miércoles, 22 de abril de 2009

CANCIONES PARA ABRIL

Esta es nuestra lista de canciones para el mes de abril que ya se acaba... La lista en Spotify, aquí.


Truman von Harket

01 Doves: Kingdom of rust



07 Pet shop boys: Beautiful people
08 Pet Shop Boys: King of Rome
09 The mary onettes: Dare
10 Tears for fears: Head over heels


Gaspashá Gorkovskaya

11 PJ Harvey & John Parish: Black hearted love



12 Placebo: Battle for the sun
13 Gavin DeGraw: Stay
14 Leonard Cohen: Suzanne
15 Amy Macdonald: LA

martes, 21 de abril de 2009

DOVES: KINGDOM OF RUST

El trío de Manchester Doves, acaba de publicar hace apenas un par de semanas su cuarto álbum de estudio. “Kingdom of rust” llega al mercado después de una larga pausa del grupo, al haber trascurrido cuatro años desde la publicación de su anterior disco. Tras alcanzar el cielo con su segundo LP, el excelente “The last broadcast” (2002) -habían debutado con “Lost souls” en 2000-, el grupo nos dejó con un sabor agridulce en los labios, a medio camino entre el deslumbramiento y la decepción, con el irregular “Some cities” (2005).

Este cuarto disco de Doves ha sido producido por Dan Austin (Massive attack) casi en su totalidad, salvo un par de temas a cargo de John Leckie (Radiohead). Lleno de cortes contemplativos, a “Kingdom of rust”, para no andarnos por las ramas, le sobra contención, y le falta emoción: casi nunca llega a alcanzar un clímax que desarbole al oyente. La banda liderada por Jim Goodwin tira aquí de nuevo de épica, pero al igual que ocurría en ciertas partes de “Some cities”, estamos ante un ejercicio de ampulosidad algo descafeinada, retraído y con no demasiada convicción.

En el otro lado de la balanza, Doves suenan elegantes a lo largo de sus pausados medios tiempos. Su música sigue resultando, a pesar de esa moderación, estimulante y bella. No estamos desde luego ante un grupo amante de la vulgaridad o de ejercicios malabaristas que pretendan encubrir una propuesta banal y sin ideas. A Doves les sobran las buenas intenciones aunque les traicionan los complejos, y se niegan a penetrar en el terreno del stadium band quedándose estancados a medio camino del rock venerado por las publicaciones especializadas y el pop masivo que podrían facturar tan brillantemente como Coldplay.

En cualquier caso su capacidad sugestiva puesta de relieve en “Jetstream” y “Spellbound”, la imaginativa hipnótica de “Kingdom of rust” (la canción, claro), el estribillo reflexivo de “Winter hill”, la luminosidad con negra trastienda de “The greatest denier” y la inquietud nerviosa de “House of mirrors” con un final estremecedor, dejan constancia de la sensibilidad insólita que posee el grupo. No faltan guiños desconcertantes a U2 (la guitarra en “Compulsion”) y temas de una linealidad en exceso fatigosa (“Lifelines”, “Bird flew backwards”), en un conjunto falto de temas electrizantes (sólo en “The outsiders” aprietan el acelerador), un conjunto ante el cual tenemos la sensación de falta de garra, aun con sus buenas dosis de poesía y oscuridad de altos vuelos.

CALIFICACIÓN; 6/10
LO MEJOR; Doves no han olvidado su capacidad para recrear atmósferas sugerentes.
LO PEOR: La linealidad del álbum, y esa sensación de trabajo a medio gas, a pesar de los no pocos fogonazos de talento.
RECOMENDABLES; “House of mirrors”, “Kingdom of rust”, "Jetstream", "Winter hill".

lunes, 20 de abril de 2009

SUZANNE VEGA Y THE PRETENDERS EN ESPAÑA


Algunos miembros de la crew de Gesloten están de enhorabuena. Estos últimos días se han anunciado actuaciones en España de Suzanne Vega y The Pretenders.

Vega ha anunciado una fecha para el próximo mes. La neoyorquina actuará en la Huerta de San Vicente (Parque Federico García Lorca), en Granada, el día 14 de Mayo en el marco del Festival Internacional de Poesía. Lo cierto es que es muy bienvenida su presencia, especialmente después del atraco que fueron sus anteriores visitas a España dentro del festival “Únicas”, donde cabía todo. Las entradas se encuentran a la venta en Ticketmaster al ajustado precio de 15 € más gastos.

