las otras nueve maravillas que lo conforman, convirtiéndolo en uno de mis discos preferidos de toda la historia. Es la frialdad escalofriante, la negrura de la depresión en “Night vision” (“I can only teach you a night vision”), es la delicadeza embriagadora de “Gypsy” (“Hold me like a baby that will not fall asleep”), la ensoñación y el hechizo de “Calypso” o el misterio de la críptica “Wooden horse”. Para completar la jugada DNA lleva a cabo un remix de “Tom’s Dinner” que ayuda a Vega y a su disco a mantenerse en la cúspide de la popularidad durante meses, a pesar de que la artista no permitió nunca que dicho remix se incluyese en el disco por miedo a que este perdiera toda coherencia como obra.

Lo mejor de este disco no obstante es que a pesar de lo fabulosas que son cada una de las partes que lo forman, el conjunto es aun superior. Como todas las grandes obras maestras de la música popular, el conjunto supera a la suma de las partes, por algún extraño motivo ajeno a toda lógica. De esta forma “Solitude standing” es el clásico imperecedero de su autora, una obra de una hondura emocional, de una riqueza musical y lírica difícilmente igualable, un trabajo rebosante de sueños, misterios y belleza que aupó a Vega a la cima de la música popular de final de la década.

CALIFICACIÓN; 9,8/10
IMPRESCINDIBLES;Wooden horse”, “Calypso”, “Luka”, “Ironbound fancy poultry”, “Solitude standing”, “Night vision”, “Gypsy”…
LO MEJOR; La atmósfera de ensueño del conjunto.
LO PEOR; El “Tom’s Diner” en Reprise no viene a cuento.
Por Truman

Days of open hand (1990)

Probablemente, este es el disco de Suzanne Vega que más sentimientos encontrados ha provocado entre sus seguidores. La cantautora se alejó radicalmente de lo comercial y comienza un largo camino de experimentación que viene a demostrar que a ella eso del mainstream le importa un bledo. Podríamos afirmar que “Days of open hand” es un viaje onírico, de lírica extrema y poesía encendida. Con la ayuda de Anton Sanko, la norteamericana presenta letras y música que, en muchos casos, bien podrían ser el perfecto acompañamiento para un montaje artístico contemporáneo. Y eso ya se anuncia desde el mismo diseño de portada y libreto interior. Bien es cierto que Vega hace algunas concesiones a melodías más asequibles, como es el caso del primer single, “Book of dreams”, una metáfora de sueños que, a pesar de todo, sufrió cierto rechazo por parte de críticos y fans todavía hechizados con el machacado “Luka”. La sombra de “Solicitude Standing” –que sí, es un disco perfecto- es alargada en la carrera de Suzanne, algo que en general, nunca hemos llegado a comprender.

Recuerdo que cuando salió al mercado “Days of open hand”, cierta cadena de radio regalaba vinilos en los que se incluían explicaciones de la propia cantante sobre los once temas incluidos en este trabajo. Fui uno de los muchos seguidores que nos hicimos con el regalo (y a su vez descubrimos lo grave que es la voz de Suzanne cuando habla). Una de la canciones que más llama la atención es la fantástica “Fifty-fifty chance”, en la que Vega vuelve a tratar el tema del suicido. En este caso, la canción habla de una chica que se recupera en el hospital tras haber intentado quitarse la vida, y con violines de fondo, creando una atmósfera fría y contenida, termina en una frase contundente y con final abierto: “She is going home, tomorrow at ten, the question is… will she do it again?”. En otros cortes del disco, Suzanne recupera viejos sonidos herederos de sus dos primeros trabajos, como es el caso de “Rusted pipe”, “Men in a war” o “Tired of sleeping”.

El track que cierra el álbum, “Pilgrimage”, es al igual que “Fifty-fifty chance”, otra pieza maravillosa que invita a la ensoñación envuelta en la tranquilidad de tu rincón favorito. Otros cortes como “Institution green”, “Big space”, “Room off the street” –con sus delicadas castañuelas- o “Those whole girls (run in grace)”, confirman que “Days of open hand” no es, ni mucho menos, apto para momentos o inquietudes perezosas.

