miércoles, 7 de abril de 2010

NO NOS CREEMOS QUE DELOREAN SEAN ESPAÑOLES


Un grupo que sabe tocar, maravillosamente producido, con un sonido muy profesional y que en un derroche de fortuna para el oyente, tiene un cantante que sabe cantar.

Renuncian conscientemente a cualquier seña de casticismo, de folclore rancio y no quieren oír ni hablar de verbenas de pueblo ni de tabernas cochambrosas.

Están a punto de publicar el estupendo “Subiza”. Temas brillantes, luminosos, llenos de giros imaginativos que ponen de manifiesto el enorme talento del grupo, dispuesto a conquistar el mundo. Se lo merecen. Delorean está más cerca de Air France y de su sonido evocador y cálido, que de cualquier grupito español de amigos amateur elevado a los altares por tres bloggers catetos.

Os presentamos “Stay close”. Juzguen ustedes mismos.

martes, 6 de abril de 2010

BROKEN BELLS

Desde que escuché hace tres años “Wincing the night away” me encantan The Shins. A pesar de que sus dos primeros discos están lejos de provocar en mi algún entusiasmo aun teniendo cada uno de ellos temas de pop demoledores, “Wincing...” juega en otra liga diferente al resto del pop que escuchamos cada día: es un disco que se basta por si solo para convertirnos a su causa, en creyentes en su música: veneramos su talento, esa voz que conmueve, las letras crípticas, la belleza emotiva, la épica y también el misterio que encierra cada una de sus melodías. Es por eso que cuando se anunció que James Mercer, líder de grupo, iniciaba una nueva aventura de la mano del productor Danger Mouse, me puse alerta a la espera de poder escuchar el resultado. El proyecto se llama Broken bells.

Una vez nos hemos enterado todos de mi amor incondicional hacia The shins, he de reconocer que no les echaría demasiado de menos (no se han disuelto, advertimos), siempre y cuando Mercer nos ofrezca de vez en cuando trabajos tan inspirados como las diez temas que componen Broken bells. Porque Broken bells no se aleja demasiado de todo lo que nos hizo enamorarnos de su anterior banda. Es una extensión de aquella: una evolución lógica y valiente. Un disco que se comienza escuchando con curiosidad creciente, y que después de tres escuchas te atrapa irremediablemente, en su laberinto de melodías que ambicionan la perfección, embellecidas por unos arreglos electrónicos de una elegancia que deslumbra. Las canciones de Broken bells, como los mejores temas de The Shins, son complejas, llenas de matices y de sugerencias. Pero sin renunciar a estribillos memorables que enganchan desde las primeras escuchas, conjuntando la electrónica con el rock de raíces folk.

El disco se abre con su inmenso single “The high road” preciosismo pop que no abandonan en “Vaporize”, ni en la cinematográfica “Your head is on fire” con una instrumentación voluptuosa. Le sigue “The ghost inside” cima del álbum, con bases electrónicas y un estribillo grande, unos juegos de voces fantásticos, y una parte final que asombra. Tras subir el Everest musicalmente hablando el disco se toma un respiro en su parte media. “Sailing to nowhere” con sus cambios de ritmo tira de melancolía y de paisajes aridos. “Trap doors” a pesar de no acabar de despegar es deliciosa y en “Citizen” Burton y Mercer juegan a homenajear al rock y a la psicodelia de los 70 provocando los únicos bostezos del disco.

En su parte final vuelven a apretar el acelerador: “October”, “Mongrel heart” (fantástica la guitarra de su comienzo) y “The mall and the misery” -de nuevo con una gran apertura, épica e hipnótica y un estribillo que recuerda a The shins por todas partes- devuelven al disco a las excelentes cotas de calidad que alcanzaron con sus primeros cuatro cortes.

CALIFICACIÓN; 7,8
IMPRESCINDIBLES;The ghost inside”, “The high road”, “The mall and the misery”, “Vaporize” y “Your head is on fire