domingo, 25 de octubre de 2009

martes, 20 de octubre de 2009

"RAIN": MIKA BUSCA DESESPERADAMENTE EL ÉXITO PERDIDO


Mika se hartó a vender discos de su debút “Life in cartoon motion”. En cambio ahora se encuentra enfangado hasta la cintura en el síndrome del segundo difícil disco: “The boy who knew too much” parece no haber gustado demasiado, y apenas un mes después de su lanzamiento ha desaparecido de los charts. Una vez escuchado, sorprende, ya que los ingredientes de uno y otro disco son similares: mucho falsete poniendo a prueba la paciencia del oyente, melodías pegajosas como un chicle usado que se te pega a la suela del zapato y unas letras reincidentes en la temática eterno Peter Pan con problemas de inadaptación. Hasta sus portadas son intercambiables. Intentando reflotar las ventas del disco, lanza ya su tercer single tras el decepcionante “We are golden” y el correcto “Blame it on the girls”. Se trata de “Rain”, el mejor tema de su corta carrera, y un oasis dentro de un disco olvidable.



lunes, 19 de octubre de 2009

JULIAN PLENTI IS… SKYSCRAPER

Creo que el motivo de que Paul Banks, líder de Interpol, se haya embarcado en un primer proyecto en solitario bajo el pseudónimo de Julian Plenti no responde a ningún “alter ego”, como he leído en buena parte de las críticas a este álbum. Más bien, todo se decanta por una estrategia comercial o en el hecho de que se le identifique lo menos posible con la banda que le ha lanzado a la fama. Además, en “Julian Plenti… is skyscraper”, a pesar de tener temas que bien podrían estar incluidos en cualquiera de los tres geniales discos de estudio que ha publicado Interpol, Banks efectúa un himno de independencia en toda regla. Y ello se ve en su manera de cantar, mucho más suave y en claro abandono de los graves a los que nos suele tener acostumbrados. Lo cierto es que el objetivo que tanto cuesta por parte de los líderes de grupos a la hora de decidir afrontar planes en solitario, en este caso, se soluciona con nota. Y eso si es que Paul tiene alguna meta o cualquiera de los puntos que he comentado. Lo ignoro porque todavía no me lo han presentado para preguntarle por eso y también por qué suele tener un ojo más cerrado que otro. Publicado recientemente –he tardado en escribir esto porque a partir de ahora voy a escuchar las novedades con más detenimiento-, “Julian Plenti… is skyscraper” podría definirse, por tanto, como la lucha a brazo partido de Paul Banks por construirse un personaje que no tenga nada que ver con su labor con Interpol. Para ello, se ha puesto gafas de pasta y hasta parece más pálido de lo habitual. Se confirma el talento compositivo que tiene el artista, que no puede evitar firmar canciones que le sitúan en el grupo donde todos le conocemos, como es el caso del primer single, “Games for days”, y en definitiva, toda la primera parte del disco.

Destaca también “Skyscraper”, un tema en el que Banks reincide en melodías repetitivas. En este caso, le sale bien (al igual que en “Untitled”, de su disco debut con Interpol, “Turn on the bright lights”, de 2002), pero no es así en “Madrid song”, un corte acompañado por un monótono piano que es soportable, pero poco destacado. Esta canción, que bien podría servir de banda sonora para el reciente fracaso de la capital como candidata a la estupidez supina de los JJOO, inaugura un trayecto experimental en el álbum que va llevando hacia una de sus cumbres, “On the esplanade”, todo un alegato folk que bien podría haber sido autoría de Suzanne Vega y con un fondo instrumental con reminiscencias de los portugueses Madredeus en su disco “Movimento” (2001). Solamente por canciones así, ya merece la pena prestar atención a una de las aventuras musicales más interesantes del año. No es que haya nada que apunte hacia Paul Banks como gran timonel del rock de esta década que finaliza, -sobre todo por truñetes líricos como “Girl on the sporting news” y lo mal que cierra el álbum en un intento de trascender en su propia experimentación con “H”, rizando el rizo de pésima manera- pero lo que es cierto, es que el líder de Interpol es uno de los mejores músicos de comienzos del siglo XXI. Al menos uno de los más meticulosos.