PUNTUACIÓN: 8/10
LO MEJOR: la atmósfera onírica que navega por todas las canciones.
LO PEOR: para muchos, la accesibilidad en algunos temas puede ser complicada.
DESTACABLES: “Men in a war”, “Book of dreams”, “Tired of sleeping”, “Rusted pipe”, “Fifty-fifty chance”, “Pilgrimage”.
Por Gaspashá

domingo, 23 de noviembre de 2008

"DAY AND AGE", EL SHOW DE THE KILLERS

Damas y caballeros, empieza el espectáculo!!.

Si Hot Fuss fue el mejor disco británico creado por unos americanos y Sam´s town diseccionaba al actual Estados unidos acercándose a la música de Springsteen, ¿que es Day and Age, el nuevo disco de The killers? Un musical, una ópera rock, o tal vez un espectáculo de un casino de Las Vegas, en los que gente como Celine Dion o Cher están viviendo una segunda oportunidad llenando día tras día durante varios años seguidos sus salones.

La ambición de Brandon Flowers no tiene límites, y así lo demuestra en este disco, que recorre innumerables estilos musicales sin despeinarse, desde Queen al afroindie, pasando por sonidos brasileños, la música disco y las bandas sonoras de aquellas comedias románticas de los años 80 que tanto nos gustaban. (En más de una ocasión escuchando este disco me ha venido a la cabeza “Nothing´s gonna stop us now”, de Starship para la bso de la película “Maniquí”)

Parece que Stuart Price, productor del disco (que hace un gran trabajo en este álbum), ha estado escuchando mucho Bowie últimamente. Si en el nuevo lp de Keane, “Better than this” era más que un homenaje al “ashes to ashes” del Duque blanco, “Losing touch”, el primer corte de este disco, se acerca muy peligrosamente al “Absolute beginners” en una canción que funciona perfectamente como carta de presentación, con uno de esos estribillos tan brillantes de The killers en el que Brandon canta irónicamente “tell your friends i´m losing touch”.

Tras esta, “Human”, ese single tan sencillo pero que poco a poco se está convirtiendo en una de las canciones del año por lo bailable y pegadiza que es.

“Spaceman”, el otro tema filtrado antes de la publicación del álbum, es simplemente irresistible, The killers en estado puro. Si su primer estribillo no te hace caer rendida, cuando llega la segunda parte ya no hay manera de parar.

“Joy ride” tiene tanto del “rock the Casbah” de The clash como del funky de finales de los años 70 (trompetas incluidas), y “A dustland fairytale” comienza como una canción intimista al piano para convertirse en otro irresistible rompepistas.

A partir de aquí llega lo más irregular del álbum: “ This is your life” es un simpático y acertado acercamiento al sonido africano de Vampire weekend, “I can´t stay” es un fallido ejercicio de tropicalismo, mucho más cercano a la vergüenza ajena y a “La sirenita” que al sonido de The Güincho, y “Neon tiger” es un aburrido acercamiento al rock de estadio de U2 a los que no dudan en robar el comienzo del “Hold me, thrill me, kiss me, kill me” de la banda sonora de “Batman forever”

Tras este tropiezo vuelven a brillar con un tema tan irresistible como ochentero como “The World we live in” que podría cantar Kylie Minogue y no perdería ni una pizca de su encanto y con “Goodnight, travel well”, tema largo y emocionante que cierra el disco de manera épica y grandilocuente con unas atmósferas opresivas que recuerdan por momentos a The cure y nos ofrece un registro nunca antes visto de Brandon Flowers.

Acompañan a Day and Age dos bonus tracks (bastante innecesarios, como demostró el muy flojo disco de caras b “Sawdust”), "A crippling blow", que suena como la bso de un western moderno, y “Forget about what i said”, que no está nada mal pero que parece un descarte de “Hot fuss”

The killers lo han vuelto a hacer: superar a Hot fuss, y superar a Sam´s town. Y si este disco no es uno de los álbumes del año será por sus tropiezos, porque sus aciertos son bastantes.

