sábado, 30 de mayo de 2009

MI VIDEO DE LA SEMANA: "RABBIT HEART" DE FLORENCE AND THE MACHINES

Heredera del espírutu de Kate Bush y de Fleetwood Mac, y en una linea musical cercana a la de "Daniel" de Bat for lashes, Florence and the machines nos presentan esta espectacular (en mi opinión) canción como anticipo de un album de debut que no debe pasar desapercibido y que se publicará en julio.




LLEGA LO NUEVO DE A-HA

Ya podemos escuchar "Foot of the mountain", el nuevo single del grupo noruego a-ha. El tema además da nombre a su primer disco de estudio en casi cuatro años. El LP sale a la venta el próximo 19 de Junio. El tracklist de "Foot of the mountain" es el siguiente:


1. Bandstand
2. Riding the Crest
3. What There Is
4. Foot Of The Mountain
5. Shadowside
6. Sunny Mysterie
7. Nothing Is Keeping You Here
8. Real Meaning
9. Mother Nature
10. Simulator

Aquí podéis ver la presentación del tema en el Supermodelo alemán, en riguroso playback.

viernes, 29 de mayo de 2009

THE LEGENDS: OVER AND OVER

Sería muy complicado hablar o entender el pop sueco de este siglo sin mencionar la figura de Johan Angergård. Este inquieto multiinstrumentista ha dejado su huella en la música nórdica de los últimos años, como uno de los mandamases y fundadores del sello Labrador, buque insignia del pop europeo. Johan ha conseguido redefinir la escena musical de su país, dejando atrás la vertiente kitsch y vulgar que la había delimitado décadas atrás, además de lanzarla al mundo con un alcance e influencia inesperada, gracias a sus discos con grupos tan diversos como Club 8, Acid house kings y The legends.

Con estos últimos acaba de publicar “Over and over”. El cuarto disco del grupo se divide en dos partes claramente diferenciadas estilísticamente. Cinco de los doce temas están dominados por la distorsión de guitarras eléctricas: “Seconds away”, “Always the same”, “Dancefloor”, “Recife” y “Over and over”. Pero lejos de ser un hecho que resulte absolutamente espantoso como pudiera parecer a simple vista, lo cierto es qué tras ese muro de ruido se despliega la indudable capacidad de Angergard para la melodía, formando un conjunto en principio interesante por el contraste, aunque a la larga termine por cansar un poco: con un par de temas en ese plan hubiese sido suficiente. La otra mitad del disco bebe directamente del pop resplandeciente y melancólico que domina como un virtuoso y que en el fondo y en la superficie es lo que todos esperamos de él. De esta forma temas como “You won”, “Monday to saturday” o “Turn away” bien podrían formar parte del mejor repertorio de Club 8 o de su anterior trabajo como The legends, esa pequeña joya del electro pop llamada “Facts and figures” y son los que hacen que el disco respire y se alce como una obra en absoluto despreciable.

En ese difícil equilibrio entre dos estilos musicalmente contrapuestos, The legends luchan con éxito puntual, en dotarles de una unidad conceptual, a través de la melancolía que impregna la mayoría de las piezas, también las ruidosa, sí. Sin embargo la mayor parte de las veces tenemos la sensación de que cada parte del disco hace la guerra por su cuenta y resultan demasiado distantes como para casar coherentemente en un mismo disco, que adolece de una apariencia deslavazada. Angergard, como genio oficial de la escena de su país, se excede en su intención experimental olvidándose que es el pop en su vertiente clásica lo que nos ha hecho seguir su carrera con interés. Las distorsiones y voces desencajadas del 50% de “Over and over” se antojan en último termino como una huida hacia delante con escasas coartadas estilísticas válidas, y es una lástima porque todas las canciones poseen esa extraña y atípica belleza, el encantamiento está ahí, semi-oculto luchando por asomar entre el vendaval estridente que propone un Angergard sospecho que ligeramente aburrido de sí mismo.

CALIFICACIÓN; 5,5/10
LO MEJOR;
La capacidad melódica de Johan Angergård, presente incluso cuando su autor pretende darle la espalda.
LO PEOR; Es un disco a ratos pesado de escuchar, por culpa de sus temas distorsionados.
RECOMENDABLES; “Turn away”, “You won”, “Heartbeats”.

jueves, 28 de mayo de 2009

CANCIONES PARA MAYO

Aunque ya es casi junio, aquí llega nuestra lista de las canciones del mes de mayo que se acaba. La lista en Spotify, como siempre, aquí.