Por otro lado, vía Supernova pop nos hemos enterado de las dos fechas de Pretenders para el próximo mes de Julio. La banda liderada por Chrissie Hynde tocará el 1 de Julio en la sala La Riviera de Madrid y el 8 de julio en el auditorio Kursaal de San Sebastián. Las entradas para ambos conciertos se podrán adquirir a través de Ticketmaster y cuestan 35 € en el caso de Madrid y 36 €, 42 € y 45 € para San Sebastián.

UN CHAPUZAS EN CASA

Que somos un país muy creativo es algo que está fuera de toda duda. Todo el mundo lleva un chapuzas dentro que en un periquete te arregla lo que sea. Eso sí, los acabados no son lo suyo.

Pues bien, dentro de un blog que sigo me he encontrado con un montón de chapuzas made in Galicia que no tienen desperdicio. Os lo recomiendo porque os echareis unas risas. Concretamente aquí.

domingo, 19 de abril de 2009

LEONARD COHEN: LIVE IN LONDON

Leonard Cohen pide, irónicamente, disculpas por no haberse muerto todavía. El cantautor canadiense -uno de los más importantes de la historia- lo hace en su nuevo disco, un concierto grabado el año pasado en Londres ante miles de asistentes, en el que hace una amplia retrospectiva a través de toda su obra musical (poco prolífica, pero intensa como pocas). Al artista, con graves problemas económicos por culpa de su antigua manager, que le robó un patrimonio vital que se adivinaba como una muy buena jubilación, no le ha quedado más remedio que volver a los escenarios tras 15 años sin hacer giras. Pero lo hace agradecido, humilde, templado y con la coherencia de un señor que ha hablado de las complicadas relaciones interpersonales como nadie. La lírica de Cohen, bañada en esa voz de ultratumba que produce la misma sensación que una buena taza de chocolate caliente, es de una calidad sorprendente.

A menudo suelen gustarme los álbumes en directo, sobre todo porque cada vez apetece menos ir a conciertos en una ciudad como Madrid, donde el nivel de aforo y sonido de las salas es, cuanto menos, vergonzoso, patético e incómodo. Este tipo de producciones, no siempre fáciles de llevar a cabo en cuanto a resultados, cuando están bien hechas acercan el ambiente a tu propia casa. En este aspecto, el álbum de Leonard Cohen es de matrícula de honor porque es capaz de despertar sentimientos dormidos y mientras se realice la tarea que sea, da la sensación de tener al artista sentado a tu lado contándote su biografía entera. Y ésta es, ni más ni menos, que una vida mojada por las mismas experiencias que cuenta en sus bonitas, delicadas y apasionadas canciones, desde la maravillosa “Suzanne” hasta la estupenda “Dance me to the end of love”.

El canadiense reafirma una convicción que muchos tenemos, esa idea de alejarse de cualquier pretensión por éxitos vacuos y centrarse en lo que se tiene, cuidar los sueños, desearlos sin ansia, sembrar de ilusión nuestras vidas y olvidarnos de las chorradas que no conducen a ninguna parte. Con un acompañamiento musical estupendo y un coro de voces femeninas misteriosas y seductoras, Leonard Cohen ha sentado cátedra con su guitarra, su poesía y su vestimenta aderezada de cierta cadencia vintage. Es un artista de sentimiento planetario, de cafés de luz tenue, paseos junto a cualquier río importante lamido por la niebla, secretas confidencias y melancólicas soledades nocturnas.

PUNTUACIÓN: 9,75/10
LO MEJOR: este disco es un acto de justicia para Leonard Cohen. Escucharle es beberse una copa de vino de primerísima calidad.
LO PEOR: nada.
DESTACABLES: todos los temas, pero por nombrar algunos, “Suzanne”, “Dance me to the end of love”, “Ain’t no cure for love”, “Tower of song”, “First we take Manhattan”,… y así hasta 26.