Puntuación: 8/10
Lo mejor:Human”, “Spaceman”, “A dustland fairytale”, “The World we live in”, “Goodnight, travel well
Lo peor:I can´t stay”, “Neon tiger

sábado, 22 de noviembre de 2008

[DVD] EL DESASTRE SE TITULA "TU VIDA EN 65'"

Me siento colapsado por Tu vida en 65 minutos. No se salva ni un solo segundo, ni uno solo, ni por casualidad. Terrible de principio a fin: el guión, la realización, la música, los actores, el montaje… insoportable.
El escritor y guionista Albert Espinosa adapta su homónima obra teatral sin ningún acierto y María Ripoll se encarga de rematar el desastre.
El bizco actor Javier Pereira da vida a uno de los personajes centrales de la película, un chico de 23 años que lleva una vida normal y corriente y que al leer una esquela supone que uno de sus compañeros del colegio, al que no ha vuelto a ver desde aquellos tiempos, ha muerto. A pesar de que pronto descubre que el fallecido no es su amigo de la infancia sino alguien que se llama igual (qué casualidad) esta confusión le remueve el dolor por la muerte de su padre acaecida casi diez años atrás.
Para darle la réplica al personaje el guionista lo acompaña de dos amigos (Marc Rodríguez y Oriol Vila) que no llegan ni a la categoría de estereotipo. Estos dos actores tienen la desgracia de verse obligados a interpretar los peores diálogos del cine español, que se dice pronto. Por si no fuera suficiente estos dos chicos están pésimamente dirigidos y encorsetados en las equivocadas y severas directrices de la directora dando vergüenza ajena desde el primer momento.
Al parecer Tu vida en 65 minutos tiene la intención de ser una comedia sobre el amor y la muerte, lamentablemente no hay nada de comedia en esta cinta, aunque las risas forzadas de los actores nos indican qué escenas deberían haber sido graciosas aunque, en realidad, resulten patéticas. No se salva ni una sola frase así que no me detendré más en el guión pero va de mal en peor.
Capítulo aparte merece la realización. Estética videoclipera de los más trillada e injustificada, filtros de color y saturación sin compasión. Clásicos del indie adaptados (es muy peligroso calzar la música que nos gusta en el cine, se lo permitimos a Sofía Coppola pero es una de las razones por la que matar a Isaber Coixet) encuadres pretendidamente preciosistas pero cansinos y manidos, atrezzo ubicado en lugares inverosímiles (no queremos ver más lavadoras en el cine, gracias)…Ripoll no nos da tregua. Cuando ya no se puede soportar más vacío y pretenciosidad disfrazada de sutileza la directora catalana se cubre de gloria aderezando los créditos con una versión instrumental de In between days de The Cure como si no hubiese llenado de estúpidas connotaciones suficientes canciones a lo largo de la película. Sin duda un film imprescindible en cualquier escuela de cine ya que reúne todos los errores que se pueden hacer en una película.

viernes, 21 de noviembre de 2008

LADYHAWKE, DREAMEND, PLURAMON Y THE LITTLE ONES

A modo de resumen voy a comentar algunos de los discos que estamos escuchando en la redacción de Gesloten estas últimas semanas mientras hacemos nuestros quehaceres diarios. Son artistas que sin ser maravillosos han grabado algunos temas destacables y que todos hemos de escuchar.

Ladyhawke (Ladyhawke, 2008)

Con nombre de película de los 80, Ladyhawke es en realidad Phillipa Brown, una neozelandesa nacida en 1981. Su disco es un por momentos obvio, por momentos brillante, homenaje a la música de la década en la que nació. Ponerte el disco de arriba abajo es una experiencia ardua y pesada, tanto como cascarte un “Grandes éxitos” de Modern Talking, pero dentro de su álbum de debut hay temas rescatables y francamente brillantes. Personalmente me quedo con “Magic” que me recuerda bastante a Ladytron cuando están inspirados y no se empeñan en tocar en directo, “Morning dreams” que es una balada a la deriva entre Cyndi Lauper y el Mike Oldfield no instrumental, esa “My delirium” que apesta a purpurina a neones y a calentadores de colores, y la mejor de todas, esa “Crazy world” reluciente, recién sacada de un film de John Hughes. La modernidad la amó en un principió, pero todo pasa, y a la pobre Ladyhawke ya empiezan a caerle palos por doquier. Absurdo si pensamos que lo único que quería es divertirse un poco.

