martes, 21 de octubre de 2008

EL ALMA DE REMBRANDT EN MADRID

En 2006 se conmemoró el cuarto centenario del nacimiento del creador de “La ronda de noche”. Si hubiese que enumerar por orden de genialidad a todos los pintores aparecidos a lo largo de la historia, sin lugar a dudas, el holandés Rembrandt estaría entre los primeros puestos. El artista fue lo más sobresaliente del XVII, siglo de Oro de los Países Bajos, y permanente referencia del Barroco. El Museo del Prado, que solamente cuenta con uno de sus cuadros –Artemisa-, ha reunido varias obras del autor que más autorretratos se hizo desde su juventud hasta los albores de su muerte. Es una ocasión única que durará hasta el 6 de enero de 2009.

Artemisa

Primeros años

Su nombre completo era Rembrandt Harmenszoon van Rijn, pero se hacía llamar simplemente Rembrandt intentando emular a grandes artistas como Rafael, Miguel Angel o Tiziano, por los que mostraba una ferviente admiración. Nació en la localidad holandesa de Leiden el 15 de julio de 1606 en el seno de una familia de clase media. Estudió latín, griego, literatura clásica e historia en la Escuela Latina, y años más tarde, se matriculó en la Universidad de su ciudad. En 1621, abandonó sus estudios, deseoso de convertirse en pintor y dibujante, y estuvo tres años bajo la tutela pedagógica del artista Jacob van Swanenburgh.

Entre 1624 y 1625 tuvo su primer contacto con la ajetreada vida de Ámsterdam, la gran ciudad holandesa por excelencia, capital que ya contaba con un importante puerto internacional que aportaba mucha actividad. Por allí anduvo en el taller de un renombrado pintor: Pieter Lastman. El mismo año 1625 regresó a su ciudad natal donde abrió un local con Jan Lievens, dejando en esta época su primera obra conocida, “La lapidación de San Esteban”, influida por el también grande y brutal Caravaggio.
El rapto de Europa
Éxito y desgracia

En unos pocos años, su fama comienza a crecer en progresión geométrica, y ya en 1630, se instala en Ámsterdam donde recibe grandes encargos, sobre todo retratos con los que adquiriría una gran notoriedad. Dos años más tarde, realiza una de sus obras más famosas, la macabra pero impresionante “Lección de anatomía del Doctor Tulp”, que obtuvo un éxito tremendo. La situación económica de Rembrandt era cada vez más boyante, y mucho más cuando contrajo matrimonio en 1634 con Saskia van Uylemburgh, la sobrina de su socio y protagonista de obras como “Saskia con sombrero”.

En esa misma década, también tuvieron gran éxito obras de temática religiosa como “El banquete nupcial de Sansón” y “El sacrificio de Isaac”, pero las desgracias comenzaron a sucederse una tras otra, y eso marcaría el carácter y posterior creación del artista holandés. Los tres primeros hijos que tuvo con Saskia murieron prematuramente (los dos últimos no vivieron ni dos semanas y el primero, dos meses). Tan solo un cuarto, Titus, logró sobrevivir, pero su amada falleció en 1642. Por aquel entonces, otro de sus cuadros más grandiosos y conocidos, “La ronda de noche”, no tuvo buena acogida y fue pasto de las malas críticas por la forma tan directa en la que fueron concebidos los personajes.

La discusión entre San Pedro y San Pablo

A partir de entonces, Rembrandt obró sin orden ni concierto, derrochando dinero a manos llenas, coleccionando objetos carísimos e inútiles y acumulando deudas que lo persiguieron hasta su muerte. Además, tuvo problemas con la justicia a consecuencia de desmanes amorosos por aquel entonces penalizados, como los que tuvo con la niñera de su hijo Titus, Geertje Dircks, a la que tuvo que pasar una pensión demasiado alta, o las acusaciones de “fornicación” que le cayeron por vivir con la sirvienta Heindrickje Stofeels. Esta muchacha fue el único alivio a las penalidades que padeció el artista en los últimos años de una vida azuzada por la controversia.

La genialidad de Rembrandt no deja de avanzar a lo largo de los años, a pesar de los ataques vitales. Comenzó su interés por el detalle y el colorido vibrante, destacando obras como “La lección de anatomía del doctor Deyman” o “La novia judía”. El pintor murió en Ámsterdam el 4 de octubre de 1669, un año después que su hijo Titus, que falleció víctima de la peste en 1668. La leyenda del holandés universal es indiscutible. Y ya han pasado cuatro siglos.

Sansón cegado por los filisteos

La técnica de Rembrandt

Un joven Rembrandt ya empezaba a utilizar los contrastes claro-oscuro al comienzo de su bagaje artístico: combinaba las luces brillantes con las sombras oscuras, creando una atmósfera que hizo uno de sus sellos más característicos, claramente influenciado por el genial pintor italiano Caravaggio. Otra de sus técnicas consistía en rayar la pintura aún mojada, posibilitando la aparición de un color más claro en el fondo, indicando nacimiento de pelo o piel.

Por otra parte, Rembrandt sugería relieves e imitaba el resplandor de un ángulo de luz poniendo puntos brillantes con pintura clara y tiza blanca aplicada sobre fondos oscuros. En este caso, utilizaba el plomo blanco. Otro tipo de técnica en su obra era la alternancia de pinceladas anchas con líneas finas, algo que usó mucho en sus últimos cuadros. Entre sus colores predilectos figuraron el rojo oscuro, el oro y el marrón.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué maravilla!!. Gracias por este fantástico post Gaspashá, inspirado y muy didáctico para profanos como yo.

lord carnavon dijo...

Jesús, que lujo de blog!!!

Gracias.

gaspashá gorkovskaya dijo...

Gracias a vosotros por todo lo que aprendo con vuestros impagables artículos; por mi parte, lo que sea para defender la alta cultura en Gesloten en todas sus disciplinas. Abrazos

Anónimo dijo...

tengo muchas ganas de verla.