sábado, 18 de abril de 2009

NEIL YOUNG: FORK IN THE ROAD

Cualquiera que no conozca a Neil Young y vea la portada de su nuevo disco, “Fork in the road”, pensará que el canadiense es un abuelillo pasado de rosca que insiste en seguir cantando y componiendo. Se podría llegar a esa conclusión porque todavía no se ha vuelto a poner de moda entre las nuevas generaciones como Leonard Cohen, olvidado y obviado hasta que el festival de turno le añadió a su cartel. Ni falta que les hace esta tesitura, ni a uno ni a otro. Con toda probabilidad el origen más primitivo de eso que llamamos grunge, y que tan en alza se puso en los años 90 sobre todo gracias a Nirvana, se debe a Neil Young. A pesar de haber estado enfermo hace unos cuatro años, cuando tuvo que someterse a una operación a consecuencia de un aneurisma -poco después de encargarse de presentar la inclusión de Pretenders en el Salón de la Fama del Rock and Roll- lo último que ha hecho este buen hombre de 63 años ha sido quedarse quieto. Ha publicado cuatro discos entre 2005 y 2007 y ha estado de gira riéndose de su enfermedad y de todo el que pensaba que había llegado su hora. En definitiva, y valga la redundancia, ha revalidado el significado de su propio apellido por cuestión de mentalidad y no de edad temporal, que es una de las grandes mentiras que nos intentan vender.

Fiel a su particular y arraigada idiosincrasia (si es complicado modificar algunas cosas a partir de los 40 o 50, imaginaros más adelante), Young presenta un álbum tan fiero como divertido y callejero. Se trata de una road movie en toda regla. El artista ha agarrado su coche Lincoln y se ha puesto a conducir para revelar que, aparte de encontrarse bien, tiene más energía que un equipo de fútbol. Aún anclado en la nostalgia propia de los que a ciertas alturas se les hace muy cuesta arriba los cambios en general, el cantante también reivindica el uso de los combustibles ecológicos. No deja de ser tierno, y es como permitir a un tío abuelo al que aprecias contarte la misma historia día tras día, o soltarte un discurso político sentimental del que difícilmente te enteras de la mitad de lo que dice. Pero terminas por hacerlo porque le quieres, respetas e incluso admiras.

Neil Young nos invita a viajar con él, y el sonido de la guitarra eléctrica –un instrumento que me levanta la moral aunque la tenga por los suelos- es, por decirlo sin rodeos, fantástico y digno de mención. Comienza con la enérgica “When worlds collide”, un tema que, es inaudito, pero me recuerda a Supertramp en la lejanía por la entonación muy a lo Rogerd Hodgson. A partir de ahí, es inevitable sonreír ante el alarde de optimismo y arrojo de un hombre que ha influido mucho en generaciones posteriores. Es posible que no sea su mejor disco, pero con canciones como “Light a candle”, “Cough up the bucks” o la que da título al álbum, Neil Young ha conseguido que me vuelva a dar cuenta de que no puedo vivir sin música y que lo mejor que se puede hacer con nuestra existencia es disfrutarla al máximo y no parar de hacer kilómetros.

PUNTUACIÓN: 7,5/10
LO MEJOR: la guitarra eléctrica suena estupenda y el acompañamiento musical es muy bueno.
LO PEOR: Young debería haberse esperado un poco más para realizar un álbum perfecto.
DESTACABLES: “When worlds collide”, “Light a candle”, “Cought up the bucks”, “Fork in the road”, “Get behind the wheel”, “Off the road”.

jueves, 16 de abril de 2009

MI VIDEO DE LA SEMANA: "SHOT IN THE BACK OF THE HEAD" DE MOBY

Moby publica un nuevo disco el día 30 de junio, y como adelanto nos presenta esta intimista y evocadora canción instumental con una preciosa melodía llamada "Shot in the back of the head", cuyo video de animación ha sido creado por el mismísimo David Lynch.



