Hay veces que cuando dicen que una película está “basada en hechos reales” es inevitable remitirse a las cintas destinadas a la televisión, aunque bien es cierto que la realidad no tiene nada que envidiar de la ficción. De hecho, ésta última se nutre directamente de aquélla. Schumacher consigue con este filme una historia dinámica, lejos de aburrir y reivindicando no sólo la figura de Veronica Guerin, sino la de todos los periodistas que mueren a diario en diferentes países por el simple hecho de ejercer el noble y antiguo oficio de informar (y no, no es lo que hacen los que trabajan en la “prensa” del corazón y demás deformidades).
El peso absoluto, literalmente hablando porque aparece prácticamente en todos los planos, recae sobre una estupenda Cate Blanchett. El resto de los personajes, -salvo un poco el de John Traynor (interpretado por Ciarán Hinds), un mafioso al que Guerin ha hecho medio famoso a través de sus artículos- pasan totalmente de puntillas, como simples maniquís de atrezzo (incluido Colin Farrell, que simplemente hace un cameo de pocos minutos). Ahí puede radicar un cierto vacío en el noble intento de resaltar la figura de esta Juana de Arco irlandesa. La familia de Veronica, a pesar de estar viendo como poco a poco la periodista pone cada vez más su vida en peligro en su objetivo de denunciar lo que estaban haciendo los traficantes de drogas, se limita a observar con la impotencia del que no puede hacer nada ante semejante perseverancia.
Aunque se percibe cierto maniqueísmo final –probablemente inevitable debido al destino que tuvo la periodista en la vida real-, la película no es un proyecto olvidable. Retrata que todos los esfuerzos de Veronica Guerin no cayeron en saco roto. La noticia de su asesinato retumbó como una bomba atómica en toda la sociedad irlandesa e incluso se cambiaron leyes que sirvieron para dar caza a los capos del tráfico de drogas (¿nos lo creemos?). Existe un personaje que secunda a Cate Blanchett a lo largo de toda la historia: la ciudad de Dublín. La capital de Irlanda no está presente como simple localización. Hay momentos en los que parece ser el único elemento que, al mismo tiempo, guía y traiciona a una protagonista que se vuelve loca entre sus calles por dar caza con sus artículos a unos tipos muy peligrosos.
Metafóricamente, Veronica Guerin murió a las afueras de la ciudad. Dublín no pudo proteger entre sus edificios a una mujer que ejerció un periodismo en vías de extinción. 7,5/10
1 comentario:
Querida Gaspashá.. siempre es un placer leerte. Qué magnífico post.
Sólo decirte que a mi esta peli me encantó; que Cate Blanchet como bien dices, está estupenda como siempre.. y que Verónica Guerin (y todos los periodistas que dan la vida, o que sencillamente se la juegan por esta profesión) se merecen este homenaje.
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