jueves, 30 de octubre de 2008

CINCO HERMANOS: OTRO RETRATO DISTORSIONADO DE LA PERFECTA FAMILIA ESTADOUNIDENSE

Eso de que “las mejores series eligen Cuatro” es una bobada repetida constantemente por la cadena del Grupo Prisa. A diferencia de Telecinco o Antena 3 –incluso la apolillada TVE en muchos espacios, con sus nuevos logos corporativos propios de un canal infantil-, que presentan su programación escatológica sin envoltorio ni lubricante, Cuatro rodea toda su basurilla y excrementos en papel dorado al estilo de los ricos bombones Ferrero Rocher. Lo malo es que cuando abres lo que emiten, las ganas de vomitar afloran sin compasión.

Una de las series más patéticas que emite el canal con más realities de toda índole y pelaje, es “Cinco hermanos” (“Brothers & Sisters”). Este truño yanqui y políticamente correcto hasta límites de retraso mental exorbitante, tiene su lugar todos los martes a partir de la media noche. Se trata de la historia de los Walker, una perfecta familia estadounidense, podrida de dinero y con tendencia a una noñería edulcorada y sumergida en canciones y melodías que destilan memez e idiosincrasia jilipollesca (un poco al estilo de la sobrevalorada, aburrida e insufrible “Anatomía de Grey”, a cuya protagonista dan ganas de colgarla del árbol más alto de Siberia y dejarla pelarse de frío). Es comprensible, teniendo en cuenta que los pobres norteamericanos son víctimas de un aislamiento absoluto que lleva a sus mandatarios a pensar que España es una provincia colombiana. El verano pasado, Cuatro emitió la primera temporada y en estos momentos vuelve a insistir con la segunda. La trama comenzó con la muerte del patriarca, William Walker, papel interpretado por Tom Skerritt (el mítico Dallas de “Alien el 8º pasajero”, un personaje que en un principio iba a ser el que se iba a enfrentar al terrible monstruo hasta que Ridley Scott se percató de que Sigourney “Ripley” Weaver era la única con narices para acometer esa misión). A partir de ahí, se van descubriendo una serie de secretos horrorosos –para ellos, que viven en una nube de algodón empalagoso- que tambalean la ya dañada estabilidad emocional del resto de la familia: una madre paranoica y cinco hijos con la edad mental de un niño de tres años. Pero analicemos más detenidamente cada uno de los personajes y a sus respectivos actores, porque la cosa tiene tela y encima ya se ha confirmado una tercera temporada para el año que viene.

Nora Walker es la matriarca del clan. El papel está interpretado por Sally Field, una actriz que en mi infinita inocencia infantil me cautivó con su personaje en “No sin mi hija” (basado en el libro del mismo título, escrito por Betty Mahmoody, de la que luego se descubrió que su primer marido, que no era musulmán, sino estadounidense y católico, también la maltrataba y cruzaba la cara día sí y día también, pero eso es harina de otro costal mucho más gordo). Resulta que en esta ocasión, Field vuelve a los mismos gestos faciales que en todos los personajes que ha interpretado en su vida. En este caso, se presenta como la perfecta madre americana, de ideología demócrata (en EEUU o eres una cosa o la otra, no hay punto medio), sobreprotectora hasta la locura y justificación absoluta de los motivos por los que sus cinco hijos malcriados no son más que unos pijos inaguantables. Por eso, cuando a la muerte de su marido descubre que éste tenía una amante desde hace mil años, su castillo de naipes se cae en sus narices, y lo pasa fatal, pero se recupera enseguida gracias a la gran mansión con piscina donde vive. A partir de esa tesitura, sus niveles de pesadez aumentan capítulo a capítulo porque se aburre y no tiene otra cosa que hacer.