martes, 14 de abril de 2009

MANDO DIAO: GIVE ME FIRE

Es bastante revelador que un grupo que publica su quinto álbum no haya llegado a mucho y no consiga otra cosa que ejercer como telonero de Franz Ferdinand. Es el caso de los suecos Mando Diao. Tal vez el problema, o la explicación, sea la escasa personalidad del grupo, que no tiene nada distintivo o inconfundible. Visten como cualquier grupo anglosajón del New Musical Express frente al estilo particular tirando a nerd, más o menos rebuscado y estudiado, de muchas bandas escandinavas (Kings of convenience, Peter Bjorn and John, The Radio dept...) Por otra parte su música, al menos en el álbum que nos ocupa –“Give me fire” publicado a comienzos de este año- se revela carente de voz propia, y adolece de esa misma falta de identidad. Su sonido está influenciado por el rock de otras épocas: desde el Tom Jones o Joe Cocker de la acelerada “Gloria”, pasando por el rock crepuscular de road movie de “High heels” que puede recordar lejanamente a Ennio Morricone; a los The Jam muy presentes en “Mean streets”, o el sabor a The cult y The strokes que desprende “Maybe just sad” o el John Lennon que inspira la balada “Crystal”, mientras que el conjunto se muestra claramente deudor del sonido motown de los 60. Eso sí con “Dance with somebody” superan a su modelo, el pop de las islas de mediados de los 90. Sin este tema nada en “Give me fire” tendría sentido. Es una de esas canciones capaces de vertebrar todo un LP, un tema apoteósico, candidata a canción del año, y que si vivieramos en un mundo justo les convertiría en estrellas.

Pero lamentablemente “Give me fire” no va a hacer mucho por la imperturbable carrera de Mando Diao. Se mantienen como un grupo con una capacidad remarcable para simular a sus modelos pero sin atreverse a aportar nada autentico; no asumen riesgos como si aventurarse a probar cosas nuevas supusiese una traición a sus objetivos, o incluso a sus venerados modelos. Lástima, porque no estamos ni mucho menos ante un grupo desdeñable, y tal vez podrían entregarnos grandes discos en lugar de un tema memorable rodeado de buenas canciones prestadas. “Give me fire” con todo, merece varias escuchas.

CALIFICACIÓN; 6/10
IMPRESCINDIBLE
; “Dance with somebody”
RECOMENDABLES; “Gloria”, “Maybe just sad”, “Mean street”

lunes, 13 de abril de 2009

MONSTRUOS CONTRA ALIENÍGENAS: DREAMWORKS APUESTA POR LO PREVISIBLE

A veces, una película de dibujos animados ofrece lo que nosotros pedimos en determinados momentos: pasar un rato sin tostarse mucho las neuronas. Lo bueno de estas producciones es que no suelen decepcionar en ese sentido, muy al contrario que el patetismo en el que está inmerso el cine español al completo. En el caso de “Monstruos contra alienígenas”, Dreamworks ha vuelto a encargar a los creadores de Shrek, Rob Letterman y Conrad Vernon, la ardua labor de realizar un filme destinado y consagrado a las 3D pero con la antítesis de un guión facilón, previsible y de complejidad cero. La historia gira en torno a Susan (doblada en la versión original por Reese Witherspoon y en español por una pésima Carolina Cerezuela; casi preferimos a Verónica Forqué poniéndole voz a Shelley Duvall en “El Resplandor”), una chica a punto de casarse con una vida de lo más anodina que de repente se ve sorprendida por un meteorito cargado con una extraña materia que la convierte en un gigante. Inmediatamente, la detienen y encierran en un lugar donde descubre que tienen aislados de la sociedad a unos monstruos que vuelven a caer en los prototipos de siempre: el señor Cucaracha es el listo, B.O.B el tonto y Eslabón el chulito. Además también hay una cría de insectosaurio de 100 metros. Todos ellos recuerdan a los miles de personajes de otras producciones como “Toy Stories”, “La Edad de Hielo”, “Monstruos S.A.”, etc. Cuando un extraterrestre bastante puñetero intenta recuperar la sustancia que hace a Susan tan poderosa, el gobierno requiere su ayuda y la de estos seres para combatir la invasión.

Precisamente por el hecho de privilegiar el tema de las tres dimensiones, algo que siempre es interesante aunque por eso te quitan más dinero de lo habitual, la historia queda un poco en ridículo cuando trata de ser sarcástica. No obstante, tiene algún que otro momento de parodia divertida que deja a los niños espectadores más bien con cara de autorretrato goyesco (por ejemplo, la escena que recuerda a “Encuentros en la Tercera Fase”). La mayor ironía y a su vez nueva moda de autocrítica estadounidense se hace notar en cuanto a que este país siempre es receptor de invasiones espaciales en todos sus filmes. En este caso, el personaje del presidente es absolutamente estúpido y retroamongolado. En definitiva, “Monstruos contra alienígenas” es entretenida, pero pobre y repetitiva en casi todo su concepto. Por suerte, películas de dibujos como “Wall E” nos regalan la esperanza de buenos guiones alejados de lo que ya está trillado en exceso. 5,5/10