Dreamend (The long forgotten friend, 2008)

Gracias a Chico Estelar ha llegado a nuestro reproductor de mp3 este músico, norteamericano de Chicago. Una portada inquietante nos da la bienvenida a un mundo fértil creativamente e imaginativo de un artista sorprendente que ha facturado un álbum lleno de ambición y pretensiones. Con una tendencia natural a una psicodelia bastante melódica, y con apuntes a pie de página en forma de shoegaze, y de pop luminoso tamizado por atmósferas enrarecidas, estamos ante un trabajo que debemos dejar reposar, reflexivo y estimulante. Solo el paso de las semanas nos dirá si estamos ante un gran disco, o ante fuegos de artificio olvidables, pero por el momento disfrutamos de temas como “If only for a day”, “The tulip staircase” o la extraña “Fourth of july at the asylum”. Recomiendo leer el post en “A letter for the stars” para mayor información. Para escucharlo, pasad por su MySpace.

Pluramon (The monstrous surplus, 2007)

Disco decepcionante en cierto modo. Teniendo en cuenta que estamos en un post sobre recomendaciones musicales debería explicar por qué es decepcionante: Pluramon tienen un problema que les ha ocurrido a muchos artístas. Se trata de haber grabado dos canciones maravillosas. Y las han colocado como los dos primeros cortes del álbum: “The monstrous surplus” y “Border”. De forma que cuando las escuchas por primera vez caes fascinado y hechizado en ese mundo de ecos, de sueños y mundos deformes que bebe de la melancolía y ensoñación de Cocteau Twins y Cranes pensando que estás ante un grupo llamado a cambiarte la vida. Nada más lejos de la realidad, porque luego llega el corte nº 3 y no te dice nada, te corta todas las vías de conexión con esos universos fabulosos...pero luego llega la cuarta y la quinta y al sexto tema has perdido toda esperanza, a pesar de la presencia de Julee Cruise, por allí solo encontramos un batiburrillo de electrónica oscura y con tendencia al tedio y a lugares comunes de manera que solo te queda regresar con una frustración creciente a las dos primeras canciones que te maravillaron y que después de escuchar las medianías que las sucedieron han crecido: suenan sublimes, imponentes e inolvidables. Escúchalos en su MySpace.

The little ones (Morning tide, 2008)

The little ones son un quinteto californiano que han grabado un disco de debut con una portada bonita y poco más. Hacen un pop alternativo con influencias de Beach boys, y del brit pop de los 90 pero sin llegar a la altura del zapato a sus modelos en la mayoría de las ocasiones (un ejemplo es “Morning tide”). Bueno en realidad si tienen algo más. Un temazo que estalla como una bomba de relojería en el ecuador del disco, y que entre todo este batiburrillo de ideas de otros asaltadas sin demasiada inspiración (“Ordinary song” parece de The magic numbers que tampoco era un grupo precisamente lleno de hallazgos propios) resulta refrescante y acaba por convertirse en un tema de “Repeat” en tu reproductor. Se trata de "Tangerine visions". El disco de The little ones es fácil de escuchar. Otro cantar es que resulte interesante. Si te gusta lo amable y lo entrañable te gustará este grupo, si no ponte “Tangerine visions” a soñar un buen rato y olvídate del resto.

jueves, 20 de noviembre de 2008

MI VIDEO DE LA SEMANA: "TANGERINE VISIONS" DE THE LITTLE ONES

Desde California llegan The Little Ones. Son un quinteto que han publicado un primer disco llamado "Morning Tide". Su segundo single, "Tangerine visions" es la mejor canción del álbum con gran diferencia. Intensa y magnética su melodía es para escucharla una y mil veces. Les seguiremos con interés.


miércoles, 19 de noviembre de 2008

VERSIÓN 2.0.: “THE PASSENGER”. IGGY POP / SIOUXSIE AND THE BANSHEES

Original: Iggy Pop (“Lust for life”, 1977)

