Todo el mundo ha oído hablar de Visconti, pero no tantos han disfrutado de sus películas pese a ser uno de los grandes directores que nos ha dado Italia (y no han sido pocos).
Comenzó su carrera en Paris, junto a Renoir, dentro del movimiento neorrealista, pero con el tiempo fue encontrando un estilo propio que se salía de los postulados iniciales de este movimiento, describiendo como nadie los ambientes aristocráticos, la burguesía y la decadencia de un mundo decimonónico que desaparecía víctima de los enormes cambios que ocurrían en el mundo.
Visconti es en sí mismo todo un personaje: aristócrata, marxista, enamorado de la ópera, ambiguo hasta el límite y logra en sus películas transmitir todas esas contradicciones, describiendo cómo sucumbe sin remedio un mundo que conoce al detalle.
Como su filmografía es bastante extensa y no he tenido el gusto de disfrutarla entera, me conformo con comentar algunas de las más conocidas.
Comenzó su carrera en Paris, junto a Renoir, dentro del movimiento neorrealista, pero con el tiempo fue encontrando un estilo propio que se salía de los postulados iniciales de este movimiento, describiendo como nadie los ambientes aristocráticos, la burguesía y la decadencia de un mundo decimonónico que desaparecía víctima de los enormes cambios que ocurrían en el mundo.
Visconti es en sí mismo todo un personaje: aristócrata, marxista, enamorado de la ópera, ambiguo hasta el límite y logra en sus películas transmitir todas esas contradicciones, describiendo cómo sucumbe sin remedio un mundo que conoce al detalle.
Como su filmografía es bastante extensa y no he tenido el gusto de disfrutarla entera, me conformo con comentar algunas de las más conocidas.


A lo largo de tres horas asistimos a una sucesión de palacios, fiestas, jardines y escenarios deslumbrantes cuyo secreto reside en que no son decorados, sino palacios reales, joyas de la arquitectura italiana que parecen haber sido abiertos en un momento para proceder al rodaje. Sólo esto ya justifica ver la película porque cada fotograma es un auténtico cuadro, un sinfín de planos que alcanza su cumbre en la escena del baile. Centenares de extras, un vestuario de primera y una sensación de realidad infinitamente superior a la mayoría de recreaciones históricas donde Visconti demuestra su conocimiento de la aristocracia.


El Inocente (1976) es la última película que rueda Visconti. Otra historia de aristócratas, celos y corrupción, rodada en espléndidos escenarios que, sin embargo, no llega al nivel de las anteriores.
Me quedan en el tintero enormes películas como: Senso, La Caída de los Dioses o Luis II de Baviera.
Me quedan en el tintero enormes películas como: Senso, La Caída de los Dioses o Luis II de Baviera.
2 comentarios:
Querido Lord no tengo más que decir que viva el neorrealismo italiano
Querido Lord, no tengo más que añadir que qué viva el neorrealismo italiano
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