miércoles, 8 de abril de 2009

ELVIS PERKINS IN DEARLAND

El 2009 va avanzando y ya se hacía esperar alguna que otra producción que me llamase la atención de verdad. Aquí tenemos todo un órdago en la carrera por ser uno de los mejores discos del año. Se trata de Elvis Perkins, que tras un primer álbum en 2007, “Ash Wednesday”, nos presenta un segundo trabajo en el que se parapeta junto a su grupo Elvis Perkins in Dearland. Mientras en su debut el hijo del actor Anthony Perkins y la fotógrafa Berry Berenson vomitaba todas las desgracias personales acaecidas antes de cumplir los 30 -su madre murió en uno de los aviones que se estrellaron en 2001 contra las Torres Gemelas de Nueva York y su padre falleció en 1992-, en esta nueva aventura, el resultado es mucho más radiante.

Son inevitables las comparaciones constantes con la música que hace Bob Dylan o incluso Leonard Cohen, pero Elvis Perkins -que ha llevado el hecho de venir de donde viene con bastante discreción a pesar de los inconvenientes de que tu arte sea fagocitado por ese motivo- sale con la cabeza bien alta de todas influencias que no oculta. Gospel, folk americano y todos esos elementos aupados por la música negra a lo largo del siglo pasado, se superponen en un álbum compuesto por alguien que sabe perfectamente lo que hace.

Desde el estupendo comienzo, “Shampoo”, el disco es todo un viaje desde un lugar en el que se ha refugiado Perkins y al que nos invita visitar para verlo relajado y fresco, rodeado de unos amigos de verdad, su banda. El blues y el sabor melancólico teñido de rayos de sol conforman piezas de belleza indiscutible como “Hours last stand” y “Send my fond regards to lonelyville”. La madurez y tranquilidad con la que se revela Elvis Perkins ya le confieren la categoría de haber hecho uno de los mejores trabajos de 2009, y seguramente, de lo que llevamos de década.

PUNTUACIÓN: 9,25/10
LO MEJOR: música teñida de melancolía luminosa, un autor que camina junto a su banda en composiciones de calidad incontestable.
LO PEOR: para Elvis, ser machacado constantemente con que tu padre es Norman Bates y que te llamas igual que Presley.
DESTACABLES: “Shampoo”, “Send my fond regards to lonelyville”, “Chains, chains, chains”, “Hours last stand”, “Hey”, “How’s forever been baby”.

martes, 7 de abril de 2009

FRANZ FERDINAND EN CONCIERTO


Franz Ferdinand han estado presentando su último disco por enésima vez por España. A sus actuaciones en Barcelona y Valencia, que tuvieron lugar a final del pasado año y comienzo de este, se unieron tres nuevas fechas este pasado fin de semana: Bilbao, Madrid y Granada. Buena parte de la crew de Gesloten estuvo presente en él de Granada del pasado sábado, y hubo tiempo para todo, para pasárselo bien y también para vencer al sueño a duras penas en algunos tramos de la actuación.

El grupo escocés comenzó como un misil con una “Matinee” arrolladora, y de ahí en adelante mantuvieron un altísimo listón atacando la mayoría de sus hits. En una sucesión vertiginosa que enloqueció al público sonaron en esta primera parte del concierto “Do you want to”, “Walk away”, “Tell her tonight”, “Michael”, "The fallen" o “Take me out”, siendo este naturalmente el momento álgido del recital. Liderados por un Alex Kapranos que tal vez abusó de su indudable carisma para tratar de involucrar al público en el concierto de una forma exagerada, el grupo contó con un directo poderoso, con un sonido nítido y una puesta en escena sencilla pero eficaz.