Truman von Harket

01 Phoenix: Lisztmania


Gaspashá Gorkovskaya

06 Neil Young: Behind the wheel



07 Leonard Cohen: Master song
08 PJ Harvey & John Parish: Leaving California
09 John ME: Run
10 Amy Macdonald: Youth of today

domingo, 24 de mayo de 2009

UN CUENTO DE VERANO (DESDE POLONIA)

El premiado filme polaco “Un cuento de verano” (“Sztuczki”) se estrenó el mes pasado en España aunque en su país natal lleva en cartel desde finales de 2007. Dirigido por Andrzej Jakimowski, se trata de una comedia dramática en la que ya de entrada da bastante grima el hecho de estar protagonizada por un niño. Por suerte, esas expectativas tan desalentadoras se disipan no bien comienza el visionado del largometraje, sobre todo gracias al tremendo desparpajo interpretativo del jovencito Damian Ul. La trama se centra en un chico llamado Stefek cuya obsesión es conocer a su padre, el cual abandonó a su madre unos años atrás. De manera perseverante, el pequeño no duda en tentar la suerte y el destino por caminos brillantemente reflejados que nos transportan a nuestra propia visión infantil del mundo. Su hermana mayor Elka (a la que da vida Ewelina Walendziak, una especie de Scarlett Johansson pero en versión eslava y más estilizada) le ayuda en la medida que puede en el cúmulo de acciones que el niño realiza a diario a pesar de ser más consciente de la realidad, que no es otra que la de un progenitor con pocas probabilidades de aparecer. Pero a lo tonto, Stefek va engañando el aburrido devenir del pueblo polaco en el que se encuentra.
Muchas críticas a “Un cuento de verano” suelen estar centradas en el casi inexistente desarrollo de una acción. Pero lo que importa de esta película es la acertada manera en la que el niño se inventa la rutina diaria según le parece. A pesar de no vivir precisamente en la abundancia, su imaginación y su constancia a la hora de conseguir su objetivo hacen que la apatía que provoca ese automatismo con el que se suceden los días en muchas ocasiones, se aleje de la misma forma en la que lo hacen los trenes que pasan por la estación de la localidad en la que reside.

Es probable que “Un cuento de verano” no acierte del todo en la forma, aunque para mí lo logra con creces, dado que las escenas se intercalan sin que nada nos haga levantarnos del asiento. Pero esta película da de pleno en el fondo y en los sentimientos. Hace que todos los días de nuestra existencia los enfrentemos conscientes de que a veces la suerte y el destino son puñeteros, pero a la vez podemos ser capaces de encararlos y transformarlos a nuestro antojo. 8/10

lunes, 18 de mayo de 2009

SUZANNE VEGA EN CONCIERTO EN GRANADA


Con quince minutos de retraso apareció la noche del pasado jueves en el escenario de la Huerta de San Vicente, con la casa de verano de García Lorca a sus espaldas, Suzanne Vega. En el marco de la 6ª Edición del Festival de poesía de Granada, Vega era la gran atracción del festival. Su actuación ante casi 2.000 espectadores no defraudó a nadie. Acompañada unicamente por su guitarra acústica, y sobre todo, por la excelente guitarra eléctrica de Gerry Leonard que proporcionó una inesperada profundidad a las canciones, dotándolas de algunos de los matices que poseen en estudio y evitando el sopor que provocan los conciertos desnudos habitualmente.

Una Suzanne Vega muy simpática, que interactuó con el público en todo momento presentando cada una de las canciones, explicando su temática y anécdotas sobre el momento y las circunstancias en las cuales fueron escritas, conquistó al publico con su melancólica voz, que no ha perdido ni un ápice de su encanto y capacidad de sugerencia. Sin nuevo disco que presentar, fue repasando temas de los diferentes álbumes de su carrera, desde la apertura con “Marlene on the wall”, pasando por “When heroes go down”, “The queen and the soldier”, “Gypsy”, “Small blue thing”, “Left of the center”, y especialmente unas “Some journey” y “Penitent” excelentemente interpretadas. Tampoco faltaron algunos temas de su más reciente trabajo, el nunca suficientemente alabado “Beauty and crime” que estuvo representado por “Frank and Ava”, “New York is a woman” (lo que le sirvió para reivindicar de nuevo a la que considera su ciudad, desechando a su California natal) y “Pornographers dream”.

