Bajo un buen día al videoclub con ganas de ver una película de terror –género que me gusta, pero que a su vez suele ofrecer filmes bastante malos y aburridos- y me encuentro con “The Room”, de procedencia belga y rodada en 2006 por un tal Giles Daoust. Inocente de mí, leí en la sinopsis lo siguiente: “Una familia sumida en la confusión se reúne para comer juntos por última vez antes de que la hija embarazada se mude de casa. Un amigo de la familia se excusa y sube las escaleras para ir al cuarto de baño… se oye un grito desgarrador… y, no hay ni rastro de él. La única pista sobre su paradero es la repentina aparición de una espeluznante puerta al final del pasillo. La puerta está cerrada y cubierta de extrañas inscripciones. De repente, todas las puertas y ventanas de la casa quedan herméticamente cerradas… y resultan irrompibles incluso golpeándolas con fuerza. Las líneas telefónicas están cortadas… la familia está atrapada dentro”. No bien terminé de leer el texto con interés por el planteamiento de la película y sin saber la que se me venía encima, escuché al orondo encargado del videoclub a mis espaldas –que parecía llevar media tarde sin hablar con nadie-: “Qué, ¿con ganas de ver una de miedo?”. “Sí, la verdad", contesté. "¿Qué tal ésta?”, pregunté. “Bien, bien”, respondió. Mientras le daba mis datos para alquilar la película y esas cosas, comenté que hoy en día es complicado encontrarse con un buen filme de terror. “Creo que la década de los 70 aportó bastante al género”, argumenté pensando -ingenuidad la mía-que el buen señor tenía que entender de cine por obligación. “Sí, sí”, me contestó. Se hizo un silencio en el que yo esperaba que me diese títulos. “La Profecía… El Exorcista…”, proseguí tratando de darle pié a que continuase. “Sí, sí, muy buenas, muy buenas todas”, balbuceó.
Tragando saliva, percibiendo el truño que acababa de alquilar, me fui a casa. Efectivamente, “The Room” no es que sea mala, es que hace que justifiques las descargas ilegales por Internet y te sientas como el único imbécil que todavía es socio de un videoclub. Si llego a ver este soberano tostón en el cine, pongo una denuncia a consumo. O mejor, hubiese quemado la sala sin importarme pasar una buena temporada en la cárcel. Guión pésimo, actores patéticos, efectos de cámara que pretenden ser innovadores y de inferior calidad a los que consiguen los estudiantes de primer curso de audiovisuales… todo eso y más encierra esta basura que casi me jodió la noche y las expectativas de que los directores se tomen en serio un género denostado en detrimento de otros productos escatológicos. Al devolver la película y verme la expresión, al regordete encargado del videoclub se le borró la sonrisa del rostro. “Esto no se lo recomiendo ni a mi peor enemigo”, dije con cara del que está deseando utilizar más los programas de descarga por la red. 0/10
3 comentarios:
Gracias por la advertencia. El pobre gordo hacía su trabajo administrativo, no más. Pero qué rabia ensartarse así.
Saludos,
Val
Muchas de estas películas de "Terror" parten de buenos argumentos o situaciones, pero patinan en todo lo demás.
Gracias por la recomendación de NO verla jeje.
JC
Y no vuelvas a fiarte del gordo payopony de tu videoclub. Ese, lo que quiere, además de alquilarte pelis, es llevarte al catre jeje.
Jajaja.. me identifico, a mí me encanta el género. Y por eso no soporto los pestiños, que son casi todos.
El otro día estuve a punto de meterme en el cine a ver La última casa a la izquierda, pero no quisieron mis acompañantes. Yo creo que para un sábado por la noche estaba bien... por lo menos descargas adrenalina.
(Yo siempre digo que quien vende discos o vídeos o libros debe entender de eso, igual que quien vende móviles o pastillas o maletas o coches. Pero no: casi siempre ponen a gente que no sabe nada...).
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