En 1977, Iggy Pop –o la eterna iguana descamisada- publicó su disco “Lust for life”. Aparte de encontrarse la estupenda canción que da título al álbum, también se incluía “The passenger”, un tema escrito por él mismo y que también fue cara B del single “Success”. Se trata de una de las piezas más conocidas del artista norteamericano y su letra hace referencia al espíritu nómada del punk. Según el cantante, se le ocurrió durante un viaje en el S-Bahn de Berlín, ciudad inspiradora y fascinante donde las haya. Este vídeo refleja una de sus actuaciones en directo en plena juventud, con esos momentos en los que Iggy Pop parece que se va a tragar entero el micrófono. No cabe duda de que la iguana sigue viva y aunque nunca ha disfrutado del éxito comercial masivo –al igual que Patti Smith, para mí su perfecta antagonista femenina- no deja de ser uno de los referentes más potentes de la historia de la música.




Versión 2.0.: Siouxsie and The Banshees ("Through the looking glass", 1987)

Diez años más tarde, y del otro lado del Atlántico, concretamente desde el Reino Unido –que tanta buena música nos proporciona para nuestro regocijo-, otro mito viviente, Siouxsie –and the Banshees- publicó un disco de covers titulado “Through the looking glass” en el que se hizo una versión de “The passenger” sin mayores cambios en su esencia pero muy estimable. La banda británica, con esa líder a la que Alaska y otras tantas no han parado de copiar con descaro, interpreta el tema de Iggy Pop desde el respeto y la admiración. Es un homenaje de icono a icono, sencillo, sin florituras y que, a su vez, consigue lo que no todos los artistas que acometen piezas ajenas alcanzan: hacerlo totalmente suyo. Escuchar a Siouxsie es siempre un lujazo.


martes, 18 de noviembre de 2008

LOS INFINITOS RECOPILATORIOS DE THE SMITHS

Aprovechando la edición de “The sounds of The Smiths” enésimo grandes éxitos de la maravillosa banda liderada por Morrissey repasamos la catarata de recopilatorios que le precedieron con el fin de mostrar que la absurda espiral en la que ha caído la industria del disco tirando desesperadamente de catálogo no es solo una cuestión de ahora si no que viene de bastante lejos, de aquellos tiempos en los cuales la situación de las discográficas era boyante. Creemos que The Smiths aspiran por meritos propios a grupo con mayor número de recopilatorios en el mercado. Estos son algunos de ellos:














Louder than bombs (1990) y The Best of Vol. 1 (1992)















The Best of Vol. 2 (1992) y Hatful of hollow (1993)















The world won't listen (1993) y Singles (1995)














The Very Best of (2001) y The sound of The Smiths (2008)

[DVD] EN LO MÁS PROFUNDO: UN GUIÓN MANCO CON ASPIRACIONES A THRILLER

La enigmática actriz británica Tilda Swinton, ganadora este año del Oscar a la Mejor Actriz Secundaria por “Michael Clayton”, protagonizó en 2001 “En lo más profundo” (“The deep end”). Se trata de un filme con pretensiones de thriller dirigido por Scott McGehee y David Siegel. Ambos también fueron los autores de un guión que parece más bien un borrador realizado con desgana y falta de tiempo. Lo que prometía ser una hora y media de intriga no es más que una trama tan pobre como asimétrica, se mire por donde se mire y a pesar de las buenas críticas que recibió en su momento.

Margaret, un ama de casa más aburrida que una ostra, descubre que su hijo adolescente, de 17 años, mantiene una relación con un hombre de treinta. Intenta impedir que se sigan viendo, pero no lo consigue porque una noche el amante va en busca del chico. Se pelean porque el adolescente descubre que su rollete ha aceptado dinero de su madre para que no le “pervierta” más. El caso es que llegan a las manos y el chaval termina por irse a su casa. El hombre se cae de un embarcadero mientras le sigue, supuestamente inconsciente por el golpe que se ha llevado en la cabeza tras la discusión. A la mañana siguiente, Margaret lo encuentra muerto y con un ancla clavado en el pecho porque estaba ahí puesto cuando el fallecido perdió el equilibrio (qué coincidencia más puñetera). No se le ocurre otra cosa que llevar el cadáver al centro de un lago y hundirlo para que nadie relacione a su hijo con la muerte.

