miércoles, 7 de mayo de 2008

HOUSTON… TENEMOS UN PROBLEMA

Nunca he seguido la música de Whitney Houston, pero hay que procurar tener un punto de vista lo más objetivo posible (a todos nos cuesta bastante a veces, es natural). Lo cierto es que ha sido una de las cantantes femeninas que más ha influido en el mundo de la música. Ella fue la que puso de moda esa manera de entonar que tantas niñatas y chonis de operaciones triunfo de toda índole han calcado como fotocopias sin personalidad. Y la primera, muñeca hinchable repulsiva por excelencia, que lo hizo fue Mariah Carey. Pero ninguna ha aplicado la autenticidad de la Houston, guste o no guste su música (y a mí no me gusta, insisto, pero si me pinchan un tema de esta mujer en cualquier sitio no me tapo los oídos).
No le ha bastado a Whitney engancharse al jaco o que su ya ex marido Bobby Brown le haya partido la cara hasta aburrirse. Ahora ha sido atacada por su propia hija, de 15 años, y que atiende al imposible nombre de Bobby Kristina (que debe ser lo similar en español a “La Lore”, “La Macu”, “La Vane” o qué se yo). Parece ser que la tuvieron gorda y la niña, que también anda liada con las drogas siguiendo el ejemplo de sus progenitores, agarró una cuchilla de afeitar y agredió a su madre para después intentar suicidarse. Dice que no quiere volver a vivir con Whitney, y han tenido que encerrarla en un psiquiátrico (supongo, que al darse cuenta de que su otra opción es vivir con Bobby Brown).
Tenemos una capacidad muy poderosa para meternos en camisas de once varas (que se lo digan al gran pintor Caravaggio). Y en estos tiempos en los que algunos artistas se meten en unos berenjenales inmensos -a veces salen como pueden y otras no- es bueno apuntar que el problema no es la droga, ni la presión de la prensa, ni los descalabros comerciales, ni los asuntos conyugales… los inconvenientes son ellos mismos (y con esto mando a tomar viento por vigésima vez a la prensa amarillista, rosa o violeta que tanto aburre, tergiversa y machaca constantemente a todo bicho viviente). Las complicaciones, desafortunadamente, tienen unos nombres en común (dejando a un lado que gusten mucho, poco o nada): Houston, Winehouse, O’Connor, Spears, Hendrix, Joplin, Morrison, Monroe, Cobain, Jackson, Ledger, Phoenix… Algunos se alejaron del negocio de masas, o emergieron, o andan en plena tormenta. Otros ejercieron su arte mientras arriesgaban su vida... y la perdieron. Porque no son dioses ni diosas. Tal y como apunta el crítico literario inglés William Hazlitt con respecto a los que una vez alguien llamó “estrellas”, “su vida es un sueño voluntario, una locura estudiada. El colmo de su ambición es salir de sí mismos”.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Nene.. nos hemos puesto de acuerdo y hemos hablado de lo mismo.. jejeje.. tenemos la misma entrada en el blog (claro, la actualidad manda).Pero la verdad, yo al leer la tuya me he quedao muerta (eso es escribir). Muy buena amore!
Un beso a todos.
Male

truman von harket dijo...

Esta señora presumía en la época de ser persona temerosa de Dios, puritana hasta el ridículo, devota esposa (de las que si hay que recibir algun castañazo de vez en cuando se acepta sin rechistar) y madre ejemplar. Yo no puedo evitar el sonreirme por dentro cuando a gente de moral tan intachable le va mal. Y si además esto nos evita el escucharla cantar de nuevo, miel sobre hojuelas. Su voz me provocaba deseos de matar.

gaspashá gorkovskaya dijo...

Malena, te prometo que no soy Ana Rosa Quintana. Fantástico y divertídisimo tu post sobre el tema en tu blog, e invito a todo el mundo a leerlo:
http://malenasegura.blogspot.com/2008/05/bobby-christina-ataca-su-madre-whitney.html

Nuevamente se demuestra lo de las dobleces morales, Truman, tienes razón; mucho dios y mucho dar ejemplo, y mira. A veces la más "fucking bitch" es la que más reza el rosario. De hecho es más habitual de lo que pensamos. En fin, al final seguimos siendo humanos (unos más que otros, claro)

Sakena dijo...

si te obligas a escuchar la canción de bodyguard 100 veces seguidas ¿no será una tortura?

para mí, sí ...