Sarah Walker (Rachel Griffiths): es la hermana mayor, en la primera temporada felizmente casada con un pseudorockero fracasado –del que se divorcia después- y con dos hijos a los que dan ganas de ponerles la almohada en la cara mientras duermen (la hija mayor es más fea que un trueno, por cierto). Mi pregunta es: ¿alguien puede explicarme qué hace una fantástica actriz como Rachel Griffiths –la inolvidable Brenda de la gran serie “A dos metros bajo tierra” o la mejor amiga de la protagonista de “La boda de Muriel”- en esta bazofia con pretensiones de serie? Supongo que asegurarse la hipoteca de su casa, porque no se me ocurre otra cosa. Griffiths se pone el piloto automático a la hora de hacer frente a sus labores interpretativas de hermana mayor, la primera en descubrir el secreto de los cuernos fluorescentes que le pone su padre a su madre, heredera del estrés que provoca la empresa familiar (la que les da ese tren de vida tan genial pero que no resuelve sus problemas mentales). Los pijos también lloran. Rachel recordará a Sarah Walker como el papel más anodino, vacuo y absurdo de toda su carrera. No obstante, el hecho de ser tan buena actriz, con una presencia contundente secundada por su altura (mide 1,77 y siempre va con tacones), hace que Griffiths se salve de la quema en buena medida. Deseamos que alguien le de a esta genial intérprete algún personaje a la altura de su talento.

Kitty Walker (Calista Flockhart): es la 2ª hermana, y la verdad que no sé bien por donde empezar porque este personaje es tan absurdo y desatinado, que los guionistas decidieron ponerle ese nombre de perrita faldera –bien podría haberse llamado Terelu, Pipi o Gigi-. La anoréxica Calista Flockhart no hace otra cosa que volver a interpretar el papel que la dio a conocer a nivel mundial: la payasa Ally McBeal, la protagonista de una de las peores producciones que han salido de Estados Unidos, una retrasada con la que muchas veinteañeras se sentían tan identificadas como con la estupidez de Bridget Jones. Por suerte, la mayor parte de ellas al cumplir los treinta se dieron cuenta del estado de tontuna en el que se encontraban pensando que sus vidas tenían algo que ver con las de una abogada que solo piensa en encontrar novio y una periodista que lucha contra los kilos y su adicción al tabaco. Otro dato curioso: Calista hace de segunda hermana teniendo en la vida real cuatro años más que Rachel Griffiths, no sé si habrán decidido esto porque la segunda es más alta o por puro ego de la eterna McBeal. De lejos, y no por edad, Griffiths aparenta muchísimo menos que Flockhart, pero viendo los derroteros de la serie, este dato es puramente anecdótico. La feucha –por más que intente ir de que es muy mona- Kitty es periodista, de ideas republicanas –dato importante porque esto le lleva a muchos enfrentamientos con su superprogre mamá-, cándida disfrazada de calienta braguetas, loca por dejar de ser una solterona de casi cuarenta años. Pero por suerte para ella, encuentra al hombre de su vida y no, no es el panadero de la esquina, es el gobernador del estado y aspirante a la presidencia de los Estados Unidos. ¿Quién mejor para poder seguir siendo una pija insoportable que trabaja más bien poco y que se pasa el día llamando a sus hermanos?

Thomas Walker (Balthazar Getty): el tercer hermano. De pequeño seguramente era el típico envidioso, idiota por vocación, desplazado y tonto del culo porque se lleva medio mal con todo el mundo, y para colmo es estéril. Esto no sería un problema para nadie pero para un Walker sí lo es: dejas de conseguir lo que todo norteamericano de bien quiere, esto es, escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo biológico. Finalmente tiene que pedir a sus otros dos hermanos semen prestado para poder embarazar a su mujer Julia, una rubia que hace que nos planteemos si es cierto eso de que las que llevan el pelo así son tontas o simplemente es un mito… o se ajusta a unas pocas, como posibilidad más acertada.