PUNTUACIÓN: 7,5/10
LO MEJOR: Paul Banks ha conseguido, en buena parte, algo distinto a lo que hace con Interpol.
LO PEOR: la letra de “Girl on the sporting news” revela que el síndrome de Peter Pan no es sólo patrimonio de Michael Jackson.
DESTACABLES: “On the esplanade”, “Skyscraper”, “Games for days”, “Unwind”, “No chance survival”, “Only if you run

viernes, 16 de octubre de 2009

"FOOT OF THE MOUNTAIN", EL CANTO DEL CISNE PARA A-HA


Hace unas horas conocimos la noticia de la disolución de a-ha. El grupo noruego ha anunciado mediante un comunicado su intención de despedirse de su público mediante una gira mundial que culminará en Oslo el 04 de diciembre de 2010. Su separación responde al interés en centrarse en actividades ajenas al mundo de la música, de carácter político y humanitario. Lo cierto es que las relaciones internas de la banda eran tensas hace tiempo, siendo benevolentes, e imaginamos que han decidido que ya no hay necesidad de continuar soportándose.

Es bonito que a-ha abandonen la escena musical con tan buena salud artística y comercial. Este año han publicado su testamento musical “Foot of the mountain”, que les ha devuelto a las primeras posiciones de las listas de ventas en países como UK, Noruega o Alemania. Es además uno de sus buenos discos, como explicaré un poco más adelante. Atrás dejan un éxito monumental, “Take on me”, y bastantes temas que cosecharon un éxito considerable (“The living daylights”, “Stay on these roads”, “The sun always shines on TV”, “Summer moved on”, “Lifelines” o “Hunting high and low”) Mientras se desvela sí esa gira de despedida nos dará la oportunidad de verles en directo (no nos hagamos ilusiones), por aquí nos conformaríamos con qué Universal se dignase a publicar “Foot of the mountain” en España aunque sea meses después de la publicación oficial en buena parte de Europa. Artistas como Coldplay, Kanye West, Keane, Robbie Williams o The Strokes han citado la música de a-ha como fuente de inspiración.

Hace no mucho tiempo publicamos en Gesloten la retrospectiva de su carrera. La podéis consultar aquí (1ª parte) y aquí (2ª parte).


Como apuntaba antes, "Foot of the mountain", su álbum de despedida, es uno de los grandes discos de a-ha. Uno de sus cuatro mejores discos en realidad, un conjunto de temas que puede mirar de frente a “Hunting high and low”, a “Minor Earth major sky” y a “Lifelines”. Sin rellenos, exceptuando su flojo cierre, una lánguida y tosca y en cierto modo novedosa estilísticamente “Start the simulator”, todo es digno de admiración en “Foot of the mountain”

El buen gusto y saber hacer de los noruegos domina el disco de arriba a abajo. Aunque es muy cierto que la voz de Harket no es la que fue, estamos ante un disco conducido con pulso firme por la electrónica y unos bonitos teclados. Tras un maravilloso comienzo electropop (mediante las espectaculares “The bandstand” y “Riding the crest”), a-ha se van adentrando en terrenos más familiares y juegan sus cartas con indudable acierto: la serenidad ensoñadora de “What there is” y “Real meaning”, la emoción sustentada en el clasicismo de “Foot of the mountain”, las fantásticas lecciones de perfeccionamiento de un estilo que son “Nothing is keeping you here” y “Sunny mistery”, la densidad áspera, casi abrupta de “Mother nature goes to heaven”, y la épica un tanto pudorosa, a ratos contenida, de “Shadowside”, el “Time & again” de este álbum, conforman un envidiable y magnético trabajo que trascurre ante nuestros ojos en apenas un suspiro. Les echaremos de menos.

CALIFICACIÓN; 7,6/10
IMPRESCINDIBLES: “The bandstand”, “What there is”, “ Riding the crest”, “Sunny mistery”, “Shadowside”,” y “Nothing is keeping you here”,
LO MEJOR; Un legado de canciones que no está al alcance de muchos grupos.
LO PEOR; Universal, que parece dispuesta a no publicar el disco en España, ni siquiera de forma digital.

miércoles, 14 de octubre de 2009

“DECLARATION OF DEPENDENCE”: COLGADOS DE KINGS OF CONVENIENCE

El dúo noruego formado por Erlend Øye y Eirik Glambek Bøe se ha tomado con calma la publicación de su tercer álbum. Quisieron llamarlo “Quiet IS the new loud” que es el mismo nombre de su debut, pero con el "IS" en mayúsculas. La discográfica se negó. Y en este disco hay un tema que se llama como su segundo trabajo, “Riot on an empty street”. Humor nórdico. En definitiva, nada menos que cinco años ha trascurrido entre “Riot on an empty street” y este “Declaration of dependence”. Sin embargo desde los primeros acordes de “24-25” queda claro que nada ha cambiado. La delicadeza, las sutilezas, la melancolía y el buen gusto siguen campando a sus anchas a lo largo de todo el disco. En Noruega no entienden de vulgaridades. Si tienes que mirarte en un espejo, hazlo en el de los grandes, como Simon and Garfunkel, o la calidez de la bossa nova.