Sin embargo una vez quemaron -demasiado pronto- el grueso de sus éxitos el concierto languideció, y el entusiasmo general fue decayendo de forma alarmante. Fue cuando dieron protagonismo a sus nuevos temas, los del soporífero “Tonight:Franz Ferdinand”. Apenas “Ulysses” funcionó, manteniendo el nivel con respecto a los mejores temas de su carrera. El resto provocó los mismos bostezos que su álbum, pero en casa puedes presionar el stop, o ponerte a escuchar algo más interesante, como el último de Raphael, pero en un directo tienes que intentar no caerte del sueño entre empujón y empujón. No contentos con eso, el grupo se envaró en una actitud muy pesada, propia de esos musiquillos que quieren demostrar desesperadamente su virtuosismo, alargando los temas innecesariamente, como en el desenlace, con una “This fire” agotadora. Tampoco comprendimos el momento electrónico de la noche ("Lucid dreams"), en la que Franz Ferdinand pretendió en vano convertir el pabellón en una gran rave, ante la incomprensión general.

En cualquier caso es indudable el triunfo del grupo. El público pareció pasárselo muy bien, cantó, bailó y se marchó a casa con una sonrisa en la boca, a pesar de la evidente brecha abierta, si no abismo, entre la calidad y frescura de su primera grabación frente a la formula agotada de su último disco.

Antes de Franz Ferdinand, los pobres Mando Diao tuvieron que lidiar con un sonido horrible, lleno de ecos y desacoples que echaron a perder su actuación, resultando imposible distinguir qué era lo que tocaban, a pesar de la voluntad y actitud que pusieron. A pesar de ello al final de su concierto fueron despedidos con una ovación totalmente desmedida para los meritos realizados. Eso sí, “Dance with somebody” demostró ser un jitazo a prueba de la peor acústica imaginable.

lunes, 6 de abril de 2009

PJ HARVEY & JOHN PARISH: A WOMAN A MAN WALKED BY

PJ Harvey y John Parish vuelven a colaborar en un disco conjunto desde la publicación de “Dance hall at louse point” (1996). Con la música compuesta por él y las letras escritas por ella –como ya se ha repetido una y otra vez-, “A woman a man walked by” se presenta como un nuevo diálogo de oscuros y crudos pensamientos entre dos artistas y amigos con las mismas fobias y paranoias mentales. A pesar de la necesidad de muchas bandas y solistas de delegar en otros el concepto de lo que quieren expresar en sus discos, y tras regalarnos grandes obras a lo largo de la década de los 90 y en lo que llevamos de siglo XXI, siempre me ha dado la sensación de que Polly Jean Harvey se defiende mejor sola en esa oscuridad tenebrosa, pozos sin fondo y jardines laberínticos en los que parece meterse a veces. Porque otra cosa no, pero sus álbumes no suelen entrar a la primera, salvo quizás en el caso del soberbio “Stories from the city, stories from the sea” (2000), seguramente su producción más accesible e incluso sofisticada.

Heredera directa de Patty Smith, que bien podría ser su madre artística, la cantante británica representa eso de ser solista en toda la extensión de la palabra. Bien lo demostró en el Summercase de 2007, donde presentó el fantástico “White chalk” acometiendo la complicada labor de estar en un escenario desprovista de banda y encargándose de dar vida a todos los instrumentos por su propia cuenta y riesgo. PJ Harvey pide a gritos en España no estar incluida en uno de los muchos y cansinos festivales y dar más conciertos ella sola. De entrada y centrándonos en “A woman a man walked by”, el disco comienza con el inmediato single “Black hearted love”. El resto del álbum se sumerge en una caótica espiral en la que Parish acopla como puede su música a las letras de una Polly Jean que no pierde ni un ápice de su talento poético, por momentos apocalíptico, pero a la que cuesta seguir más que nunca. Su potencia vocal cambia tan rápido como el que se pone una chaqueta por la mañana y otra por la tarde, y eso es digno de resaltar por otra parte. Tan pronto se convierte en un animal desatado y agresivo (“Pig will not”, “A woman a man walked by”) como se abandona a terrenos y sonidos fantasmales (“The soldier”).