Lo mejor que se puede decir del concierto, especialmente para alguien que ante la música en directo no deja de mirar el reloj, es que una hora y cuarto nos supo a poco. Finalizó con unas celebradas “Luka”, en español e inglés, y “Tom’s dinner” a capella. Apenas regresó a despedirse con un breve bis, en el que nos ofreció la inmensa “Calypso” si acaso la mejor composición de su carrera y una “Rosemary” dedicada para sorpresa/estupor del público a las mujeres del romero de la catedral. Como llegó Suzanne se marcho, triunfante, dejando tras de sí en el aire una reconfortante calidez, y el nada disimulado aliento poético de su obra.

sábado, 16 de mayo de 2009

"DID YOU SEE ME COMING?" SEGUNDO SINGLE DE "YES"

"Yes" es uno de mis discos favoritos de 2009, un regreso de los mejores Pet Shop Boys por la puerta grande del pop luminoso y melancólico. Después de "Love etc.", han anunciado que "Did you see me coming?" será su segundo single extraído de su nuevo album. El clip que podéis ver a continuación no pasará a la historia.

viernes, 15 de mayo de 2009

IMPRESCINDIBLE DAMAGES 2.0

Buena parte de la redacción de Gesloten se ha entregado durante los últimos meses con fervor juvenil ante “Damages”, tal vez la octava maravilla de las series de televisión norteamericanas. Mientras dejamos para las clases bajas y los parias sociales “Acusados”, nosotros analizamos algunos elementos interesantes de su segunda temporada, disponible para su descarga en múltiples sitios de la red. “Damages” sigue siendo hipnótica, fascinante y se contempla con voracidad, admiración y en muy pocos días. Sin embargo hay algunos contratiempos que le restan algún punto con respecto a la primera temporada. Y también alguna aportación y novedad digna de mención.

-En esta segunda temporada nos encontramos con demasiados personajes. Esto trae consigo a su vez varios inconvenientes. El principal es que la trama se vuelve un tanto liosa y difícil de seguir. Si la primera temporada era de una sencillez admirable, la lucha sobre un cuadrilátero de dos personajes, siendo el resto de acontecimientos daños colaterales consecuencia de esa batalla, aquí la línea argumental tiene muchas bifurcaciones. Esto complica el seguimiento de la acción, dejándonos en ocasiones la sensación de estar perdidos en una maraña argumental y de nombres de personajes de una complejidad que en realidad no es tal.
Otra consecuencia negativa es la participación en esta temporada de Ted Danson. Los guionistas no saben que hacer con su maravilloso personaje. Aparece y desaparece de la acción sin ton ni son, parece que tendrá protagonismo, y un capítulo después no sabemos nada de él. Su aparición en esta segunda temporada, ejerciendo como mero comparsa, resulta innecesaria ya que supone ningunear a uno de los personajes más intensos y complejos de la historia reciente de la televisión.

-Glenn Close es una Diosa de la interpretación, y ha nacido para dar vida a Patty Hewes. Y Patty Hewes ha sido creada de la nada del papel en blanco con el único objeto de tomar vida bajo los rasgos de Close. La recordaremos siempre por este papel. Luego nos acordaremos de “Las amistades peligrosas” o de “Atracción fatal”, pero su maquiavélica abogada de “Damages” marca una antes y después en su carrera, una línea marcada en la arena para separar lo notable, de lo inolvidable. Ambas, Close y Hewes se retroalimentan para deleite de los espectadores, que presenciamos un espectáculo escénico único.

-Nos sigue sobrando Rose Byrne y su marisabidilla Ellen. Mientras presenciamos esta segunda temporada, los deseos del espectador de que Close la despedace de una santa vez se convierten en insoportables por momentos. No sé a ciencia cierta si es un problema de actriz o de personaje. Supongo que una combinación letal de ambos. Ellen Parsons tiene un carácter insufrible, de sabelotodo inaguantable, y la sosa gestualidad de Byrne, junto a su frialdad distante no ayudan a defenderlo. El suyo es un personaje que en condiciones normales ya habría hundido una serie, pero estamos ante “Damages”, no ante cualquier serie.

