En 2001, The Strokes irrumpen en la escena musical de principio de siglo con su fantástico “Is this it”, disco que reinventó (sin inventar nada nuevo naturalmente, pero mostrando una aptitud e inteligencia musical poco comunes), la música alternativa norteamericana, alcanzando el éxito global. Le siguieron dos discos con fogonazos de genio cada vez más infrecuentes, y con cierta tendencia a la repetición. Aún con eso, “Room on fire” (2003) y “First impressions of Earth” (2006) son dos buenos discos, bienvenidos por los fans. Mientras el éxito popular del grupo decaía, cada uno de sus miembros tomaban oxigeno, e iniciaban carreras en solitario.
En el caso del lider del grupo, Julian Casablancas, su disco en solitario viene precedido por una lógica expectación y un single rompepistas, “11th dimension”. Es lógico el interés ya que Casablancas es el autor (letras y música) de la mayoría de temas de The Strokes. Julian es aquí como en Strokes un músico carismático y adorable, y esa forma de cantar suya tan displicente que tiene, como si le importara un pimiento la canción que tiene entre manos me resulta fascinante a ratos y pesada en otras ocasiones. "Phrazes for the young” con sus escasos ocho cortes, tiene de todo. Grandes temas electro-pop que apuntan influencias de New Order y O.M.D, como “11th dimension”, “Out of the blue” o la maravillosa “Left & right in the dark”. Sin embargo tiene también demasiadas baladas interminables que hunden el disco en el sopor a ratos: ni “4 chords of the apocalypse”, ni “Tourist”, ni “Ludlow St.” resultan convincentes, mucho menos en un álbum que su autor ha definido como un trabajo lleno de potenciales hits. A pesar de esos bajonazos, dos temas terminan por inclinar la balanza hacia el notable. La apasionante, tensa y melodramática “River of breaklights”, puro suspense cinematográfico hecho canción. Y “Glass”, enorme medio tiempo que posiblemente necesitemos escuchar cada día durante los próximos meses, y convierte a Casablancas en el rey del medio tiempo emotivo y con trastienda.
No tan diferente como a primera vista pudiera parecer de los discos de The strokes, a pesar de bajar el volumen de las guitarras y dar mayor protagonismo a las bases electrónicas -la entonación y la forma de cantar de Julian, la estructura de los temas es similar a su trabajo en la banda-estamos ante un trabajo irregular pero absolutamente insuperable en los momentos de mayor inspiración.
CALIFICACIÓN; 7/10
IMPRESCINDIBLES; “River of breaklights”, “Glass” y “Left & right in the dark”
LO MEJOR; Consigue ser un brillante sustitutivo de los Strokes, hasta el punto de que ya no les echamos de menos.
LO PEOR; Al final de todo, se trata únicamente de cinco grandes canciones. Puede saber a poco.
En el caso del lider del grupo, Julian Casablancas, su disco en solitario viene precedido por una lógica expectación y un single rompepistas, “11th dimension”. Es lógico el interés ya que Casablancas es el autor (letras y música) de la mayoría de temas de The Strokes. Julian es aquí como en Strokes un músico carismático y adorable, y esa forma de cantar suya tan displicente que tiene, como si le importara un pimiento la canción que tiene entre manos me resulta fascinante a ratos y pesada en otras ocasiones. "Phrazes for the young” con sus escasos ocho cortes, tiene de todo. Grandes temas electro-pop que apuntan influencias de New Order y O.M.D, como “11th dimension”, “Out of the blue” o la maravillosa “Left & right in the dark”. Sin embargo tiene también demasiadas baladas interminables que hunden el disco en el sopor a ratos: ni “4 chords of the apocalypse”, ni “Tourist”, ni “Ludlow St.” resultan convincentes, mucho menos en un álbum que su autor ha definido como un trabajo lleno de potenciales hits. A pesar de esos bajonazos, dos temas terminan por inclinar la balanza hacia el notable. La apasionante, tensa y melodramática “River of breaklights”, puro suspense cinematográfico hecho canción. Y “Glass”, enorme medio tiempo que posiblemente necesitemos escuchar cada día durante los próximos meses, y convierte a Casablancas en el rey del medio tiempo emotivo y con trastienda.
No tan diferente como a primera vista pudiera parecer de los discos de The strokes, a pesar de bajar el volumen de las guitarras y dar mayor protagonismo a las bases electrónicas -la entonación y la forma de cantar de Julian, la estructura de los temas es similar a su trabajo en la banda-estamos ante un trabajo irregular pero absolutamente insuperable en los momentos de mayor inspiración.
CALIFICACIÓN; 7/10
IMPRESCINDIBLES; “River of breaklights”, “Glass” y “Left & right in the dark”
LO MEJOR; Consigue ser un brillante sustitutivo de los Strokes, hasta el punto de que ya no les echamos de menos.
LO PEOR; Al final de todo, se trata únicamente de cinco grandes canciones. Puede saber a poco.
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