Es muy fácil ahondar en las biografías de cualquiera, incluso desperdiciar horas analizando los caminos que desembocan en un obituario. Pero no es tan sencillo cuando se trata de un amigo y mentor periodístico en los últimos años (no siempre ayudan las palabras).
Ayer a las 15.00 horas aproximadamente falleció el escritor y periodista Leopoldo Alas tras un mes y medio ingresado en una unidad de cuidados intensivos de un hospital madrileño. Se consideraba poeta ante todo (su último poemario fue “Concierto del desorden”, de 2007). Esa sensibilidad post romántica con la que había nacido hace 46 años en un pueblecito riojano llamado Arnedo siempre ha tenido sus consecuencias, y más en estos tiempos. Esos rasgos caracteriales reciben golpes diarios a diestro y siniestro. Porque Alas portaba la frágil ternura de los heridos. Era un duende de la suerte en un mundo demasiado bestia para él. Tenía un alma becqueriana. Le conocí hace más de una década, y un día le confesé que no me había leído ningún libro suyo. El me contestó: “Pues mejor, así lo tienes todo por leer”. Y son varias obras repartidas en todos los géneros: Cuento (“África entera tocando el tam tam”), Poesía (“El triunfo del vacío”), Novela (“Bochorno”), Ensayo (“Ojo de loca no se equivoca”), Teatro (“La pasión de Madame Artú”). Ha colaborado en diferentes revistas y medios, y desde 2004 presentaba un programa en Radio Nacional de España, “Entiendas o no entiendas”.
Leopoldo nos leía de vez en cuando. Tuvimos un fiel usuario en Gesloten (“Procuraré leeros siempre que pueda”, me dijo cuando le hablé de nuestro blog). Podría escribir durante horas sobre todas las anécdotas que he pasado con él, sus ánimos para que no dejase de escribir, para que tirase por la radio si eso es lo que me gustaba, (“dejate ya de merodear esas productoras”, me decía con esa voz característica que lo hacía único y especial); lo bien que lo pasamos una noche que fui con él al Circo del Sol (y lo que nos aburrió el espectáculo), o acompañándole a su casa de la calle Leganitos totalmente borrachos. Pero en realidad, su epílogo vital lo escribió el pasado mes de febrero. Llevaba unos años regular. Su salud post romántica no soportó, entre otras cosas, la carga de la pérdida de dos amigos y la manera en la que fallecieron (uno fue asesinado y el otro se suicidó, omito sus nombres por respeto). Antes de publicarlo en uno de sus blogs, me envió este poema descarnado, brutal... En él se refleja el estado anímico en el que se encontraba Leopoldo Alas. Su sensibilidad hervía violentamente y la esperanza preparaba un viaje sin retorno, y él se subió al tren. Se hizo necesario pasar a ese otro plano y huir de la locura en la que estamos inmersos. Siempre le llevaré en mi corazón.
¡Si nos dejaran descansar a los unos de los otros!
Me agotan las agonías de tantas personas insustanciales y me rompe la dolorosa manía que tienen nuestros mejores amigos de morir de uno en uno.
Leopoldo nos leía de vez en cuando. Tuvimos un fiel usuario en Gesloten (“Procuraré leeros siempre que pueda”, me dijo cuando le hablé de nuestro blog). Podría escribir durante horas sobre todas las anécdotas que he pasado con él, sus ánimos para que no dejase de escribir, para que tirase por la radio si eso es lo que me gustaba, (“dejate ya de merodear esas productoras”, me decía con esa voz característica que lo hacía único y especial); lo bien que lo pasamos una noche que fui con él al Circo del Sol (y lo que nos aburrió el espectáculo), o acompañándole a su casa de la calle Leganitos totalmente borrachos. Pero en realidad, su epílogo vital lo escribió el pasado mes de febrero. Llevaba unos años regular. Su salud post romántica no soportó, entre otras cosas, la carga de la pérdida de dos amigos y la manera en la que fallecieron (uno fue asesinado y el otro se suicidó, omito sus nombres por respeto). Antes de publicarlo en uno de sus blogs, me envió este poema descarnado, brutal... En él se refleja el estado anímico en el que se encontraba Leopoldo Alas. Su sensibilidad hervía violentamente y la esperanza preparaba un viaje sin retorno, y él se subió al tren. Se hizo necesario pasar a ese otro plano y huir de la locura en la que estamos inmersos. Siempre le llevaré en mi corazón.
APOCALIPSIS
Sociedad de náufragos que exhiben sus naufragios.
Enjambres de pequeños egos o máquinas de reclamar afecto.
Con una sed obscena de protagonismo el hombre masa proclama a la desesperada su individualismo.
Demasiados mensajes como para leer ni tan sólo uno de ellos.
No existe el receptor de tantos emisores.
Al menos las plegarias se las hacían a un Dios.
Pero no hay público para tanto artista ni penitencia posible para tantas confesiones.
¡Si nos dejaran descansar a los unos de los otros!
Cuánta paz encuentro en recogerme y en aislarme de esa red de intromisiones constantes: por la calle,en las pantallas, al teléfono.
Bajo a buscar provisiones y enseguida vuelvo a casa.
Fuera hay demasiadas vanidades, un exceso de sujetos sin objeto.
Dentro puedo no hacer, no pensar, no preguntar ni responder, ni mostrarme ni ocultarme.
Entre estas paredes, que son más de cuatro, puedo no explicarme nada ni explicárselo a nadie.
Puedo descansar de los sentimientos y del deseo.
Me agotan las agonías de tantas personas insustanciales y me rompe la dolorosa manía que tienen nuestros mejores amigos de morir de uno en uno.
Ahora sabemos que nadie vendrá a rescatarnos.
Leopoldo Alas (inédito) 12 de febrero de 2008
6 comentarios:
Que noticia tan triste.
Precioso homenaje querida Gaspashá
Lo siento muchísimo, sé lo mucho que apreciabas a Leopoldo. Ánimo.
La muerte de Leopoldo es una pérdida en términos generales, no sólo para la cultura. En fin, así son las cosas.
En otro orden de cosas, y disculpándome por usar este comentario para algo menos trascendente y serio, moltes gràcies por las recomendaciones berlinesas (shiro i shiro nos espera) y por felicitarme por mi no cumpleaños.
Estimada Gaspashá. Qué pérdida tan triste y qué precioso homenaje. Un homenaje que sólo puede venir de alguien que ha querido profundamente al homenajeado.
Amigo de tus amigos, aquí me tienes siempre.
Un abrazo
difícil saber qué decir en estos momentos ... espero que exista algún lugar poético donde su alma siga escribiendo poemas,
un abrazo especial (salgo ahora para Francia)
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