-William Hurt y Marcia Gay Harden siempre son bienvenidos. Los dos grandes fichajes estrella llegados directamente de Hollywood para la nueva temporada no decepcionan: Hurt dota de una enorme cantidad de matices y de una gran profundidad emocional a su personaje. Sus miradas de hombre derrotado, buscando una redención que es consciente nunca conseguirá son difíciles de olvidar. Gay Harden vuelve a ser sibilina, compleja y sus movimientos desprenden suavidad, una elegancia felina. Su método interpretativo, que consiste en parecer un poco ausente, como si estuviese flotando por encima de la realidad que intenta representar, sobre sus escenas, resulta fascinante

-“Damages” es, naturalmente, una ficción deliciosamente efectista. Sin embargo en esta segunda temporada nos da la impresión de que los guionistas cruzan demasiadas líneas y exigen al espectador que suspendan la realidad demasiado a menudo. Algunos golpes de guión son en exceso efectistas y lo que es peor, poco coherentes y parecen diseñados con el único fin de provocar la sorpresa en un el espectador o proporcionar mayor gloria dramática a Glenn Close. Ahí esta esa escena en el juzgado, cuando una Patty rabiosa y humillada hasta el límite de lo soportable abandona el escenario. Es asombroso ver a Close evolucionar ante la secuencia de acontecimientos dramáticos que la forman, y desde luego es un deleite, pero por otro lado no es creíble dentro de la acción, me refiero a todos esos acontecimientos que la llevan a ese punto.

-Por la misma regla de tres el desenlace resulta más que sorprendente, enrevesado hasta el paroxismo, en un intento desesperado de tomar por sorpresa a un espectador descreído, ya aleccionado por la primera temporada en lo referente a giros tramposos. Aquí no hay un giro final, es que todo el final es un torbellino que se revuelve con violencia contra sí mismo una y otra vez, dejándonos en un estado entre el shock, la confusión, y la media sonrisa irónica ante la exageración de la propuesta, una gran broma de escritores que esperan contar con la complicidad del espectador. Vamos, que sería inútil tratar de reconstruir mentalmente el puzzle que es el desenlace en si mismo, y debemos entenderlo dentro del todo vale, que por otro lado es la imprescindible premisa que vértebra ese dramáticamente hablando complejo mamotreto arquitectónico llamado “Damages”.

En resumen. “Damages” no es “El Padrino” ni “Batman”. Su continuación no mejora el original, pero sigue siendo un espectáculo televisivo único, y la recomendamos sin reserva alguna.

miércoles, 13 de mayo de 2009

VIDEO DE LA SEMANA: THE GOSSIP - HEAVY CROSS


El grupo liderado por Beth Ditho están preparando su nuevo disco, "Music for Men" del que nos presentan su primer single, "Heavy Cross", es un placer ver que no han cambiado su filosofía y siguen en forma, a ver si el resto del disco sigue por esta línea.

domingo, 10 de mayo de 2009

DÉJAME ENTRAR: VAMPIRISMO SUECO

Basada en la novela del mismo título, escrita por John Ajvide Lindqvist, “Déjame entrar” es un filme que llega desde Suecia y que ya lleva bastantes premios y reconocimientos por parte de crítica y público. Dirigida por Tomas Alfredson, cuenta la historia de un niño de doce años que sufre un constante acoso escolar y que entabla amistad con una extraña niña que llega a vivir junto a un adulto a su mismo edificio, situado en un suburbio de Estocolmo. Y mejor no contar más datos del argumento, no seremos nosotros los que demos tantas referencias que revelemos una trama que resulta sencilla en apariencia, pero que está llena de matices e incógnitas por todas partes. De entrada, buena parte de los personajes contienen elementos que el espectador tiene que imaginar, y no todo queda resuelto.
La película es absolutamente introspectiva y cerrada en ese aspecto, así como en los mensajes que oculta bajo el hielo, la nieve y la sangre derramada. Se trata de una nueva visión del vampirismo, con algún que otro elemento fantástico, pero que ahonda en otros asuntos que no lo hacen ser un “cuento de hadas” como han dicho en alguna publicación. Esto no es algo del estilo de “El pequeño vampiro” (saga de la literatura alemana creada por Ángela Sommer-Bodenburg) aunque su concepto se base en ello. Tampoco hay nada de Tim Burton y sí algún detalle del Drácula de Francis Ford Coppola (es muy evidente, pero claro, hay quienes lo negarán porque se corre el peligro de que el largometraje sueco deje de ser "de culto").