De repente, un extraño que se supone conoce los hechos –no me preguntéis cómo- hace acto de presencia con una cinta de vídeo en la que aparecen el adolescente y el treintañero manteniendo relaciones sexuales. Aquí debemos darnos por enterados de que el amante del chaval tenía asuntos turbios por ahí. El sobornador pide una fuerte suma de dinero a Margaret a cambio de no sacar a la luz lo que la pobre mujer, escandalizada y con cara de campo santo tras visionar la cinta, no menciona en todo el filme: que su hijo querido es gay, y para colmo, blanco de ser acusado de asesinato. Y es que a pesar de que intenta protegerle, esa es la sensación que transmite el personaje toda la película: vergüenza, y más cuando tiene un marido ausente que trabaja en un portaaviones y del que no nos queda más remedio que sospechar que no le va a hacer ninguna gracia que su primogénito le salude desde la acera de enfrente. A partir de ahí, todo tiene un giro muy facilón, y por más que digan que esto es un thriller psicológico, el desarrollo no deja de ser un cuento inconcluso; una mesa sin patas con personajes vacuos alrededor de una Tilda Swinton que, eso sí, tiene un porte y una técnica de contención interpretativa que consiguen no apagar el DVD hasta el final (es de las pocas actrices que lo consiguen). Posiblemente, lo que le pasa a la pobre Margaret es que está más sola que la una y no es capaz de darse cuenta de que la cabra -en este caso su hijo y por pura ley natural- siempre tira al monte y en un final abierto no tardaría en volver al mismo club para liarse con otro treintañero (lo del título del filme parece que va con segundas...). Cosa de las hormonas, y algo que ninguna madre puede frenar por más que se empeñe. 4,5/10

lunes, 17 de noviembre de 2008

"UN HOMBRE EN LA OSCURIDAD": EL MUNDO DECEPCIONANTE DE PAUL AUSTER

August Brill, crítico literario, se encuentra en casa de su hija en Vermont recuperándose de un grave accidente de tráfico. A casa ha llegado también su nieta, tratando de escapar del dolor provocado por la perdida de su pareja, mediante anestesiantes sesiones de cine, viendo una película tras otra junto a su abuelo. La convalecencia de Brill, con sus noches inacabables, insomnes, en las que el protagonista comienza a inventar historias como forma de ahuyentar los fantasmas propios. Este es el punto de partida de “Un hombre en la oscuridad” nueva novela del Paul Auster editada en Anagrama.

Y la historia dentro de la historia: Owen Brick, mago neoyorquino de poca monta, que un día cualquiera, sin saber el cómo ni el por qué, se encuentra inmerso en la vorágine y el horror de una guerra, responsable de una misión decisiva y desconcertante: asesinar al escritor que está creando dicha guerra, que esta imaginándola, haciéndola real. Es el elegido para acabar con la contienda que enfrenta a americanos contra americanos. Una guerra civil consecuencia de los resultados de las elecciones del 2000, que provocan la independencia de buena parte de los estados de la nación. Una guerra en un país que no vivirá el 11 de septiembre, ni la guerra de Irak, solo su propia guerra interior.

Estos son los dos relatos principales que vertebran “Un hombre en la oscuridad”. Pero por supuesto hay mucho más: es una obra acerca del placer de contar historias, de escucharlas, de leerlas deslumbrados. Cuentos dentro del cuento, fabulas y ensoñaciones. Una vez más historias entrelazadas, la ficción dentro de la ficción, el juego entre la realidad y la fantasía- ¿pero es que existe diferencia alguna entre ambas?-. “Un hombre en la oscuridad” es Auster en estado puro. Su autor pone al servicio del lector su conocimiento sobre el cine-fantástica su teoría acerca de los objetos inanimados como medio trasmisor de la emoción humana en filmes de Renoir, De Sica y Ray-, y reflexiona con desesperanza, sobre amores perdidos, sueños truncados y el enorme peso de las “ausencias omnipresentes” en nuestras vidas. Auster vuelve a hechizarnos, nos agita y nos lleva lejos, mediante la fabulación, con su prosa concisa y elegante que con precisión implacable disecciona ese mundo decepcionante, pero que sigue girando. Un mundo retratado por su autor con pesimismo galopante, con horror descarnado mediante un desenlace lleno de una violencia atroz y real, de una de locura fanática estremecedora en las páginas finales de la obra.

