lunes, 6 de abril de 2009

PJ HARVEY & JOHN PARISH: A WOMAN A MAN WALKED BY

PJ Harvey y John Parish vuelven a colaborar en un disco conjunto desde la publicación de “Dance hall at louse point” (1996). Con la música compuesta por él y las letras escritas por ella –como ya se ha repetido una y otra vez-, “A woman a man walked by” se presenta como un nuevo diálogo de oscuros y crudos pensamientos entre dos artistas y amigos con las mismas fobias y paranoias mentales. A pesar de la necesidad de muchas bandas y solistas de delegar en otros el concepto de lo que quieren expresar en sus discos, y tras regalarnos grandes obras a lo largo de la década de los 90 y en lo que llevamos de siglo XXI, siempre me ha dado la sensación de que Polly Jean Harvey se defiende mejor sola en esa oscuridad tenebrosa, pozos sin fondo y jardines laberínticos en los que parece meterse a veces. Porque otra cosa no, pero sus álbumes no suelen entrar a la primera, salvo quizás en el caso del soberbio “Stories from the city, stories from the sea” (2000), seguramente su producción más accesible e incluso sofisticada.

Heredera directa de Patty Smith, que bien podría ser su madre artística, la cantante británica representa eso de ser solista en toda la extensión de la palabra. Bien lo demostró en el Summercase de 2007, donde presentó el fantástico “White chalk” acometiendo la complicada labor de estar en un escenario desprovista de banda y encargándose de dar vida a todos los instrumentos por su propia cuenta y riesgo. PJ Harvey pide a gritos en España no estar incluida en uno de los muchos y cansinos festivales y dar más conciertos ella sola. De entrada y centrándonos en “A woman a man walked by”, el disco comienza con el inmediato single “Black hearted love”. El resto del álbum se sumerge en una caótica espiral en la que Parish acopla como puede su música a las letras de una Polly Jean que no pierde ni un ápice de su talento poético, por momentos apocalíptico, pero a la que cuesta seguir más que nunca. Su potencia vocal cambia tan rápido como el que se pone una chaqueta por la mañana y otra por la tarde, y eso es digno de resaltar por otra parte. Tan pronto se convierte en un animal desatado y agresivo (“Pig will not”, “A woman a man walked by”) como se abandona a terrenos y sonidos fantasmales (“The soldier”).

A pesar de saberse compatibles, como nosotros lo somos con la pareja y los amigos, ese intento de transmitir sentimientos de toda índole se queda dentro del estudio de grabación. Da la sensación de que Parish y Harvey entienden el punto de vista del otro, pero hay algo que falla, y nos perdemos a lo largo de diez canciones que a medida que avanzan se convierten en pequeños retazos de los para mí desconocidos trabajos de uno y los siempre bienvenidos álbumes de la otra. Si un disco de PJ Harvey se asimila de la misma forma que un gin tonic (el primer trago es amargo pero el resto entra mil veces mejor), en una colaboración con John Parish se torna algo poco digerible. El primer single es la puerta a una habitación con dos personas junto a las que te sientes fuera de lugar, lo que te hace desear volverte a quedar con Polly Jean a solas. Es como cuando deseas que tu pareja o mejor amigo no quede con esa persona con la que no conectas ni bebiéndote diez whiskeys. A pesar de todo, no es para desgarrarse las vestiduras. Por suerte no es un álbum pésimo ni mucho menos, hay momentos puntuales muy buenos (“Sixteen, fifteen, fourteen”) y otros en los que se percibe cierta resaca post “White chalk” (“Leaving California”) muy estimable. El final es poético e hipnotizante (“Cracks in the canvas”). Harvey y Parish no consiguen llegar al notable, pero sí a un bien alto. Todo esto os lo dice alguien que sigue muy de cerca la música de PJ y que ha procurado lucir un traje cubierto de objetividad hasta el final de este texto.

PUNTUACIÓN: 6,5/10
LO MEJOR: la versatilidad vocal de PJ Harvey en cada canción.
LO PEOR: nos tiene muy mal acostumbrados y siempre esperamos lo mejor de ella.
DESTACABLES: “Black hearted love”, “Sixteen, fifteen, fourteen”, “Leaving California”, “Cracks in the canvas”.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen análisis. Es un disco un poco disperso y que deja un poco frio pero siempre es un placer escuchar a PJ

Anónimo dijo...

me ha gustado tu comentario.
black hearted love me parece fabulosa, y lo que he escuchado en last.fm apunta a esa oscuridad y densidad que mencionas.
a ver si me lo compro de una vez y lo escucho.

juancarlos dijo...

Wow... excelente reseña, estoy escuchando en este momento el disco. Te respondo más tarde mis conclusiones. Qué gusto encontrar un blog como el tuyo, muchas felicidades!