La historia de amor adolescente entre los dos protagonistas está rodeada de otros temas: vacío social, acoso escolar, miedo a defenderse, hogar desestructurado, soledad, pederastia oculta, ambigüedad sexual… La ambientación está muy bien lograda, y nos lleva a una Suecia de finales de los 70 o principios de los 80. El caso es que me temo que debo llevar la contraria al 99% por ciento de los medios que han elevado a “Déjame entrar” a los altares de las películas de culto. Es evidente que la imagen y las escenas bien hechas son un punto importante a tener en cuenta. Pero tampoco hay que caer en lo que directores como Pedro Almodóvar –cuyo visionado de sus películas se me hace muy cuesta arriba, salvo en tres o cuatro casos y todos protagonizados por Carmen Maura o Victoria Abril- realizan para disfrazar historias inconclusas, algo pobres y exageradas a la vez: hacer planos de personajes hablando a través de persianas entreabiertas o con una pared de colorines detrás no es hacer cine. El sustento del buen guión se está perdiendo a marchas forzadas en muchos aspectos. Y “Déjame entrar”, que cuenta con referencias más que evidentes por todas partes, tiene planos fantásticos pero ese misterio oscuro que intenta reflejar se pierde en jardines laberínticos, muy a pesar de haber tenido parte el mismo autor de la novela. Con esto no quiero decir que no disfrute de un buen plano picado desde arriba dando vueltas y haciendo que el cámara tenga que ser ingresado en urgencias por marearse. Pero si no va unido al pilar más básico, un guión que penetre en los sentidos, en el alma, y que me transporte al lugar que me están presentando, como una buena canción, para mí pierde sentido y me deja igual.

Por otra parte, lo más seguro es que necesite un segundo o tercer visionado, porque este filme merece ser visto en casa con tranquilidad, y no con la típica pesada que se sienta a tu lado y va comentando con su compañero todas y cada una de las escenas. Es probable que a mí me guste más una buena frase que unos copos de nieve cayendo del cielo (una escena así es maravillosa, por supuesto, pero cuando está dentro de un contexto igualmente estupendo porque introducir eso es muy fácil). Debo reconocer también que no me gustan demasiado las películas protagonizadas por niños. Ahora viene lo más desconcertante de este texto libre de spoilers: os recomiendo verla porque hay un elemento en lo que sí sobresale. Es tan íntima, tan de dentro hacia fuera, que se escucha la respiración de los protagonistas, se les oye tragar saliva y se consigue que el espectador sienta más la temperatura bajo cero del invierno sueco que los actores de “Déjame entrar”. 6,5/10

sábado, 9 de mayo de 2009

JOHN ME: I AM JOHN

Mitad crooner, mitad mezcla de estilos. O algo así. Al observar la portada del nuevo disco del sueco Mattias Edlund, bajo el pseudónimo de John ME, viene a parecer lo primero. El artista llevaba siete años sin publicar nada desde que fuese el líder de una banda llamada The Motorhomes, con la que editó dos álbumes. Tras llevar una vida rutinaria durante este tiempo, según él, volvió a entretenerse probando distintas melodías en el garaje de su casa mientras su mujer e hijos dormían. En un país escandinavo, durante los días invernales de temperaturas bajo cero, viento polar y metros de nieve, lo mejor que puede ocurrir es que la creatividad se dispare por los cuatro costados. No ha sido el caso de este buen hombre, y no todo lo que venga de tierras nórdicas tiene por qué ser de calidad. Me encantan estas naciones y me quiero comprar una casa allí en cuanto pueda (a priori en Oslo, la capital noruega), pero tampoco hay que mitificar tanto las cosas.

El single “Run” es un tema infeccioso que recuerda lejanamente a lo que hayan podido hacer grupos como Keane. No está mal. Pero el resto del álbum no es más que el resultado de alguien que no encuentra las canciones, ni los estilos ni nada. El primer sencillo que editó John ME, “Love is my drug” ya echa para atrás solamente con su título y es una suerte al estilo tan pasado de moda –y que hemos escuchado en su día, nadie puede negarlo- de lo que escribía, componía y producía el popular trío formado por Stock, Aitken & Waterman para restos de serie putrefactos como C.C. Catch, Jason Donovan y artistas fagocitados por los años 80. Y luego están esas baladitas insoportables como “The faker”, con las que el cantante sueco potencia su voz y se convierte en un aburrido Michael Bublé (valga la redundancia, porque éste ya es el colmo del tedio). Ahora comprendo por qué su familia dormía mientras componía nuevas canciones en el garaje de su casa.