Auster, instalado en las sombras.

No todo es positivo, por desgracia. Cómo “pero” podríamos señalar la duración de la novela. A Auster se le lee casi siempre en un suspiro y doscientas páginas se antojan del todo insuficientes, especialmente cuando una de las historias finaliza de forma abrupta, inesperada y anticlimática, dejando al espectador una extraña sensación de insatisfacción, de promesas incumplidas ante lo que se nos venía encima, necesitando más cantidad de todo. “Un hombre en la oscuridad” provoca por tanto un sabor agridulce en el lector ligado a obra no rematada, inconclusa en cierto modo, y a pesar de no dejar cabos sueltos en su acción, parece no finalizada satisfactoriamente, lo que la deja unos peldaños por debajo de obras insuperables como “La música del azar”. En cualquier caso estamos ante una lectura fascinante, imprescindible para la legión de seguidores de su autor.

sábado, 15 de noviembre de 2008

PUBLICI - DADÁ

No puedo dejar de compartir con todos vosotros el spot de Diesel para celebrar su XXX aniversario...


jueves, 13 de noviembre de 2008

MONTEVIDEO, POP LLENO DE ECOS DEL PASADO

Hace ya algunos meses que se puso en circulación “Cuando miramos al sur” segundo largo del grupo Montevideo, dúo formado por el sevillano Manu Villalba y por la argentina Damiana Dubatti. El disco está publicado en Jabalina.

No estamos pues ante la última novedad del pop español. Si he tardado tanto tiempo en escuchar este CD es debido a la falta de necesidad y urgencia que tengo por escuchar un disco de cualquier grupo español, así en general. Pero una vez vencidos mis prejuicios he de reconocer que el sucesor de “Transoceánico” es un trabajo muy interesante y disfrutable.

Montevideo se sirve de composiciones evocadoras, apoyadas en ritmos electrónicos y con estribillos irresistibles para arrastrarnos con ellos a lo largo de los diez temas de este “Cuando miramos al sur”. Con letras con tendencia a la melancolía, el pop del dúo es de manual, sin demasiados sobresaltos, pero estamos ante un disco cuidado, bonito y que es deudor indudablemente del pop que facturó Mecano en los años 80. Es especialmente patente ese parecido cuando toma la voz cantante Damiana en los coros. Pero la alargada sombra del grupo de los insoportables hermano Cano (sus canciones son otro cantar, muchas eran y serán siempre sobresalientes) sobrevuela durante prácticamente todo el metraje del disco, convirtiendo este disco en imprescindible para todos los que disfrutaron del grupo que reinó durante diez años la escena española. Especialmente acusada es esa influencia en los tres primeros cortes del disco (“Superstición”, “Tiempo muerto” y “Cuando miramos al sur”), posiblemente los mejores del disco, aunque el resto no desmerece necesariamente. No obstante no solo de ecos de Mecano vive Montevideo aunque la mayor parte tienen como denominador común el pop de la década de los 80: Carlos Berlanga, O.M.D. (especialmente en “Intentos”), La Unión, Pet shop boys, Family etc, etc...todos ellos conviviendo en una sorprendente armonía.

Como ese sur al que se refieren, las canciones de Montevideo respiran calidez, encanto además de un amor por los pequeños detalles, en forma de arreglos delicados y de esos juegos vocales entre ambos miembros, que les hacen sacar la cabeza por encima de esa decena de bandas españolas ante las cuales la crítica se deshace en elogios pero que no dejan de tener una torpeza y un espíritu amateur fuera de lugar. Montevideo son un grupo de dos buenos músicos, que saben hacia donde se dirigen y consiguen involucrar al oyente en ese viaje a través de senderos polvorientos que trascurren junto a desfiladeros contra los que rompen las olas.

CALIFICACIÓN; 7/10
LO MEJOR; El encanto indiscutible que tiene el disco.
LO PEOR; Según avanzan los cortes del disco tienden a hacerse un poco monótonos.
IMPRESCINDIBLES; “Superstición”, “Tiempo muerto”, “Cuando miramos al sur” y “Una ciudad feliz”.
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