Kevin Walker (Matthew Rhys): es el cuarto de los hermanos, en concreto, el gay. Y es así de categórico, porque lleva la etiqueta desde el primer capítulo. Es de esos que nada más presentarse te dice que es homosexual –y americanísimo- y asiste religiosamente a las manifestaciones del orgullo gay junto a su madre, que no le deja ni a sol ni a sombra porque en el fondo tiene la esperanza de tener un cuidador asegurado a su vejez. De profesión abogado, en el ámbito profesional le va muy bien –claro, volvemos al estereotipo de que todos los gays ganan mucho dinero y bla, bla, bla-. En el ámbito sentimental es tan imbécil y supuesto personaje inofensivo con alma de calienta braguetas como su querida hermana Kitty, que hasta que deja de ser una solterona de la que más vale alejarse, es como su mariliendre particular. Vuelve loco a un tal Scotty, un camarero de poca monta y mucha pluma: que ahora te quiero, que ahora no, que ahora somos amigos... Se lía con un actor que no ha salido del armario, luego con el hermano del futuro marido de Kitty que resulta ser cura misionero, y entre polvo y polvo, al final decidirá pedirle en matrimonio al pobre Scotty, que no tiene más remedio que decir que sí porque no tiene donde caerse muerto. El pobre chico no sabe donde se está metiendo, puesto que unirte a los Walker es tenerlos todo el día llamándote por teléfono, en casa, robando comida de tu frigorífico, metiéndose hasta en la ducha…

Justin Walker (Dave Annable): es el hermano pequeño de los hijos de la plasta Nora Walker. Como su acomodada vida le aburre sobremanera, decide ir de rebelde sin causa. ¿De qué forma? Convirtiéndose en un yonqui adicto a todo. Se engancha hasta a los analgésicos, a la coca cola… te limpia con la nariz todo el polvo que se te acumule en casa. Y para colmo, horror de su demócrata mamá y alegría de su republicana hermana Kitty, como no le quedan neuronas en la cabeza de tanto colocón, se hace militar. Tras volver de la guerra de Afganistán, donde empezó a probar todas las drogas habidas y por haber –el ejército es lo que tiene- el gobierno le obliga a ir al conflicto en Irak. Todos intentan evitar que vaya, pero al final no le queda más remedio. Vuelve hecho una cagarruta, con la pierna semidestrozada e intentando no tomar gelocatil para el dolor porque de lo contrario podría engancharse –al final toma calmantes y claro, vuelve a ser el yonqui que es por pura vocación-. Aquí los guionistas se lucen, nos venden los buenos valores de un buen defensor de la patria, en concreto, yanquilandia. Justin es patético hasta más no poder, aparte de subnormal y niño mimado que en lugar de estudiar algún modulo o al menos vivir del cuento, por hacerse el listo le va como le va.

Rebecca Harper (Emily VanCamp): es la hija secreta del fallecido patriarca. Se trata de una especie de Britney Spears en los tiempos previos a convertirse en uno de los máximos fraudes que tiene la música. Hasta se parece un poco a la pésima artista. ¿Lo habrán hecho aposta los directores de casting? Tan solo hace migas con Justin, ya que el resto de sus hermanastros no la puede ver ni en pintura, sobre todo las chicas, que no la aceptan en sus fiestas de pijamas (en el caso de Sarah está justificado, porque los problemas con su marido se precipitan cuando la niñata intenta besarle mientras tocan la guitarra una tarde cualquiera). Para intentar formar parte del clan Walker, lo que demuestra la falta de cerebro de Rebecca, se convierte en una especie de esclava de Nora y angelito de la guarda de su drogata hermano. Me temo que su alegría por tener de repente cinco hermanos durará poco… (o se incrementará, según se mire, estoy intentando no desvelar más cosas para quien quiera ver la serie).