PUNTUACIÓN: 3/10
LO MEJOR
: poca cosa.
LO PEOR: la falta de personalidad que navega por todo el disco.
DESTACABLE: “Run”.

viernes, 8 de mayo de 2009

BOB DYLAN: TOGETHER THROUGH LIFE

No consigo seguirle, Mr. Dylan. Tiene que creerme, porque lo he intentado. Sin éxito eso sí, pero le aseguro que lo he pretendido con todas mis fuerzas. Me hago cargo de su lugar en el mundo de la música. Puedo llegar a ser consciente de su papel en la misma historia de los Estados Unidos. Siento decirle que no es la mía ni la del resto del planeta por más que se empeñen en su país. No me incumbe ni me interesa lo más mínimo. Y le insisto, lo he intentado. Sé lo que ha influido en infinidad de artistas. Le miro al altar en el que está usted postrado, indiferente, tratando de disimular humildad. No se quede conmigo. Sus fans babean ante su encendida poesía, su indudable madurez y todo lo que, no lo niego, todavía le queda por decir. Pero prefiero mirar para otro lado, porque no consigo terminar con ninguno de sus discos con final feliz. Y eso que éste último tiene un título maravilloso. Es un concepto por el que muchos matarían o directamente se quitarían años de vida. Que usted diga que se está muy a gustito enamorado es algo que ya sabemos. Pero para algunos, si es el gran Bob Dylan el que lo afirma, automáticamente se convierte en una verdad incontestable y absoluta. Oooooh...

No pretendo que sienta envidia, ni digo que sean mejor o peor que usted. Pero Mr. Dylan –doy por sentado la imposibilidad casi innata de no poder tutearle- hay colegas suyos que me inspiran más y me llevan a lugares en los que quiero estar, y los he descubierto hace poco. Neil Young se está portando bien. Leonard Cohen me conduce a paraísos en los que aspiro a permanecer. Que sí, que usted ha hecho que muchos artistas que me gustan quieran contar historias, incluso que otros lleguen al ridículo más apoteósico con tal de imitarle (es el caso del insufrible Andrés Calamaro). Los medios generalistas se rinden ante su arte (le advierto que otros le ignoran totalmente), pero toda esa lírica de cuya calidad no dudo, ese acompañamiento estupendo que tiene, esas canciones canallas y bien plantadas, no me producen ningún sentimiento ni bueno ni malo. Es posible que tres… o cuatro (bostezo).

Le respeto pero no le admiro. Es más, me aburre hasta la extenuación. No tanto como una novela de Lucía Etxebarría, que eso ya sería una imposición al suicidio colectivo. Usted me hace bostezar con la desgana del que no sabe por donde empezar cuando tiene cosas que hacer. Pero no todo va a ser indiferencia ni apatía, la misma que desprende su voz cargante. A pesar de que en su último trabajo se arrastra como un fantasma que no puede con el asfixiante peso de sus cadenas, el puesto que ocupa se lo ha ganado. De una forma u otra, ha llegado donde tenía que llegar. Ahí le dejo y me despido de usted, Mr. Dylan. Cuídese mucho y hasta siempre. Me quedo con eso que dice en uno de sus temas: “Life is hard”. Ya sólo con estas palabras, su último trabajo merece un aprobado raspado.

PUNTUACIÓN: 4,95/10
LO MEJOR: el acompañamiento musical.
LO PEOR: producir con un disco un sentimiento que no suelo tener jamás… el aburrimiento.
DESTACABLE: “Beyond here lies nothing

