
Tras un fallecimiento siempre llega un tiempo indefinido de duelo, y al igual que cualquier atisbo de daño preparado para quebrar el alma, hay que sentirlo y ponerse frente a frente ante la mezcla de percepciones y el omnipresente cúmulo de lágrimas. ¿Qué se pasa por la cabeza cuando se sabe que la transición puede estar cerca? En ese punto es donde se sitúa el álbum de Lhasa, arropado por una sucesión de temas que bien podrían asemejarse a las ondas que dibuja el agua de un río al que tiramos piedras. Valiente hasta la extenuación, rendida ante el destino y el “es lo que es”, la artista dice “I’m going in” en canciones de una belleza casi icónica. Al igual que la portada, que recuerda el reflejo de lo que siempre queda, a pesar de que -al menos en lo que conocemos- éste es el único baile que bailamos.
PUNTUACIÓN: 9/10
LO MEJOR: destaparse la cara ante la muerte y crear algo tan bonito como este disco.
LO PEOR: no poder ver a Lhasa en directo.
DESTACABLES: “Is anything wrong”, “Rising”, “Love came here”, “Fool’s gold”, “Bells”, “I’m going in”…
Os dejo con un tema destacado del álbum, “Rising”, materializado en uno de los vídeos más delicados que he visto en años.