Saul Holden (Ron Rifkin): es el hermano mayor de Nora, trabaja para el negocio de la familia Walker. El tío Saul es en realidad un gay hiperarmarizado, pero lo niega una y otra vez, a pesar de las insistencias de su sobrino Kevin (evidentemente, al único que no puede engañar).
Está soltero, el típico maduro ochentero con pendientito diminuto en la oreja y la barba recortada a la perfección, flirtea con la amante de su cuñado muerto, y para colmo, es el que más sigue la tradición judía de la familia. Duerme con la cábala bajo la almohada y debemos suponer, por tanto, que no se pierde un concierto de Madonna.





Holly Harper (Patricia Wettig): la amante de William Walker durante 20 años y madre de Rebecca. Odiada a muerte por toda la estúpida familia, y lo mejor de todo, es que cuando fallece el patriarca por ataque al corazón (yo creo que viendo el panorama de mujer e hijos que tiene, más bien se suicida), queda como heredera de una parte de la empresa.
Tiene sus más y sus menos con Nora, pero como ésta es tan progre y demócrata, se acaban hasta llevando bien, contentas por haber compartido un hombre que las ha dejado en una posición económica inmejorable. En realidad, es el personaje más interesante, y la actriz que lo interpreta, Patricia Wettig, es bastante buena y se salva un poco de la quema. Evidentemente, se nota que está, al igual que Rachel Griffiths, con un iPod invisible en las orejas para soportar las largas jornadas de rodaje.


Joe Whedon (John Pyper-Ferguson): el ex marido de Sarah desde la segunda temporada. Tiene un hijo de una relación anterior, el típico adolescente antipático. Joe es un músico fracasado, un rockero de poca monta que, harto de tener a los Walker hasta en la sopa, decide que lo mejor es poner pies en polvorosa y seguir con sus clases de guitarra antes que soportar las tonterías diarias de esa pandilla de mamarrachos.
Incluso intenta quedarse con la custodia de los hijos que tiene en común con Sarah, seguramente para tratar de impedir que se vuelvan más repipis de lo que ya son. Sin duda, la niña ya no tiene salvación ninguna, porque os prometo que es para desearle el mismo destino que a Laura Palmer, por poner un ejemplo...





Julia Walker (Sarah Jane Morris): la mujer de Thomas Walker. Como ya hemos comentado, sueña con tener hijos, aparte de ser tontita e inculta a partes iguales. Tras ser fecundada con la ayuda de Kevin y Justin, porque su marido, aparte de bobo, tiene los espermatozoides vaguitos, queda embarazada de gemelos. Al nacer, uno de ellos muere, y como buena yanqui idiota, se tiene que ir a casa de sus padres porque no puede superarlo y ve a su hijo muerto hasta en la sopa.
Se supone que tras pasar tantos años con la familia Walker y estar casada con uno de ellos, te acabas volviendo así de retrasado. El caso es que Thomas –Thommy, como le llaman para que el pobre se sienta aceptado- no tarda en ponerla una buena cornamenta. De casta le viene al galgo, dicen, y decide seguir los pasos de su padre.


Robert McCallister (Rob Lowe): el senador McCallister, candidato a la presidencia de los Estados Unidos. Cuando contrata a Kitty para que le lleve la prensa no sabe la que se le viene encima. Pero como es estúpido, aparte de republicano, se enamora de ella y terminarán casándose.
Un resurgido Rob Lowe regresa al trabajo, cuando ya nadie se acordaba de él, y para realizar otro papel que no pasará precisamente a la historia de la televisión. Su personaje, de hecho, termina volviéndose tan imbécil como el resto de la familia Walker.





9 comentarios:

Anónimo dijo...

Puff, la verdad es que desde que vi un par de capítulos de esta serie hace ya tiempo, me dio un repelús total.

Sakena dijo...

Vamos, habrás tenido que torturarte para poder escribir este post "époustouflant". Es el adjetivo que me viene a la cabeza, en francés claro, espera que busque la traducción en el diccionario, ya la tengo: "pasmante".