A Kings of convenience se les escucha entre la gratitud, la admiración y la alegría de vivir que trasmiten sus canciones. Las que componen este disco son perlas, oro puro, como el que ellos encuentran entre las cenizas de los sueños que ardieron. Los temas de “Declaration of dependence” permanecerán como una de las cimas de la música popular de esta década, y con sus tres discos que se complementan entre sí en un puzzle perfecto, Kings of convenience son hoy en día, sin temor a equivocarnos, uno de los grupos más estimulantes del panorama musical del planeta Tierra.

Kings of convenience estarán tocando a comienzos del próximo mes por España. Cita imprescindible para los que puedan asistir. Las fechas aquí.

CALIFICACIÓN; 8/10
LO MEJOR
; El intimismo que desprende todo el disco.
LO PEOR; Su música peca de ser algo lineal, pero en realidad no se me ocurre nada importante que argumentar en su contra, ya que esa linealidad no deja de ser parte de su estilo.
IMPRESCINDIBLES; “24-25”, “Freedom and it’s owner”, “Mrs. Cold”, “Me in you”, “Renegade”, “Boat behind” y “Riot on an empty street”.

Os dejamos su video para el single “Boat behind”.


martes, 13 de octubre de 2009

A PROPÓSITO DE SITGES

Que soy una fanática del cine fantástico y especialmente de terror es sabido por todos, por eso era un poco raro que nunca hubiese estado en el festival de cine de Sitges, supuestamente el primero internacionalmente en cuanto a cine de género se refiere.
Aprovechando el puente allí que nos fuimos Truman y yo, y he de decir que la experiencia ha sido tremendamente satisfactoria. Y no precisamente por las películas que pudimos ver, bastante malas en general, sino por el conjunto de cosas que hacen de este festival un acontecimiento especial.
En primer lugar, el pueblo en sí. Un largo paseo en el que pequeñas playas se van sucediendo, sin tener la sensación de agobio que los típicos pueblos de costa suelen dar. Un casco con encanto con calles peatonales muy cuidadas (a pesar de algunas obras bastante inoportunas) y rincones muy bonitos. Restaurantes y terrazas decorados con gusto... En fin, un pueblo con el suficiente encanto para que te apetezca ir sin tener ninguna otra excusa.

Por otro lado, por supuesto, el festival. Un festival lo suficientemente profesional como para figurar entre los mejores eventos españoles (42 años les avalan), pero con un ambiente lo suficientemente amateur como para que sea el público, y no los críticos, ni los famosos, ni los directores, actores y demás, los que mas lo disfrutamos, ya que es un festival hecho por y para amantes del buen cine, principalmente de género, aunque no exclusivamente. Eso se nota en cada proyección, en las que un público totalmente entregado de antemano, es capaz de ovacionar una y otra vez el mismo anuncio que ponen delante de cada película, así como aplaudir en las mejores escenas. Y los cines, tanto el gran Auditori del Meliá, con su inmensa pantalla, el Retiro con su encanto sesentero y el Prado, con sus frescos y su estructura de madera con sabor añejo, son lugares muy especiales que contribuyen al disfrute de cada pase. Aunque no todo es maravilloso, claro. El quedarte sin entradas para las películas más interesantes, pocas proyecciones de cada una, las largas colas para coger sitio con lo fácil que sería hacer sesiones numeradas, o la impuntualidad en los cines pequeños, especialmente en las maratones nocturnas, ponen de manifiesto que hay aún muchas cosa por mejorar.


¿Y las películas? No pudimos ver Moon, ni Thirst, ni Mr Nobody, ni Carriers, ni Zombieland, ni The road, ni muchas otras que eran los platos fuertes del festival, ya que o bien se habían presentado a lo largo de la semana, o bien estaban agotadas. Así que vimos alguna buena, alguna interesante, y algunas mediocres u olvidables. Entre las buenas, "Accident", un thriller honkones en la que un grupo de asesinos a sueldo se dedican a cometer crímenes que parecen accidentes, con el sello de Johnnie To como productor, y "Book of blood", una estimable adaptación de dos relatos cortos de Clive Barker, creador de Hellraiser. Entre las segundas, "Paranormal activity", que sin ser ninguna maravilla, con muy poco presupuesto y con una gran campaña de marketing, consigue crear una tensión in crescendo que se estropea al final, o "Doghouse", parodia inglesa de las películas de zombies, con un comienzo muy prometedor pero que enseguida se desinfla y da paso al tedio. Y entre las muy malas, pese a la respuesta del público, "Colin", con el dudoso honor de haber costado 60 euros, es la historia (fallida) de un zombie contada desde la perspectiva del propio muerto viviente, con un sonido horroroso, una imagen deplorable y unas actuaciones para la posteridad que hacen pensar si en este tipo de eventos no debería haber un mínimo de calidad o todo vale si es original; o "The loft", que con un presupuesto mucho mayor no deja de ser una tomadura de pelo sobre cinco amigos y supuestos donjuanes que comparten un loft de diseño para llevar a sus conquistas hasta que algo sucede...