jueves, 7 de mayo de 2009

BONNIE TYLER Y SUS INTERMINABLES RECOPILATORIOS

A la hora de pensar en artistas o grupos que a estas alturas tienen más discos de grandes éxitos que de estudio, en un primer momento se me ocurre una en concreto: Bonnie Tyler. El año pasado sacó uno y ahora acaba de publicar otro. A veces edita recopilatorios en varios países, otras en unos pocos, pero la discográfica de la galesa es tremenda porque no para de hacer mejunjes con todos sus temas. Debe de reportarle muchos beneficios porque yo a este tipo de cosas no logro darles respuesta ni explicación coherente. No es que haya seguido demasiado su música aunque reconozco que me gusta lo que hacía en los años 70, cuando comenzó con canciones como “It’s a heartache”, “The World is full of married men”, “More than a lover”, “I believe in your sweet love” o “Living for the city”. En mi niñez no dejaba de sorprenderme esa voz rasgada hasta su máxima potencia, producto de una operación de garganta que sufrió cuando empezaba a colarse en los bares para cantar. Resulta que el médico le dijo a Bonnie (cuyo nombre real es Gaynor Hopkins) que tenía que estar un tiempo sin hablar, pero ella no le hizo caso y el resultado de no quedarse callada fue su mayor seña de identidad. Todos los medios de comunicación decían, siempre buscando un antagonista del otro sexo, que Tyler era la versión femenina de Rod Stewart.
Cyndi Lauper (izquierda) observa, sorprendida y sin saber qué decir, a una eufórica Bonnie Tyler que ríe copa en mano durante la gala de los Grammys de 1984

En mi opinión, la cantante cayó en varios errores a nivel musical (que no comercial, porque no para de sacar discos que siguen registrando buenas ventas en toda Europa). El primero de ellos fue el hecho de decantarse durante los años 80 por ese estilo de rock barroco insoportable casi siempre y reflejado en canciones soporíferas e indigeribles como “Holding out for a hero”, “Faster than the speed of night” o “Total eclipse of the heart” (no os perdáis estos tres vídeos, son lo más kitch que se pueda encontrar). Esta tendencia se puso muy de moda con bandas como Queen, de la que son herederos directos Muse. El caso era potenciar como fuese la voz rota y aguardentosa de Bonnie. El segundo traspiés es el ser tan vaga como para no escribir ni componer sus propias canciones. Para mí, el músico que no se involucra lo más mínimo pierde muchos puntos a todos los niveles, por más que haga suyos los temas que le prestan otros. De todas formas, Tyler logrará entrar en el firmamento de las estrellas tan sólo por ser una de las cantantes con más discos de grandes (y cansinos) éxitos de la historia. Y también por tener un gran parecido físico con Lidia, la lagarta rubia y malísima de la mítica serie “V”.

lunes, 4 de mayo de 2009

“WOLFGANG AMADEUS PHOENIX”: INTENSO Y VELOZ

El nuevo disco del grupo francés Phoenix se publica este mes bajo un curioso título que invoca directamente al que posiblemente sea el mayor músico de la historia, Mozart. Pero lejos de estar ante un mamotreto como pudiera pensarse, “Wolfgang Amadeus Phoenix” es un disco arrollador melódicamente, lleno de canciones infecciosas, adictivas y ligeras, pero que sin embargo dejan un poso en el oyente que te obliga a regresar una y otra vez a estos nueve temas.

Sin tiempos muertos, el pop de Phoenix es armonioso, maravillosamente producido por la propia banda y por Philippe Zdar (Cassius) y repleto de buen gusto y sensibilidad compositiva. En el sucesor del aclamado “It’s never been like that”, Thomas Mars y los suyos dibujan con precisión implacable un pop estimulante y logran escapar con una habilidad pasmosa de los tópicos que lastran una parte del género. Phoenix sacan adelante sus temas a través de caminos nuevos, diferentes a los habituales, utilizando la modulación de la voz de su cantante como un instrumento más que se ajusta como un guante al resto de la banda.

Conjugan lo banal y divertido, con la gravedad de lo emocional con una habilidad remarcable. Las palmas en “Fences”, los ehehehs de “1901”, la musicalidad de la letra del single “Lisztomania” o los cambios de ritmo de la hermosa “Countdown” son sólo unos pocos de los numerosos aciertos de esta obra indispensable.

Únicamente en la atmosférica, un poco lisérgica y prácticamente sin voces “Love like a sunset” el grupo cambia de registro en un conjunto homogéneo y equilibrado dentro de una brillantez que deslumbra.

Con su luminosidad primaveral, “Wolfgang Amadeus Phoenix” es pop elegante, que se disfraza de cierta insustancialidad, pero que pronto nos descubre un universo fértil, de canciones listas para ser disfrutadas en un suspiro y que cuando finalizan te han clavado el aguijón de su veneno adictivo.

CALIFICACIÓN; 7,75/10
LO MEJOR;
La inteligencia que impregna cada segundo del disco.
LO PEOR; Puede pasar por un disco intrascendente si no se escucha con la atención que merece.
IMPRESCINDIBLES;Rome”, “1901”, “Lisztomania”, “Countdown (Sick for the big sun)”