Vaya fichas les has hecho a todos... casi es una autopsia, doctor, desconocía tu faceta forensa, mi querida Gaspashá.

vi la serie una tarde de verano y a mí me pareció genial ya que pude compaginarla sin problema ninguno con una buena y profunda siesta en la que soñé que una nave espacial se llevaba a la Mac Beal a Neptuno, que no a la fuente madrileña sino directamente al planeta. Sólo ida, claro está. Los neptunianos se la rifan (ella es oriunda de allí) por gordo. Para que te hagas una idea de lo que poco que se come en Neptuno.

Justamente pensé que Rachel Griffiths salvaba un poco al reparto, y eso que me cuesta bastante olvidarme de la sexadicta+masajsita zen (los masajistas zen son adictos al sexo, claro está) Brenda. Precio de la gloria de las series: cuando uno encarna a un personaje destacable durante tanto tiempo, le cuesta deshacerse de él.
En cambio no me pasa con el hermano gay de "Dos metros bajo tierra" que volvió (en la Cuatro, de hecho, pero vi la serie en Internet) en la piel de una creíble e inquietante mezcla de Robin Hood y Jack el Destripador.
(sólo vi la primera temporada)

Ahora quiero que utilices tu energía literaria para escribirnos cuentos y una novela!!

un beso

Anónimo dijo...

No puedo estar más en desacuerdo. Obviamente se trata de una serie para pasar el rato. ¿Qué tiene Herederos que te mola y está no? Son calcos de estereotipos más o menos amables. Por cierto que el personaje de Nora está genialmente interpretado. Yo creo que no debes confundir el gusto (respetable) con la critica (poco acertada)

gaspashá gorkovskaya dijo...

Feer, gracias por tus comentarios; Sakena, sacaste algo bueno de esta serie, esto es, lograr hacer un gran viaje astral, gracias como siempre por tus ánimos e inspiración.
Lindo gatito, el post de herederos no lo escribí yo, sino mi querido, admirado y respetado Truman Von Harket. Creo que el gusto por algo y la crítica hacia ese algo van íntimamente relacionadas, aunque bien es cierto que he realizado una visión muy esperpéntica y exagerada, justo en la medida del mensaje que esta serie pretende lanzar al mundo. Un saludo y mil gracias.

Anónimo dijo...

Yo no entiendo la comparación de Lindo gatito entre "Herederos" y "Cinco hermanos". No hay dos productos más diferentes en el mercado actualmente.

Dicho esto he de confesar que las pocas veces que me he encontrado con "Cinco hermanos" me ha parecido una buena serie para ver, eso sí, con el cerebro desconectado. O sea estoy bastante de acuerdo con el magnífico post de gaspashá, pero creo que se puede disfrutar si no te la tomas en serio de lo ingenua y planos que son los guiones. Lo peor de toda la serie es Sally Field, actriz insoportable donde las haya.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Post brutal.
Jo, cómo me he reido.
Un poco de humor exagerado en las críticas nunca va mal. No nos pongamos serios, por favor.

JC

Anónimo dijo...

a mí es una serie que me gusta. el primer episodio me parece un piloto impresionante. eso sí, después cae en fórmulas muy fáciles.

y kevin es taaaaaan guapo :P

lord carnavon dijo...

menuda autopsia televisiva!

Bueno, yo alguna vez la he visto y está claro que es un producto típico americano, con sus pros (entretenido, bien realizado) y sus contras (ñoño a veces, moralista) pero no es lo peor en el mercado vamos...

En cualquier caso enhorabuena por el post.

MALENA dijo...

Rus@.. te has salido!Menudo post! me ha encantado el repasito que le has pegado a la familia y el traje que les has hecho a cada uno, con tu crítica ácida, que tanto me gusta.
Me da mucha pena perderme en vuestros post de series, porque no soy nada aficionada a las series (no me gustan) pero me encanta leer todos y cada uno de vuestros post por la pasión y el talento que ponéis en cada uno de ellos.