A pesar de saberse compatibles, como nosotros lo somos con la pareja y los amigos, ese intento de transmitir sentimientos de toda índole se queda dentro del estudio de grabación. Da la sensación de que Parish y Harvey entienden el punto de vista del otro, pero hay algo que falla, y nos perdemos a lo largo de diez canciones que a medida que avanzan se convierten en pequeños retazos de los para mí desconocidos trabajos de uno y los siempre bienvenidos álbumes de la otra. Si un disco de PJ Harvey se asimila de la misma forma que un gin tonic (el primer trago es amargo pero el resto entra mil veces mejor), en una colaboración con John Parish se torna algo poco digerible. El primer single es la puerta a una habitación con dos personas junto a las que te sientes fuera de lugar, lo que te hace desear volverte a quedar con Polly Jean a solas. Es como cuando deseas que tu pareja o mejor amigo no quede con esa persona con la que no conectas ni bebiéndote diez whiskeys. A pesar de todo, no es para desgarrarse las vestiduras. Por suerte no es un álbum pésimo ni mucho menos, hay momentos puntuales muy buenos (“Sixteen, fifteen, fourteen”) y otros en los que se percibe cierta resaca post “White chalk” (“Leaving California”) muy estimable. El final es poético e hipnotizante (“Cracks in the canvas”). Harvey y Parish no consiguen llegar al notable, pero sí a un bien alto. Todo esto os lo dice alguien que sigue muy de cerca la música de PJ y que ha procurado lucir un traje cubierto de objetividad hasta el final de este texto.

PUNTUACIÓN: 6,5/10
LO MEJOR: la versatilidad vocal de PJ Harvey en cada canción.
LO PEOR: nos tiene muy mal acostumbrados y siempre esperamos lo mejor de ella.
DESTACABLES: “Black hearted love”, “Sixteen, fifteen, fourteen”, “Leaving California”, “Cracks in the canvas”.

jueves, 2 de abril de 2009

“DARE”: EP ANTICIPO DEL SEGUNDO DISCO DE MARY ONETTES


La gran banda sueca The Mary Onettes presenta nuevos temas a través de MySpace. Se trata de “Dare” y “God knows I had plans”. Sólo hay que escucharlas un par de veces para darse cuenta de qué son muy buenas. Forman parte de un EP llamado “Dare” que se publica el 29 de abril en formato digital mientras el 16 de Junio se lanzará en formato físico vía Labrador. Con respecto a lo que debería ser la publicación de su segundo LP, explican en su web que continúan trabajando en el mismo. Y que sí se ha retrasado más de lo esperado es debido a que sufrieron un robo del disco duro donde se encontraban almacenados sus nuevos temas el pasado año. La desgracia no acabó ahí, ya que la copia de seguridad de las mismas, guardadas en otro disco duro en casa de uno de los miembros del grupo, se destruyeron debido a una subida de tensión en el edificio que afectó al equipo. En definitiva, el grupo tuvo que comenzar todo el proceso de grabación y aún continúan inmersos en el mismo.

Podéis escuchar los dos nuevos temas de Mary Onettes aquí.

miércoles, 1 de abril de 2009

THE READER -EL LECTOR-

Basada en una novela de Bernhard Schlink, “The reader” (“El lector”) es la tercera película dirigida por el británico Stephen Daldry, tras “Billy Elliot” y “Las horas”, consiguiendo un record difícilmente igualable en la historia del cine, al haber sido nominado a los Oscar por las tres películas que ha dirigido. Tomando como base la adaptación del dramaturgo David Hare, la película narra la historia de amor entre un adolescente Michael Berg y una mujer que le dobla la edad, Hanna, en la Alemania de la post-guerra durante los años 50 que finalizará de forma abrupta después de que ella desaparezca repentinamente. Unos años más tarde un Michael ya universitario asistirá como testigo a unos juicios dónde para su sorpresa se encontrará con que Hanna está siendo juzgada por haber ejercido de celadora en un campo de concentración Nazi.

La historia narrada en “El lector” es de esas que no dejan indiferente, y que impacta al espectador. Stephen Daldry reflexiona sobre el sentimiento de culpa, sobre las traiciones y sobre la redención. Narrando la historia desde el punto de vista del Michael Berg adulto, interpretado por un melancólico Ralph Fiennes, el director reconstruye la historia a través de los recuerdos de Michael. Sin duda la mejor parte del film es la historia de amor que se establece entre los dos protagonistas, el enfermizo adolescente Michael y la misteriosa y reservada Hanna, describiendo admirablemente la intimidad que se establece entre ellos. Fantásticas son las secuencias en que Michael lee novelas a Hannah, como preludio de sus encuentros amorosos, filmados con una elegancia digna de admiración.