Y es que en realidad, las películas que ves no tiene tanta importancia como el hecho de estar allí, y eso es por lo que espero que a partir de ahora, cada primero de octubre, tenga una cita ineludible con este festival.

NO SÉ SI HA QUEDADO CLARO QUE SOY FRANCÉS


Ya nos advertía nuestro siempre lúcido Truman del peligro de la tendencia a tomarse demasiado en serio a sí mismo de Benjamin Biolay. Nadie podía esperar tras el magnífico Trash Ye-ye que el compositor francés publicara un disco aún más sobresaliente y mucho menos que cambiara de registro tras encontrar su sello definitivo en su anterior álbum. La superbe, que así se llama este quinto disco y primer single, amenaza con ser uno de esos trabajos hiperpersonales para libererar fantasmas, no en vano es un disco doble y pocas veces en la historia un disco merece tantos minutos de escucha más bien suele reflejar la incapacidad del artista para discernir lo que el público merece escuchar de lo que él necesita contar. Dice Biolay que este álbum es "Un estado mental". Desde el respeto y la admiración miedo me da aunque confiamos en el brutal talento de este artista. Tendremos que esperar al 19 de octubre para ver publicado este nuevo trabajo. De momento aquí tenemos el clip del primer single, realizado de nuevo por Clarise Canteloube, mucho menos inspirada que en ocasiones anteriores y llevando al límite esa actitud tan atormentada y tan francesa de uno de los mayores talentos musicales actuales.

lunes, 12 de octubre de 2009

EL SOPLÓN: UN GUIÓN MUY ACTUAL

El último filme del director Steven Soderbergh, “El soplón (The informant!)”, basado en hechos reales (aunque esto es un poco repetitivo decirlo porque lo que aborda es lo que ocurre continuamente en este gran mátrix en el que vivimos), nos acerca a los comienzos de la década de los 90. En una capital pequeña del interior de Estados Unidos, Mark Whitacre (Matt Damon), es un ejecutivo de una importante empresa ubicada en el sector agrícola. De carácter bastante friki, incluso rozando el retroamongolamiento propio del que se introduce demasiado en la cultura de ese país, comienza a colaborar con el FBI para denunciar a su propia compañía por supuestas prácticas ilegales de fijación de precios. A medida que va avanzando la trama, se descubre que es cierto, pero lo que también es verdad, es que el protagonista es parte de ese buen puñado de personas, se cuentan por millones en el planeta, que se creen sus propias mentiras. Su ego en apariencia altruista, sumido en ese ridículo concepto de pretender ser “un buen ciudadano”, va dando paso al patético objetivo de ser una especie de héroe para la opinión pública.
Da la sensación, y de manera muy acertada, que el director ha colocado el argumento en varios niveles distintos, pero ligados entre sí. Por un lado, se denuncian los intereses de las multinacionales en detrimento de la salud de la gente y todos esos tejemanejes que desconocemos y con los que la mafia que nos gobierna en la sombra juega constantemente. Por otra parte, pone sobre el tapete la subnormalidad profunda de los directores, jefes y jefecillos en todas las áreas laborales. Es algo con lo que hay que bregar a diario: el más inútil, el más corrupto… en definitiva, el más jilipollas puede llegar a ser el que maneje el cotarro en tu trabajo. El guión de “El soplón” está muy bien elaborado, siempre acompañado por los constantes pensamientos internos, inconexos y a veces demenciales, como los de cualquier ser humano, del personaje principal. Matt Damon, siguiendo la tradición yanqui de que para interpretar bien hay que engordar varios kilos, no deja de realizar una actuación estimable. He leído por ahí críticas bastante en contra de esta película, pero quizá provengan de ese tipo de directores, jefes y jefecillos (o aspirantes a serlo) a los que me he referido; y también de los que mienten sin parar y además ocultan y disfrazan todo lo que rodea su vida. Es duro toparse con la verdad, aunque sea a través de un filme, pero tarde o temprano es lo que toca.

PUNTUACIÓN: 7,5/10