La película no obstante tiene algún que otro inconveniente, especialmente en el apartado de la caracterización de los personajes. De esta forma la Hanna que interpreta Kate Winslet aparece en el tramo final de la película exageradamente avejentado en mi opinión, aparentando más de los sesenta y cinco años que le corresponden. En cuanto al personaje de Michael tampoco se libra del problema. Dejar que sea el mismo actor (David Kross) el que interpreta al mismo personaje en momentos tan diferentes como durante su relación iniciática siendo adolescente y unos años después como estudiante universitario es chocante, ya que no nos podemos quitar la imagen del actor como un quinceañero y el problema se agrava cuando la acción avanza diez años y de pronto nos encontramos con qué al personaje le han caído treinta de golpe, ya que entonces es Ralph Fiennes el que toma el relevo.

Pero lo cierto es que es muy gratificante comprobar que el aliento poético de Daldry permanece intacto, así como su gusto por el encuadre perfecto y por la belleza sin coartadas. Así, resultan especialmente bonitas todas las escenas de la escapada de la pareja protagonista en su día de campo. Todo encaja en esos momentos, unos actores con talento, una iluminación y una fotografía preciosa, una música emocionante y un director que sabe dibujar mediante la narración premonitoriamente la tragedia intrínseca que esa felicidad lleva consigo. Daldry se muestra también en “El lector” pudoroso con las emociones, así mientras otros directores hubieran montado un circo dramáticamente hablando en algunos pasajes de la historia, él pone de manifiesto ese decoro a la hora de reflejar los sentimientos de sus personajes frente a la pantalla. Aunque es cierto que al contrario que ocurría en “Las horas”, aquí esas emociones parecen demasiado interiorizadas, no hay catarsis, especialmente cuando hablamos de Hanna lo que puede distanciar al espectador de la historia que adolece de una frialdad excesiva como defecto principal dentro de un conjunto con numerosas virtudes. Recomendable.

RÖYKSOPP: JUNIOR

No sé si soy la persona más indicada para hablar del último disco del dúo noruego Röyksopp, ya que tengo bastante abandonada la música electrónica en general. Pero dejando a un lado otras preferencias estilísticas, en plan descanso, reciclaje o apertura de mente, para mi sorpresa he pulsado el play para ver de qué va su nuevo trabajo, llamado “Junior”. Este año, los escandinavos no se conformarán solo con esta producción, ya que sacarán al mercado otro álbum llamado “Senior” en lo que parece será un antagonista más otoñal. Por lo tanto, con el disco que nos ocupa, según ellos nos topamos con una obra de corte primaveral y alegre (y tienen mucha razón, así que su intención ha tenido éxito).
La música que ofrece Röyksopp en “Junior” entra con una facilidad pasmosa, aunque no sea lo que se escuche habitualmente en la discoteca privada. Viene a ser el típico disco que se pone en fiestas o en esos momentos en los que te vistes para quemar la ciudad en la que vives (atención a la frase prototípica que me acaba de salir). Cuenta con la colaboración de artistas como Robyn (“The girl and the robot”), Lykke Li (“Miss it so much”), Karin Dreijer Andersson (“This must be it” y “Tricky Tricky”) y Anneli Drecker (“Vision one”, “You don’t have a clue” y “True to life”). Y desde la ciudad de Bergen, Torbjørn Brundtland y Svein Berge invitan al mundo a levantar el trasero de sus asientos con los elementos característicos de la música electrónica.

Eso sí, nada de ritmos machacones ni nada que se le parezca. Es todo muy sofisticado. Tiene momentos un poco Ladytron, otros más de videojuego y también se adentran en atmósferas tan oníricas como la portada del disco. A priori son interesantes las canciones que interpreta Anneli Drecker; también la alegre e inmediata “Happy up here” y la mágica “Silver Cruiser”. Más o menos navegan en una línea de desenfado y felicidad a lo largo de un álbum que no va a ser lo mejor del año porque le falta algo de carácter. Me quedo con la sensación de que esto ya lo he escuchado antes.

PUNTUACIÓN: 6,5/10
LO MEJOR: canciones inmediatas, oníricas y enérgicas (pilares básicos de la electrónica).
LO PEOR: en mi caso, los momentos que se prestan a poner este disco son más bien escasos; música de pasarela, de escucha limitada, no aporta nada nuevo.
DESTACABLES: “Happy up here”, “You don’t have a clue”, “Vision one”, “The girl and the robot”, “Silver cruiser”.